jueves, 21 de agosto de 2014

DE PASEO POR OLIVA (II): PASEANDO POR EL RAVAL



Casa Abadia 


Es la vivienda de los sacerdotes de la parroquia de SantRoc.
Cuando fue construida la parroquia de SantRoc (1535), se destinaron dos casas mudéjares (s. XV) para residencia del cura; una tenía el acceso por la arcada mudéjar de la calle Sant Josep, y la otra por la puerta actual. Fueron definitivamente unificadas a finales del s. XVI, cuando se excavó el pozo que todavía se conserva. A finales del s. XVIII el edificio alcanzó la altura que tiene en la actualidad y se le añadió el mirador que lo caracteriza y la cambradelsarcs, denominada así por los diez arcos que la configuran. Esta cámara estaba destinada a la cría de gusanos de seda, con una doble sección de ventanas para regular ventilación y temperatura.
Esglesia de San Roc   
El templo está ubicado sobre una antigua mezquita. Cuando fue levantada la parroquia de SantRoc (1535), la mezquita fue reconvertida en templo cristiano, con pocas intervenciones constructivas. Éstas llegarían en los siglos posteriores, pero los constantes problemas estructurales obligaron a construir, de nueva planta, la iglesia actual, cuyas obras concluyeron en 1886. Posteriormente (1958-60), se aumentó unos 5 m. la altura del campanario.
Del exterior destaca el azul de las tejas y el juego de cúpulas con tambores policromados. La sobria fachada neoclásica, rematada con frontón triangular moldurado, tiene portalada de piedra, hornacina y rosetón. La parte inferior del campanario está enlucida y policromada, mientras que la superior (correspondiente a la ampliación de 1960) es de ladrillo. La nave tiene planta de cruz latina con bóveda de cañón. El retablo principal es de estilo neoclásico. En las pechinas de la cúpula central están representadas las figuras de los evangelistas, pintadas por Antonio Cortina.
desde el castillo
 
 
 
 

Castillo de Santa Anna

El castillo de Santa Anna es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura militar renacentista de la comarca. Ubicado en la cima del monte que domina la ciudad, su construcción responde una clara voluntad señorial de asegurar la defensa de la Vila en unos momentos –primera mitad del siglo XVI- caracterizados por las incursiones de los piratas berberiscos (1529 en la playa de Oliva, 1532 en Piles,1550 en Cullera…)  y el temor a la posible connivencia con éstos de la población morisca de su Raval. Construido de nueva planta entre 1520 y 1546 sobre el emplazamiento de la anterior ermita de Santa Anna, la posición del castillo permitía a su guarnición disponer de una perfecta visualización de la línea de costa, mantener el dominio de las alturas que dominaban la Vila y ejercer la función de control disuasorio sobre la población de la morería. Su dotación de armas, en 1585, era de siete piezas de artillería entre sacres, culebrinas y morteros…
El castillo es de planta rectangular, reforzada en sus esquinas noroeste y sudeste por dos grandes torres circulares. La torre noroeste está situada dominando el emplazamiento de la Vila y el Raval, mientras que la otra torre defiende la entrada a la fortificación, abierta en la muralla oriental, y a la que se accede mediante una rampa delimitada por muros de contención. La entrada al castillo forma un recodo de noventa grados en dirección norte y se realiza también, ya en su interior, por una pequeña rampa. La fábrica de sus muros es de mampostería trabada con mortero, mientras que los marcos de las troneras son de piedra arenisca. Tanto los muros como las torres presentan un perfil ataludado. En el interior, cerca de la entrada, se conserva el aljibe para garantizar el abastecimiento de agua.
El castillo dispuso de una guarnición pagada por el Conde de Oliva hasta principios del siglo XVIII. A mediados de este siglo se erigiría en su parte central una nueva ermita -también bajo la advocación de Santa Anna-, los restos conservados de la cual, visibles desde la distancia, son el mejor reclamo de un monumento todavía poco conocido, impresionante por la sencillez de su concepción y la solidez de sus fábricas, cuya posición en altura le convierte en un mirador excepcional de la llanura litoral y de la misma ciudad de Oliva.
Algunas calles todavía mantienen su peculiar trazado musulmán, como la calle de la Hoz, con casas construidas sobre roca en el siglo XVI
 
 
 

 
Pozo de Alzina 

Este singular rincón, custodiado por la telaraña viaria morisca, se convierte en un grato hallazgo a nuestros ojos. Los desniveles y rincones que modelan este espacio respiran una tranquilidad contagiosa. El  pozo o Poud’Alzina, elemento distintivo de la calle, pronto atrae las miradas por la robusta sencillez de su fábrica.Un entorno urbano, el de la morería, donde la presencia de agua es una constante (la fuente de la calle SantIsidre y la antigua fuente de la calle Serrans, el pozo de la casa Abadia, y los antiguos de la plaza de SantRoc y de la calle SantLlorenç…), evocadora no sólo de las necesidades cotidianas de una comunidad sino también de las abluciones rituales propias de los musulmanes.
Por los alrededores podremos descubrir discretas reminiscencias moriscas, así como topónimos que guardan inconsciente memoria de los Ganguis, Lahoz, Camatxo, Bram, Fateres… que en aquellos tiempos habitaron el barrio.
Calvario

 
Calle de la Hoz
 
Ermita dels Sants Antonis
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