viernes, 12 de diciembre de 2025

ASTURIAS (III): COVADONGA

Covadonga, en asturiano, Cuadonga, es una pequeña parroquia en el Concejo de Cangas de Onís en el Principado de Asturias. Situada en la Comarca Oriente con una superficie total de 2,5 km², y a una altitud de 257 metros sobre el nivel del mar. Perteneciente al Principado de Asturias. Forma parte del Parque Nacional de los Picos de Europa. Se encuentra a unos 8 km de distancia de la ciudad de Cangas de Onís.

Etimología:

Se cree que el nombre de Covadonga proviene de los celtas que habitaron estas tierras, de “Cova de onnica” que significa “fuente de la cueva”.

Aunque hay otra teoría que propone que viene del latín (“Cova Dominica”, es decir “Cueva de la Señora”), pero se considera menos probable porque en ese caso el nombre actual sería “Covadominga” y los argumentos para el origen celta son más concluyentes.


El obelisco

con la réplica de la Cruz de la Victoria de 1857, levantado por los duques de Montpensier en el lugar llamado «El Repelao», donde la tradición los astures eligieron rey y coronaron a Don Pelayo. Puede verse junto a la carretera de Cangas, frente al Hotel El Repelao, a 1,5 km antes de llegar a Covadonga


Leones

A ambos lados de la carretera y custodiando la entrada al santuario, el visitante se encontrará con dos grandes leones esculpidos en mármol de Carrara y que son una copia exacta de otros realizados por Pompeio Marchesi.

Traídos a Covadonga hacia 1964, al ser comprado a los herederos de los hermanos García Naveira, procedentes de la «Finca El Pasatiempo», Betanzos (La Coruña). Son una copia de los que Antonio Cánova esculpió para el Monumento Funerario que el Papa Clemente XIII tiene en la Basílica de San Pedro del Vaticano.

Cascada “El Chorrón” y laguna

Bajo la gruta de la Virgen, surge una impresionante catarata que forma en su caída una laguna en la que los visitantes deben cumplir el rito de arrojar una moneda. El destello del vil metal queda sin función lucrativa alguna, hundido como depósito sólo de deseos inmateriales. Estas aguas proceden del río Las Mestas y se unen con el río Reinazo y posteriormente desembocan en el río Covadonga.

 



Fuente de los Siete Caños o “fuente del Matrimonio”,

El río Deva cae bajo la Santa Cueva y alimenta la Fuente de los Siete Caños, tiene forma de copa, con siete pequeños chorros, es posible que hagan referencia a los Siete Sacramentos. Según la creencia popular, las jóvenes que beben –“sin respirar”– de su agua se casan en menos de un año. Al menos es lo que dice la copla: “La Virgen de Covadonga/ tiene una fuente muy clara;/ la niña que beba en ella/ dentro del año se casa”. «la Virxen de Covadonga, tien una fuente muy clara, la neña que de ella bebe, dentru del añu se casa».




Santa Cueva o el Santuario de Covadonga 

Dice la leyenda que Don Pelayo derrotó aquí a los musulmanes. La Santa Cueva de Covadonga es la principal atracción del concejo.

Para subir por la gruta se superan 101 escalones de la denominada escalera de la Promesa. Hay quien las sube de rodillas. Fue construida por el rey Alfonso I para conmemorar la victoria de don Pelayo ante los musulmanes. En su origen, la capilla era de madera, pero, tras un incendio que la arrasó, se volvió a levantar siguiendo el estilo habitual del momento: el románico, también se destruye la talla original de La Santina, sus Joyas y valiosas pertenencias. La imagen de la virgen, conocida popularmente como Santina, se destruyó por un incendio en 1777 siendo sustituida por la actual. La actual talla de la Virgen, data del siglo XVI y fue donada al Santuario de Covadonga por el Cabildo de la Catedral de Oviedo en el año 1778. La actual Capilla es de los años cuarenta, de estilo románico, obra de D. Luís Martínez Pidal, el altar está decorado con imágenes alusivas a la batalla de Covadonga.

En la cueva junto a la imagen de la virgen se encuentran las tumbas de Pelayo, su mujer Gaudiosa, su hermana la reina Emesinda y Alfonso I el católico.

La actual imagen de la Virgen, posterior a este incendio, es de madera policromada, es de rostro más apacible y gracioso que el anterior, según se dice, sostiene al Niño y una rosa de oro. Está erguida sobre un pedestal de piedra, y su tamaño y delicadeza justifican que se la denomine cariñosamente «la Santina». Durante la guerra civil la Imagen desaparece, y es encontrada en la embajada de España en Francia en el año 1939.

Cuenta la leyenda que Don Pelayo derrotó a los musulmanes, y que se refugiaban en la cueva, alimentándose de la miel de las colmenas, que las abejas habían construido en las rocas.




Monasterio de San Pedro

Junto a la Santa Cueva se erige el Monasterio de San Pedro, habitado por una comunidad de canónigos. Consta de la Sala Capitular, una biblioteca y un salón de recepciones. El edificio incluye una casa de ejercicios espirituales. Aquí al principio estuvo el Museo de Covadonga, concretamente se albergó en un salón situado dentro de la Casa Capitular, conocido popularmente como Tesoro de la Santina. El museo fue trasladado en 2001 a la Escolanía.



Las tres cruces de Covadonga

Las tres cruces están en la gruta que conduce a la Virgen de Covadonga, también conocido como Vía Crucis, están situadas junto a un hueco desde donde podemos ver la Basílica de Covadonga y que también sirven para la entrada de luz. En la base lleva la fecha de 1944. Es un mirador histórico.

Basílica de Santa María la Real de Covadonga

Situada sobre el cerro del Cueto.

Fue un encargo del obispo asturiano Ramón Martínez Vigil a Federico Aparici y Soriano, después de un intento fallido promovido por el arzobispo de Oviedo Benito Sanz y Forés, el primer proyecto diseñado por Roberto Frassinelli, "alemán de Corao". Fue construida entre 1877 y 1901, fue inaugurada el 7 de septiembre de 1901.El templo fue elevado a la categoría de basílica por el Papa León XIII

Es estilo neorrománico construida íntegramente en piedra caliza rosa. Su estructura recuerda a las catedrales románicas normandas.

El Templo es de una nave central y tres ábsides escalonados, cubierta con aristas, crucerías en el crucero, anti-presbiterio, cuarto de esferas en los ábsides. La fachada es monumental flanqueada por dos torres altas que terminan en agujas, y un pórtico, en este caso con los bustos de los obispos citados que promovieron la basílica. Tras el altar hay una réplica de la Cruz de la Victoria, obra de Pedro Álvarez Miranda. En su interior destacan dos pinturas de la Anunciación, de Vicente Carducho, y la ‘Proclamación de Pelayo’, de Luis de Madrazo, así como una escultura de la Virgen con el Niño de Joan Samsó

La cripta

a) A través de una escalera que se abre en el transepto, se accede a la cripta, del «Alemán de Corao», como se conoció a Roberto Frasinelli, su creador esta fue bendecida y consagrada el 15 de septiembre de 1891.

b) Si bajamos parcialmente las escaleras que hay entre la Basílica y la carretera llegaremos a la cripta. Es considerado como uno de los tesoros de este Real Sitio. Fue construida para ser parroquia de Covadonga.

Dentro podemos ver un altar de mármol, una virgen de marfil y una talla de madera policromada del Sagrado Corazón de Jesús.
















Museo de la Basílica

situado en el edificio de la escolanía, que contiene una interesante exposición sobre la historia de Covadonga, la célebre batalla, la construcción de la basílica, las visitas regias, las fiestas señaladas, los exvotos, etc. Una de los tesoros más preciados del lugar es la Corona de la Virgen de Covadonga y la del Niño Jesús. También se puede contemplar el tesoro de la Santina, con su ajuar, sus ofrendas, etc.

 




Estatua de Don Pelayo

Hecha en bronce por el escultor Gerardo Zaragoza en 1964. A su espalda se levanta una gran Cruz de la Victoria (emblema del Principado de Asturias), y con su mano se piensa que señala a la Santa Cueva, donde este encontró la protección Divina. En el pedestal del monumento se puede leer una inscripción que dice: «Nuestra esperanza está en Cristo+este pequeño monte será la salvación de España».

Don Pelayo fue el personaje épico de la Historia del Reino de Asturias y de la conquista cristiana de la Península sobre los musulmanes. El personaje histórico fue un sublevado, un guerrero temible y un estratega nato. Fue el primer rey de Asturias. Su tumba está en su refugio militar: en la Santa Cueva de Covadonga.


Colegiata de San Fernando

Erigida durante el pontificado del obispo Diego Aponte de Quiñones. Es el edificio más antiguo del santuario, se construyó en 1.599 junto a la cueva, solo se puede visitar el exterior. Es un edificio de planta rectangular, que se distribuye en torno a un patio y tiene una torre cuadrada en una de sus esquinas. Se distingue por su tono amarillo a los pies de la Santa Cueva.

En el interior del edificio hay una iglesia y la parte exterior se encuentra adornada por escudos y una fuente central.

Fue construido sobre el solar de un primer monasterio, según nos indican los sepulcros románicos que se conservan en el claustro. En el interior alberga un retablo barroco procedente del Monasterio de Sta. María de Valdediós. Desde el claustro se accedía a la cueva antes de construir las Escaleras del Perdón o de las Promesas.



La Torre

Consta de tres plantas, edificado a principios de los años sesenta. Para la construcción se usó piedra rojiza. Durante años aquí se albergó el Antiguo Cuartel de la Guardia Civil. En lo alto de la fachada principal se puede apreciar un escudo de España.


 

Fiesta Mayor de la Virgen de Covadonga.

Se celebra el 8 de septiembre

La virgen de Covadonga

Dicen que en la Edad Media Covadonga ya contaba con una especie de ermita, aunque fue a partir de la victoria del rey Don Pelayo contra los musulmanes cuando se difundió el culto de la Virgen de las Batallas. Primero se creó aquí un monasterio benedictino, con la iglesia de Santa María en la cueva, y después Felipe IV fundó una colegiata de canónigos de San Agustín.

En octubre de 1777, la iglesia de la Santa Cueva fue pasto de las llamas. Hay quien dice que la culpa la tuvo un rayo y hay quien asegura que fue a causa de la gran cantidad de cirios de los peregrinos. El caso es que aquel incendio se llevó por delante la capilla, que estaba construida con madera, y la imagen de la Santina, con todas sus joyas y ornamentos sagrados.

Cuando la noticia llegó al rey Carlos III ordenó que se levantara un nuevo templo monumental, para lo que envió a su arquitecto de cámara, Ventura Rodríguez, quien proyectó un gran santuario nacional.

Desde finales del siglo XIX hasta comienzos del XX, se construyó una nueva basílica que guarda cierta semejanza con el palacio da Pena de Sintra o el castillo de Neuschwanstelt, en Baviera.

El 8 de septiembre de 1918 la imagen fue coronada por el arzobispo de Toledo en presencia del rey Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia. Como curiosidad, hay que recordar que de 1908 a 1933 funcionó un tranvía a vapor que comunicaba Arriondas con Covadonga.

El exilio de la Santina

En 1939, la imagen de la Santina fue secuestrada y llevada a París durante la Guerra Civil, aunque al parecer no fue objeto de profanación. En la capital francesa estuvo en calidad de rehén para ser canjeada, hipotéticamente, por algún mando militar o político. Pero el trueque nunca llegó a realizarse y la talla de madera policromada de la virgen fue encontrada casualmente, después de la guerra, por el embajador de España en París, Pedro Abadal, que después de comunicar el hallazgo, cruzó la frontera española con la imagen en su propio coche para que ocupara su puesto en la capilla de la Santa Cueva.

Otras fechas importantes:

En 1954, el cardenal Roncalli, futuro Juan XXIII, rezó junto a la Santina En 1989 hizo lo mismo el papa Juan Pablo II.

En 1977 Felipe de Borbón fue proclamado aquí Príncipe de Asturias

‍Covadonga: historias y leyendas

La importancia que hoy tiene Covadonga está muy unida a la batalla que tuvo lugar aquí entre los astures y el ejército musulmán el 28 de mayo de 722.

‍Aunque los hechos acaecidos no se conocen a ciencia cierta, y según muchos historiadores habrán sido exagerados para convertirlo en el símbolo que hoy es, más o menos existe cierto consenso de lo que pudiera haber ocurrido. Así, tras la invasión musulmana de la península ibérica, la convivencia con los pueblos de la zona fue estable durante unos años, con pago de impuestos incluido, hasta que los astures se rebelaron en el 718 liderados por el noble visigodo Pelayo, que pasó a ser su rey. Ante el numeroso ejército que se envió desde Córdoba a las órdenes del general Alqama, en el año 722 la reducida milicia asturiana se parapetó en la garganta cercana a la cueva y desde aquí lograron derrotar a las tropas invasoras. Esta inesperada victoria fue considerada un milagro auspiciado por la Virgen María, y sería el inicio de la expulsión musulmana de la península ibérica. Desde ese mismo momento la cueva y la Santa quedaron unidos hasta pasar a ser el mayor símbolo de la Reconquista y de la victoria del ejército cristiano sobre el musulmán.

‍Según algunos historiadores, es posible que la cueva fuera sagrada ya desde tiempos lejanos, y con los celtas estuviese dedicada a la diosa Deva, antiguo nombre del río que nace junto a la gruta. Para los celtas, Deva es la principal diosa de las aguas y significaría “la diosa madre”, ya que era adorada por encima de otras deidades porque de ella mana la vida, la purificación, la salud y el amor.

‍Posteriormente, en la época cristiana, en esta cueva se crearía un templo rupestre dedicado a la Virgen María. Y con la victoria de los astures se convirtiese en un símbolo hasta llegar hoy día.

‍Otros historiadores opinan que, tras la milagrosa victoria, los astures dejaron una imagen de la Virgen en la cueva que comenzó a venerarse hasta convertirse en lo que es hoy.

‍Es el rey Alfonso I, yerno de Pelayo, quien unos años más tarde de la famosa batalla manda construir una capilla en la gruta, que pasaría a conocerse como la Santa Cueva, en honor a la Virgen de Covadonga.

‍Tras sufrir un grave incendio en 1777, se remodela en varias ocasiones hasta que ya en el siglo XX se construye la capilla actual. En ella, además de la Virgen, se encuentran las tumbas de los reyes Pelayo y Alfonso I con sus respectivas mujeres, Gaudiosa y Ermesinda.

‍Pero la importancia de Covadonga, como todo lugar sagrado, trasciende la historia para ser fruto de sus leyendas.

‍Una de las más populares cuenta que, tiempo antes de la famosa batalla, Pelayo entró en la cueva persiguiendo a un malhechor. Allí, un ermitaño que veneraba a la Virgen pidió al rey Astur que perdonase la vida al prófugo porque se había sometido a la Santa. Y anunció que, en un futuro cercano, el noble astur también necesitaría del auxilio divino. Así, tras la victoria cristiana sobre los musulmanes, la cueva y su virgen pasaron a ser venerados hasta convertirse en el símbolo que es hoy.



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