Si continuamos por el brazo izquierdo de la “T”,
accedemos a la iglesia de San Pedro, cuya planta descansa sobre la cripta
oriental y la escalera, a las que se añade la roca madre. La iglesia es de gran
belleza y ligereza, realzada por la gran altura con la que nos acoge. La mandó
construir Sancho Ramirez, para
el uso de la comunidad agustina que lo ocupó. Se interpone en el acceso al
recinto del castillo lombardo, adaptándose a la perfección al escarpado y
desigual terreno en que asienta. Su fachada sur y el tambor absidal, forman
parte eficaz de la defensa del enclave militar. Salvo la Catedral de San Pedro
de Jaca, este templo es el de mayor tamaño y rango de los edificados en esta
época. La decoración es típicamente jaquesa, y evoca con fuerza a la del ábside
sur de la Catedral de San Pedro de Jaca
Ochenta y dos capiteles de bella hechura decoran el
templo. Dieciocho de los mismos adornan la iglesia inferior (Cripta de Santa Quiteria) y el resto,
sesenta y cuatro, adornan profusamente la iglesia superior. El interior de la iglesia está
estructurado en tres secciones: el abside, el pseudo-crucero con su magnífica
bóveda, y la nave.
La nave es corta, cubierta por medio cañón y su cierre
posterior es la pared oblicua del recinto fortificado antiguo. En ella, aflora
en su base sur la roca, y encima, la esquina norte de la iglesia lombarda de
Sta Mª de Valverde.
La iglesia está dotada de un ábside semicircular
perfecto, y de dos tramos de nave, de planta cuadrada uno y trapezoidal el
segundo, por adaptación a la topografía del emplazamiento rocoso, que aflora en
uno de sus lados. El ábside está rematado por una arquería compuesta por trece
elementos ciegos y sus correspondientes capiteles, sobre cuya línea se impostan
5 ventanales (dos de ellos ciegos) rematados por un arco de medio punto, por
donde penetra la luz del día, iluminando con fuerza el interior de la iglesia.
El ábside está cubierto por una bóveda de cuarto de esfera, solución
arquitectónica muy en boga en la arquitectura religiosa bizantina, de donde
procede gran parte de los elementos románicos, tanto estructurales como
decorativos. Para cubrir el ábside, los constructores encontraron la solución
arquitectónica de taparle con pequeñas cúpulas, y así estaba antes de la
restauración de 1913. Es una solución que procede de Oriente
Los capiteles de las estilizadas columnas que
sostienen el ábside conforman un espacio ligero y luminoso que nada tiene que
ver con las pesadas formas que se observan en un gran número de edificaciones
románicas rurales, y que recuerda más al estilo gótico que al románico.
Los motivos que aparecen en los capiteles están
entremezclados, unos de procedencia islámica (como los entrelazados, de gran
elegancia, o las palmetas de hojas), mientras que otros provienen de la
tradición iconográfica cristiana, con sus imágenes instaladas en la moral, entre
los que destaca la lucha permanente entre el Bien y el Mal y la existencia
perenne del Pecado Original.
La obra maestra de la arquitectura de Loarre es la
cúpula de 25 metros de altura que cubre el tramo contiguo al ábside, ese
espacio dividido en dos, una cúpula compuesta de perfectos anillos concéntricos
y clave central, que muestra al espectador sobrecogido por tal magnificencia la
cuadratura del círculo mediante piedras de sillería cortadas con gran precisión
por los maestros canteros que participaron en la edificación de Loarre.
El segundo tramo, es trapezoidal, por imposición del
terreno, y está cubierto por una bóveda de medio cañón. Asoma con cierta
frecuencia la roca en el zócalo de los lienzos que limitan este espacio de
planta trapezoidal.
La fortaleza
Si seguimos por el otro brazo de la “T”, se accede a
la fortaleza propiamente dicha o ciudadela, la parte más antigua del conjunto
A la derecha de la construcción se encuentran las
dependencias de los canónicos y de los nobles que habitaron el castillo.
También está el calabozo (que fue también utilizado de almacén) y la sala de
armas. Varias ventanas ajimezadas dan vista hacia donde se ubicó el pueblo de
Loarre hasta el siglo XVI.
Al sur, en lo que fue la parte del castillo original y
más militar, está el patio de armas y junto a él la iglesia de Santa María, la
que había antes de la fundación del monasterio. Destaca el aljibe con capacidad
para guardar hasta 8.000 litros de agua, las estancias militares, la torre
norte (que está destruida) y las cocinas.
el
castillo contaba originalmente con una única ventana: el mirador de la Reina, que daba a los reyes y nobles una vista
impresionante a todo el paisaje circundante
Puerta del castillo lombardo
Con los añadidos de la época de Sancho Ramírez, el
muro perimetral del recinto primitivo, perdió en buena parte su función
original, quedando integrado en las nuevas edificaciones. La primitiva puerta
de acceso al recinto lombardo se encuentra al lado de su torre de guardia; hoy
llamada "de la Reina".
Torre del Homenaje (antigua torre albarrana). Así denominada a pesar de que muchos autores insisten
en la inexistencia del feudalismo en Aragón.En el castillo primitivo, esta
torre se hallaba fuera del recinto, siendo por ello la torre exenta o albarrana
Es construida por Ramiro I con fines más defensivos que la torre de la Reina.Es de planta rectangular de 22 m de altura y cinco
cuerpos o pisos, está rematada por almenas, sus muros tienen casi 2 metros de
espesor. El camino de ronda que rodea la muralla accede al tercer cuerpo de la
Torre. Estaba comunicada con el castillo por un puente levadizo de madera y pudo
estar comunicada con la torre de la reina por medio de otro puente. Tiene
ventanas de arco de medio punto junto a las almenas y en el último piso y
estrechas aspilleras en el antepenúltimo. En su interior hay restos de
una chimenea troncocónica
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aseos |
Torre de la Reina, (antigua torre del homenaje).Se sitúa sobre la entrada a la parte militar y protege
la misma. Es la más antigua y servía como torre, capilla y recintoEs de planta rectangular, pero de menor altura que la
anterior, pues solamente consta de tres cuerpos. Su puerta es de arco
semicircular con dovelas y dintel monolítico y se abre en uno de los lados
menores, el de intramuros que presenta una ventana muy similar. En lo alto del
lado mayor que mira al sur se abren tres ventanas de arco geminado, cuyo
parteluz es una columna con el capitel liso en forma de consola. Es obra de Sancho el Mayor (1000-35).