viernes, 29 de agosto de 2014
jueves, 21 de agosto de 2014
DE PASEO POR OLIVA (II): PASEANDO POR EL RAVAL
Casa
Abadia
Es la vivienda de
los sacerdotes de la parroquia de SantRoc.
Cuando fue
construida la parroquia de SantRoc (1535), se destinaron dos casas mudéjares
(s. XV) para residencia del cura; una tenía el acceso por la arcada mudéjar de
la calle Sant Josep, y la otra por la puerta actual. Fueron definitivamente
unificadas a finales del s. XVI, cuando se excavó el pozo que todavía se
conserva. A finales del s. XVIII el edificio alcanzó la altura que tiene en la
actualidad y se le añadió el mirador que lo caracteriza y la cambradelsarcs,
denominada así por los diez arcos que la configuran. Esta cámara estaba
destinada a la cría de gusanos de seda, con una doble sección de ventanas para
regular ventilación y temperatura.
Esglesia de San
Roc
El templo está
ubicado sobre una antigua mezquita. Cuando fue levantada la parroquia de
SantRoc (1535), la mezquita fue reconvertida en templo cristiano, con pocas
intervenciones constructivas. Éstas llegarían en los siglos posteriores, pero
los constantes problemas estructurales obligaron a construir, de nueva planta,
la iglesia actual, cuyas obras concluyeron en 1886. Posteriormente (1958-60),
se aumentó unos 5 m. la altura del campanario.
Del exterior
destaca el azul de las tejas y el juego de cúpulas con tambores policromados.
La sobria fachada neoclásica, rematada con frontón triangular moldurado, tiene
portalada de piedra, hornacina y rosetón. La parte inferior del campanario está
enlucida y policromada, mientras que la superior (correspondiente a la
ampliación de 1960) es de ladrillo. La nave tiene planta de cruz latina con
bóveda de cañón. El retablo principal es de estilo neoclásico. En las pechinas
de la cúpula central están representadas las figuras de los evangelistas,
pintadas por Antonio Cortina.
desde el castillo |
Castillo de
Santa Anna
El castillo de
Santa Anna es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura militar
renacentista de la comarca. Ubicado en la cima del monte que domina la ciudad,
su construcción responde una clara voluntad señorial de asegurar la defensa de
la Vila en unos momentos –primera mitad del siglo XVI- caracterizados por las
incursiones de los piratas berberiscos (1529 en la playa de Oliva, 1532 en
Piles,1550 en Cullera…) y el temor a la posible connivencia con éstos de
la población morisca de su Raval. Construido de nueva planta entre 1520 y 1546
sobre el emplazamiento de la anterior ermita de Santa Anna, la posición del
castillo permitía a su guarnición disponer de una perfecta visualización de la
línea de costa, mantener el dominio de las alturas que dominaban la Vila y
ejercer la función de control disuasorio sobre la población de la morería. Su
dotación de armas, en 1585, era de siete piezas de artillería entre sacres,
culebrinas y morteros…
El castillo es de
planta rectangular, reforzada en sus esquinas noroeste y sudeste por dos
grandes torres circulares. La torre noroeste está situada dominando el
emplazamiento de la Vila y el Raval, mientras que la otra torre defiende la
entrada a la fortificación, abierta en la muralla oriental, y a la que se
accede mediante una rampa delimitada por muros de contención. La entrada al castillo
forma un recodo de noventa grados en dirección norte y se realiza también, ya
en su interior, por una pequeña rampa. La fábrica de sus muros es de
mampostería trabada con mortero, mientras que los marcos de las troneras son de
piedra arenisca. Tanto los muros como las torres presentan un perfil ataludado.
En el interior, cerca de la entrada, se conserva el aljibe para garantizar el
abastecimiento de agua.
El castillo
dispuso de una guarnición pagada por el Conde de Oliva hasta principios del
siglo XVIII. A mediados de este siglo se erigiría en su parte central una nueva
ermita -también bajo la advocación de Santa Anna-, los restos conservados de la
cual, visibles desde la distancia, son el mejor reclamo de un monumento todavía
poco conocido, impresionante por la sencillez de su concepción y la solidez de
sus fábricas, cuya posición en altura le convierte en un mirador excepcional de
la llanura litoral y de la misma ciudad de Oliva.
Algunas
calles todavía mantienen su peculiar trazado musulmán, como la calle de la Hoz, con casas construidas sobre roca en el
siglo XVI
Pozo de
Alzina
Este singular
rincón, custodiado por la telaraña viaria morisca, se convierte en un grato
hallazgo a nuestros ojos. Los desniveles y rincones que modelan este espacio
respiran una tranquilidad contagiosa. El pozo o Poud’Alzina, elemento
distintivo de la calle, pronto atrae las miradas por la robusta sencillez de su
fábrica.Un entorno urbano, el de la morería, donde la presencia de agua es una
constante (la fuente de la calle SantIsidre y la antigua fuente de la calle
Serrans, el pozo de la casa Abadia, y los antiguos de la plaza de SantRoc y de
la calle SantLlorenç…), evocadora no sólo de las necesidades cotidianas de una
comunidad sino también de las abluciones rituales propias de los musulmanes.
Por los
alrededores podremos descubrir discretas reminiscencias moriscas, así como
topónimos que guardan inconsciente memoria de los Ganguis, Lahoz, Camatxo,
Bram, Fateres… que en aquellos tiempos habitaron el barrio.
Calvario
Calle de la Hoz
Ermita dels Sants Antonis
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