MUSEOS CAPITOLINOS
Los Museos Capitolinos (Musei Capitolini) están situados en la Plaza del Campidoglio y constituyen el principal museo municipal de Roma. El actual museo se encuentra en lo que fueron los restos de un inmenso templo romano. De hecho, en el interior del museo se encuentran los restos de aquel edificio y unas maquetas y estatuas originales, para que puedas hacerte una idea de las dimensiones que tenía en su día el Templo Capitolino. A su espalda os recomendamos visitar dos de los mejores miradores del Foro de Roma, y desde donde se sacan algunas de las mejores fotos de la ciudad al amanecer.
Historia de los Museos Capitolinos
En 1471 el Papa Sixto IV dona al pueblo de Roma un conjunto de estatuas de bronce, cuyos fondos se incrementan paulatinamente con los sucesivos Papas (como Pablo III y Pío V ) que, conscientes de la buena imagen que supone estas donaciones, instauran esta práctica a lo largo de los siglos.
En 1654 Palazzo Nuovo quedó inaugurado y en 1734 el Palacio de los Conservadores, y posteriormente el Papa Benedicto XIV, propició la apertura de la la Pinacoteca capitolina, gracias a colecciones privadas de las familia Sacchetti y Pio de Saboya.
La remodelación de los museos del 2005 permitió reordenar los espacios y las obras, incluyendo una nueva sala con cubierta de vidrio donde se expone la estatua de Marco Aurelio.
El museo está compuesto por dos imponentes edificios situados en la Plaza del Campidoglio: el Palacio de los Conservadores (Palazzo dei Conservatori) y el Palacio Nuevo (Palazzo Nuovo). Ambos edificios están unidos por medio de la Galleria Lapidaria, un paso subterráneo que atraviesa la Plaza del Campidoglio sin necesidad de salir de los museos.
PALACIO DE LOS CONSERVADORES:
Abierto al público en 1734, casi un siglo después del encargo del Papa Clemente XII, el Palacio de los Conservadores contiene una completa pinacoteca que incluye famosas pinturas de autores de la talla de Caravaggio, Tiziano, Rubens y Tintoretto, además de una gran colección de bustos de personajes ilustres.
Se encuentra en el lado derecho de la plaza, enfrente del Palacio Nuevo, llamado también Museo Capitolino. Son dos construcciones gemelas diseñadas por Miguel Ángel y llevadas a cabo por della Porta y Rainaldi, que actualmente funcionan como museos de arte antiguo.
A través del pórtico se accede al cortile, donde se pueden apreciar unos arcos góticos sobre columnas de la primitiva construcción del S.XV. En el lado derecho se puede apreciar la Cabeza de Constantino, proveniente con otros fragmentos (brazo, pierna, mano y pies) de la estatua de 12 metros de altura, hecha parte en mármol y parte en madera, revestida de bronce, que se encontraba en la basílica pagana del emperador Constantino; al fondo, Estatua colosal de Roma, del tiempo de Trajano; la cabeza del joven Constanzo II, perteneciente a otra estatua enorme. A la izquierda, relieves con representaciones de las provincias sometidas a Roma que, junto a los trofeos, decoraban la celda del Templo de Adriano, situado en la Plaza de la Piedra; un poco más arriba, parte de la gran Inscripción dedicatoria del Arco de Claudio, realizado en su honor sobre la Via Lata por la conquista de Bretaña (43 d.C.). Al pasar el Cortile, se entra propiamente en la Sala de los Conservadores, complejo de gran suntuosidad donde se reunían los representantes de la ciudad. Aquí se conserva el Espinario (Sala de Los Triunfos), célebre estatua de bronce del S.I a.C, también llamado el fiel Capitolino, porque se le identificó con Marzio, mensajero de los romanos que no se detuvo en el camino a pesar de llevar una dolorosa espina en el pie. Se continúa por la Sala de la Loba; el suelo está decorado con un antiguo mosaico; sobre las paredes, en el S.XVI se representaron algunos hitos de la historia de Roma; en la pared del fondo, dentro de una zona diseñada por Miguel Ángel, se conservaron fragmentos de los Fastos Consulares y Triunfales, que provenientes del Arco de Augusto en el Foro romano; contiene la lista de los cónsules romanos desde fines del año 13 d.C. y de los triunfos de los grandes capitanes del tiempo de Rómulo hasta el año 12 a.C. Sobre otras paredes, inscripciones en honor de Marco Antonio Colonna, vencedor en la batalla de Lepanto. En el centro de la Sala, la famosísima Loba Capitolina, símbolo de Roma, realizada en bronce sobre finales del s.VI, o principios del V a.C; los niños -Rómulo y Remo-, son una adición posterior de Pollaiolo (S.XV). Una de las zonas más llamativas del palacio es una sala cubierta por vidrio en la que se expone la estatua ecuestre de Marco Aurelio (el original de la que se expone en la Plaza del Campidoglio), además de los fragmentos que se conservan de algunas estatuas colosales. También se pueden ver otras obras de gran valor como el Ritratto di Carlo I d'Angiò de Arnolfo di Cambio, de 1277, el primer retrato esculpido de un personaje vivo.
PALACIO NUEVO O MUSEO CAPITOLINO
El Palacio Nuevo está dedicado principalmente a la exposición de la mayoría de las obras escultóricas de la colección, casi todas ellas copias romanas de originales griegos. Entre las mejores obras del museo se encuentra la Venus Capitolina, una escultura de mármol realizada entre los años 100 y 150 d.C., aunque también se pueden ver otras conocidas obras como El Discóbolo, o la imagen de Gálata moribundo. En la Sala de los filósofos se pueden ver excelentes bustos de los principales personajes de la antigua Grecia, que anteriormente decoraban los jardines y bibliotecas de las personas más pudientes. En el patio, está la estatua gigante de El Océano, del S.I, llamada popularmente Marforio. Una ancha escalera conduce al piso principal. En el centro de la Sala primera, se encuentra el Galo Moribundo, hallado en el 500, en los Huertos Salustianos. Se trata de una copia en mármol de un original en bronce que representa a un guerrero galo agonizante; es una de las más brillantes manifestaciones del arte antiguo; el tipo gálico está caracterizado por el collar, los bigotes y el peinado, propios de estos pueblos bárbaros. La posición simple y natural del cuerpo, y las facciones del rostro expresan una congoja profunda, pero llenas de fortaleza humana. Alrededor de la sala se pueden contemplar otras famosas estatuas: Amor y Psique, el Sátiro La Sala Cuarta o Sala de Los Filósofos, contiene muchos bustos de antiguos escritores y guerreros griegos y romanos, poetas, etc: a Homero, que cantó a los héroes de la guerra de Troya, la tradición nos lo representa en la vejez como pobre y ciego. Sócrates, el célebre filósofo ateniense que estableció los fundamentos naturales de la inmortalidad del alma, está aquí con la nariz aplastada, labios macizos, y los ojos casi fuera de las órbitas, antes de beber la cicuta en la copa fatal. Sala de las Palomas. El mosaico de las palomas, refinado ejemplo del arte helenístico de principios del S.II, hallado en Villa Adriana (Tívoli), fue reconocido enseguida por el que describió el naturalista Plinio. Esta obra, que representa a cuatro palomas bebiendo, es de tan gran calidad que puede tomarse por una pintura. En el centro de la Sala se encuentra la escultura de una Niña en el acto de defender una paloma al ser acometida por una serpiente, donde se ha querido ver un símbolo del alma humana ante la elección entre el bien y el mal. Si se vuelve a la Galería se entra en el Gabinete de Venus, con la célebre estatua descubierta en el S.XVII de la Venus Capitolina, copia romana en mármol del original helénico de la Venus de Cnido (S.II a.C.), quizá la representación más humana de todas las diosas.
Si se continúa por la Galería a la izquierda, se entra en la Sala de los Emperadores, que contiene unos ochenta bustos de emperadores romanos y de alguna emperatriz, dispuestos cronológicamente; es la más interesante galería de retratos que existe. Aunque el nombre de César es dado comúnmente a los primeros doce emperadores, la identificación de todos los bustos no es segura. Al abandonar los museos, recomendamos tomar, desde la misma plaza del Campidoglio, las escaleras de la derecha. No van a desembocar a un edificio, sino a uno de los más impresionantes belvederes -miradores- de Roma, la Roca Tarpea. Desde lo alto de esta roca fueron precipitados Tarpeo, guardián del Capitolio, y su hija, acusados de haber intentado entregar la plaza a los asediantes sabinos. Con el tiempo, se fue fraguando la costumbre de usar la roca como lugar de ejecución de los condenados a muerte. Nerón usó este impresionante mirador para contemplar con detalle el incendio de Roma la noche del 18 al 19 de julio del año 64; de catorce partes de la Urbe, tres quedaron totalmente destruidas y otras siete gravemente dañadas. El emperador desvió las acusaciones de este cruel delirio a los seguidores de Cristo, un judío ajusticiado en tiempos de Tiberio, y desencadenó una nueva persecución para la que, esta vez contó con el apoyo del populacho, que colaboró de buena gana en la delación de los incendiarios.
RECORRIDO POR LOS MUSEOS
En el Palazzo Nuovo se exponen las esculturas de los emperadores romanos, y en la Sala dei Filosofi las de poetas, folósofos y políticos romanos y griegos como Homero, Sófocles, Cicerón o Epicuro. El recorrido nos ofrece piezas únicas como la de Marco Aurelio, la Galata Morente, el Discóbolo griego, el Fauno rojo (rosso), el Spinario o la Venus Capitalina.
Después se continua el recorrido a través de una galería subterránea que desemboca en el Tabularium del Palazzo dei Conservatori. Allí piezas monumentales como la del inmenso pié de la estatua colosal de Constantino que en su día se encontraba en la Basílica de Majencio en el foro romano. Bernini está presente con obras como el busto del Papa Urbano VIII, pero la pieza que atrae más interés es la de la escultura de la Lupa Capitolina (Luperca ), un bronce etrusco del siglo VI a.C. Curiosamente las representaciones de los niños lactantes, Romulo y Remo fue añadida en el siglo XVI.
En la sala superior donde se encuentra la Pinacoteca se exponen las obras de arte veneciano, con los máximos exponentes de esta corriente, El Veronés, Tiziano, Bellini o Tintoretto; acompañados de obras de Van Dyck, Caravaggio, Guercino o Rubens.
IMPRESCINDIBLE EN LA VISITA A LOS MUSEOS CAPITOLINOS
Merece la pena detenerse a observar los bustos de los Cesares, aprovechar la vista del Foro desde el Tabularium, asombrarse con la estatua ecuestre de Marco Antonio, o conocer piezas magníficas como el Retablo del entierro de Santa Petronila.
Estas son algunas de las obras que hay que no perderse:
Gálata moribundo.
Alejandro Magno
Amazona
Apolo
Emperador Constantino I
Cupido y Psique
Marcus Aurelius
Estatua de bronce de Hércules
Guercino: Santa Petronila
Marco Aurelio
Pietro da Cortona: Urbano VIII
Estatua de Discóbolo (restaurada y transformada en un guerrero)
Eros
Leda y el cisne
Rubens: Rómulo y Remo
Sátiro en reposo
Venus Esquilina
Spinaro
Venus Capitolina
Cariátide los Jardines de Mecenas
Domiciano
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