viernes, 29 de marzo de 2024

ROMA (IV): EL PALATINO

El Palatino fue la cuna de Roma. Según narra la leyenda, en esta colina Rómulo trazó el 21 de abril de 754 a.C. el surco que había de delimitar la ciudad. También cuenta la leyenda, que es en el Palatino donde se encontraba la cueva de la loba, denominada Lupercal, donde se amamantó a los gemelos fundadores de Roma, Rómulo y Remo. El lugar es privilegiado: a 50 metros sobre el nivel del mar y 40 sobre el nivel del Tíber, constituía un refugio natural fácil de defender. La colina estaba formada por tres cimas: el Palatino, a sudeste hacia el Circo Máximo; el Germalus, a occidente hacia el Velabro y la Velia por el lado del Coliseo. Es un paraje con extensiones de césped y grandes pinos, que durante la República se convirtió en el barrio donde residía la clase dirigente romana y los ricos. Ya en la época imperial, paso a ser la residencia oficial de los emperadores desde que lo hiciera el emperador Augusto, quién quiso manifestar así la relación entre el emperador y el fundador de la ciudad, Rómulo, además de la ascendencia divina de ambos. En el Palatino tuvieron también su morada Tiberio, Nerón y los Flavios entre otros. En esa época, el término palatium acabo designando tanto a la colina como al palacio del emperador. Este vocablo se extendió a otras lenguas europeas. Debido a que se ubicó allí la clase política, se lleno el lugar de palacios y domus, que eran las viviendas unifamiliares romanas, de familias con cierto poder económico.



Hace algunos años, durante las excavaciones realizadas en algunos lugares del Palatino, se encontró un bloque de piedra sobre el que se leía una frase en latín arcaico: Consagrado sea a un dios, sea a una diosa. El bloque procede del año 100 a.C, fecha en la que le fue dedicado como altar al Dios desconocido: todo un símbolo de lo que faltaba a una civilización que ha dejado tantas ruinas imponentes.

Por otro lado esta el gran estadio del Palatino en forma de circo, que estaba rodeado por un pórtico de dos pisos. Lo mando construir Domiciano y estaba concebido para celebrar en él distintas competiciones y fiestas. Otros restos arqueológicos de interés son el Templo de Cibeles, del que se conserva su podio 

Descripción:

Se sube al Palatino por el Clivus Palatinus; luego por una escalinata, a la derecha, que lleva a la espléndida Villa Farnese, con el palacete del s.XVI y los jardines Farnesianos, sostenidos por los potentes pórticos de la Domus Tiberiana (primer palacio imperial).







Continuando, se baja a la Casa de Livia, morada original de Augusto. Es un ejemplo típico de casa patricia del último periodo republicano. Se pueden ver todavía el gran vestíbulo, el triclinio y las alae. Destacan las pinturas murales de estilo pompeyano, de grandes paneles, paisajes, perspectivas y festones.



Continuando a la izquierda, se llega al criptopórtico, construido por Nerón era una galería que recorría un lateral del palacio de Tiberio, para unir el Palatino con la Domus Aurea;

luego se sube, a la derecha, al Palacio de los Flavios (Domus Flavia). Fue erigido por Domiciano hacia finales del s.I d.C. como residencia oficial y pública de los emperadores. El palacio estaba constituido, a la izquierda, por una amplia basílica de tres naves, con el Aula Regia, donde se recibían las audiencias imperiales, y el lararium, -capilla doméstica-; en el centro, el peristilo -lugar rodeado de columnas por la parte interior-, en otro tiempo circundado por un pórtico con un laberinto, del cual ha quedado el trazado; y, a la derecha, el grandioso triclinio, comedor del emperador, que estaba enlosado con mármoles preciosos y adornado con grandes arcos; existen todavía restos del pavimento y dos fuentes, una muy bien conservada.





Contigua al palacio, se hallaba la Domus Augustana, residencia particular del emperador y de su familia. Tenía dos pisos. El superior, a nivel del palacio de representación, tenía en su centro un amplio peristilo con una fuente central; el piso inferior tenía un segundo pórtico, alrededor del cual estaban colocados los cuartos de la vivienda particular, muchos con grandes ventanales hacia el valle del Circo Máximo. La tercera parte, que terminaba el plan arquitectónico de Domiciano, estaba constituida por el Hipódromo, estadio rodeado por pórticos, decorados por medias columnas de frente a la arena, y con una o dos galerías superiores. Tenía 160 metros de largo por 50. Todavía se puede ver las metas y muchos fragmentos de columnas, capiteles y un ara de forma cuadrada en la que están representadas las 12 divinidades del Olimpo. La tribuna imperial estaba formada por una amplia semicircunferencia de asientos, de dos pisos; en el segundo se sentaba el emperador para poder admirar los espectáculos y gozar de la vista general de este maravilloso conjunto arquitectónico.




En la zona más alta del Palatino, en medio de un minúsculo pinar, quedan dos edificios intactos; son dos iglesias: la de San Sebastián, construida en el siglo X, y la de San Buenaventura, más reciente, del XVII. En la parte superior del ábside de la iglesia de San Sebastián se encuentran representados cuatro mártires: Lorenzo, Esteban, Sebastián y Zótico; en la escena inferior, la Virgen preside el trabajo del artista y una inscripción le otorga el título de Splendida Mater.


Giardini e vasca ovale


Casa dei grifi






ROMA (III): FORO ROMANO (II)

Vía Sacra

Era la principal calle de la antigua Roma y comunicaba la Plaza del Campidoglio con el Coliseo. El Foro viene atravesado de este a oeste por la Vía Sacra, que recibe su nombre de los santuarios paganos que la rodeaban y de las procesiones que en ella se realizaban.

  • Inmediatamente bajo el balcón del alcalde, se distingue el Pórtico de los dioses Consejeros. Se trata del consejo de las doce divinidades principales. Formado por dos alas que forman un ángulo obtuso, es el último gran monumento dedicado en Roma al culto pagano. Fue restaurado por el Prefecto de Roma, gran amigo de Juliano el Apóstata (367), emperador educado cristianamente pero que volvió al paganismo por influjo de maestros platónicos. A la izquierda, se distinguen las tres columnas del Templo de Vespasiano; iniciado por Domiciano en honor de Vespasiano y Tito, fue restaurado por Septimio Severo y Caracalla.

                                        
  • Entrando en el recinto del Foro, en primer plano, se encuentran las columnas del Templo de Saturno. Inaugurado en el año 497 a.C, era uno de los monumentos más venerados de la Roma republicana. Reconstruido por un general de César el año 30 a.C. con el botín de la guerra de Siria, fue durante algún tiempo el lugar donde se custodiaba el tesoro del Estado. De sus restos destacan hoy las ocho columnas de granito del pronaos o pórtico.

                                             

  • A la izquierda, un poco más abajo, se distingue el Arco de Septimio Severo, erigido el año 203 d.C. para conmemorar el tercer aniversario de Severo Séptimo como emperador. Severo Séptimo fue el autor del edicto ne fiant christiani, que prohibía las conversiones al cristianismo. Con sus 23 metros de anchura, es uno de los más grandes arcos honorarios que existen. La inscripción en las dos caras del friso recuerda las victorias del emperador sobre partos, árabes y adiabenos. El estado de conservación de los bajorrelieves no es óptimo; sin embargo, está intacta la estructura general del arco, gracias a haber quedado incluido durante siglos en construcciones de la Edad Media que han impedido el deterioro.

              

 

  • A la derecha, oculta en parte por el arco, se alcanza a ver la fachada de la Curia, sede del Senado, que fue teatro de los acontecimientos más determinantes de la historia de Roma. El Papa Honorio la transformó el s.VII en iglesia y la dedicó a San Adriano. La tradición la hace remontarse a Tulio Ostilio, tercer rey de Roma. Julio César la reedificó completamente más cerca del antiguo Comicio. El actual edificio de ladrillos es de la época de Diocleciano (303 d.C.); la original puerta de bronce fue sacada por el Papa Alejandro VII y colocada en la entrada principal de la Basílica de San Juan de Letrán. El interior de la Curia tiene forma rectangular (27 x 18 m); las paredes están revestidas hasta cierta altura con lastras de mármol. Por encima de la decoración en mármol, había tres nichos en cada lado decorados con pequeñas columnas de alabastro, y a los lados existían tres escalones, todavía visibles, en los que estaban colocados los asientos en madera de los senadores (cerca de 300). El pavimento está formado por incrustaciones de pórfido y mármol serpentino. Delante de la entrada debía hallarse el ara sobre la que los senadores ofrecían sacrificios al entrar en el aula. En la pared opuesta a la entrada, había un podio para el presidente, y sobre el podio, adosada a la pared, la estatua de la Victoria.


  • Dando la espalda a los Rostri, y en plena Plaza del Foro, nos encontramos con la Columna de Focas, la última memoria Clásica del Foro. A principios del s.VII el emperador de Bizancio, Focas, permitió al Papa Bonifacio IV que transformara el Panteón en una iglesia cristiana; los romanos, en señal de gratitud, quitaron una bella columna acanalada del pórtico de un edificio antiguo y la levantaron aquí en memoria de Focas. Erigida en el año 608 d.C. en honor al emperador de Bizancio, esta columna de más de 13 metros de altura es una de las pocas que han permanecido en pie desde que fue erigida.


  • En los lados largos del Foro, y limitando a la Vía Sacra, se encontraban las dos grandes basílicas paganas: Julia y Emilia, la que limita el lado Sur del Foro se conocía con el nombre de Basílica Julia que, devastada por un incendio, sufrió varias reconstrucciones hasta ser destruida definitivamente por los godos de Alarico (410 d.C.); no queda de la misma sino el pavimento. Encerraban el lado sudeste de la plaza, confiriéndole un aspecto monumental, los tres templos que en cierto sentido resumían el aspecto religioso del Foro: El Templo de Cástor y Pólux, el Templo de Vesta y el Templo de César. 


  • El Templo de Cástor y Pólux, erigido al lado de la Basílica Julia el año 484 a.C, fue reconstruido muchas veces en distintas épocas; los restos actuales, tres hermosas columnas con su cornisa, son de la época de Tiberio (s.I a.C.). Este templo se identifica con el nacimiento de la república Romana y surgió en el lugar en el que, según la leyenda transmitida por Plutarco, aparecieron Cástor y Pólux, con sus caballos, para anunciar a los romanos la victoria conseguida por el pueblo frente al último rey de Roma (496 a.C.). En la reconstrucción mandada hacer por Tiberio (19 d.C.), el templo surgía sobre un alto podio con una escalinata recubierta de mármol. En el pronaos había una oficina en la que se guardaban los pesos y medidas.



  • Basílica pagana Emilia


  • Un poco más adelante de la Basílica Julia y junto a la Fonte di Giuturna, hay una galería de tufo que recuerda el ambiente frío y desnudo de las catacumbas: a la izquierda está el oratorio de los cuarenta mártires de Sebaste, martirizados por Licinio, emperador de Oriente a principios del S.IV, cuando en Occidente la Iglesia conocía una época de paz; en el ábside se pueden ver sus figuras, con caras expresivas y unas cruces bizantinas. Al fondo de la galería hay una basílica del S.VIII: Santa Maria Antica, abandonada hace muchos siglos; en una hornacina aún se puede contemplar una imagen de Nuestra Señora con el Niño en brazos.




  • El Templo de Julio César: entre el templo de Cástor y Pólux y la basílica Emilia



El Templo de Vesta, levemente retrocedido respecto a la plaza, fue construido tal vez por el mismo Numa Pompilio, segundo rey de Roma y fundador del culto a Vesta. En este templo, el más importante del Foro y de la ciudad, las vírgenes Vestales mantenían el fuego sagrado, símbolo de la vida de la ciudad. Las vírgenes eran seis, elegidas entre las familias más nobles de la ciudad. Debían pronunciar el voto de castidad y quedaban en ese cargo durante 30 años; disfrutaban de numerosos privilegios, pero en caso de que faltasen a sus deberes eran sepultadas vivas. El templo era redondo, con una abertura en lo alto. Surgía sobre una base cuadrada y lindaba con la Casa de las Vestales, en la que se ven todavía muchas estatuas e inscripciones; de una de ellas ha sido borrado el nombre de la Vestal, dejando sólo la primera letra C.


Siguiendo la Vía Sacra, y prácticamente enfrente de la Casa de las Vestales, se encuentra el Templo de Antonino y Faustina, Construido en el siglo II, es el edificio mejor conservado del Foro, que fue erigido por decreto del Senado a la divinización de la mujer de Antonino Pío (muerta en el año 141). En tiempos de este emperador, murió mártir San Policarpo de Esmirna, discípulo de San Juan, a quien San Justino dedicó el año 155 su Apología, en defensa de los cristianos. A la muerte de Antonino (año 161), el templo se dedicó a los dos: Antonino y Faustina. El podio se ha conservado por entero, aunque las escalinatas están totalmente restauradas. Destacan las 10 columnas monolíticas del pronaos, de 17 m de altura; las bases y los capiteles son de mármol blanco y uno de los mejores ejemplos del arte decorativo romano. En el s.XI, el templo fue transformado en iglesia: San Lorenzo en Miranda; por orden de Carlos V, permaneció visible la columnata.





Basílica de Majencio y Constantino. Fue iniciada por Majencio y terminada y modificada por Constantino, después de haber vencido a Majencio en la batalla del Puente Milvio el año 312 d.C. La única columna que quedó intacta después de los terremotos y expoliaciones, fue transportada en 1614 a la plaza de Santa María la Mayor por el Papa Paulo V. De la colosal estatua de Constantino que se hallaba en el fondo de la nave central, no han llegado hasta nosotros más que la cabeza y algunos fragmentos, que hoy se encuentran en el Palacio de los Conservadores, en el Capitolio.



Arco de Tito. Surge al final de la Vía sacra, cerca de la salida del Foro. Fue erigido, después de la muerte del emperador, para celebrar las victorias obtenidas por Tito sobre Jerusalén: por orden de su padre, el emperador Vespasiano, Tito sitió Jerusalén el año 70 d.C; el asedio fue horroroso: el templo fue destruido (como lo había predicho Nuestro Señor) y sus habitantes pasados a cuchillo. Tiene un sólo arco de 15.4O metros de altura, 13.50 de ancho y 4.75 de profundidad. En el interior del arco hay dos bellísimos bajorrelieves que representan, la procesión triunfal con el botín de guerra, entre el cual está representado el candelabro de siete brazos robado en el Templo de Jerusalén y el emperador Tito guiando una cuádriga. El arco fue restaurado hacia el 1480, y reestructurado a principios de siglo por Valadier.




Casa de las vestales



Templo de Rómulo





Templo de venus y roma


Considdetto carcer



Tabernae sur

Sacellum de Venus Cloacina