viernes, 5 de enero de 2024

VALENCIA. TORRES DE QUART O DE LA CAL

Las Torres de Quart, (Cuart o Cuarte) conocidas antiguamente como Portal de la Cal son una de las más conocidas puertas de la muralla medieval cristiana de Valencia. Se encuentran emplazadas en la confluencia de las calles de Quart y de Guillen de Castro. En sus laterales todavía se puede contemplar algún pequeñísimo tramo de la muralla construida a partir de 1356 por Guillem Nebot durante el reinado de Pedro IV el Ceremonioso (1336-1387) y que se salvaron de la demolición de las murallas en el año 1865.

Se trata de una de las cuatro puertas mayores de la ciudad de Valencia (Portals Grans), y venía a sustituir a un portillo anterior, construido en 1356, ya que se consideraba que este no estaba de acuerdo a la importancia de la ciudad y al tráfico de personas y carros procedentes del interior de la península. Las otras tres puertas mayores eran las Torres de Serranos (norte), la Puerta de San Vicente (sur) y la Puerta del Mar (este) (estas dos últimas ya desaparecidas). 

Las Torres de Quart son un metro más altas que las Torres de Serranos. Mide 34 metros de altura frente a los 33 metros que miden las de Serranos.

En 1931 fueron declaradas Monumento Nacional, existiendo una referencia a las mismas en la ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.

Nombre

Se les llamaba de la Cal, porque desde 1650 toda la cal que entraba en Valencia tenía que entrar por esta puerta. Orientadas hacia poniente, fachada oeste de la ciudad, era el camino de entrada y salida hacia los pueblos y ciudades del interior de la península. (El camino Real de Madrid).

Desde 1650 hasta 1874, se estableció que toda la piedra caliza de la ciudad debía entrar por las denominadas Torres de la Cal

Las Torres de Cuart deben su nombre a que estaban situadas sobre el camino que conducía del centro de la ciudad, desde la plaza de La Virgen donde se ubica la Catedral de Valencia, hasta el pueblo de Quart de Poblet. Era la puerta hacia Castilla cuyo camino pasaba por la población de Quart de Poblet de donde toma su nombre. El nombre de Quart proviene del latin "at quartum milliarium" que era la distancia a la que se encontraba la mencionada población.


Construcción

La construcción de las torres fue decisión de "Els Jurats" de la ciudad, de la "Fabrica de Murs e Valls" y del "Mestre Racional". El proyecto de construcción es obra de Francesc Baldomar, su construcción se inició en 1441 con los trabajos de preparación del terreno, para a continuación en 1443 comenzar las obras propiamente dichas. En las mismas junto a Francesc Baldomar (mestre piquer) y autor del proyecto, intervino Jaume Gallén como "mestre d'obra de la vila" (maestro albañil). Será en 1444 cuando Francesc Baldomar se incorpore definitivamente a pie de obra en el proyecto con su cuadrilla de "pedrapiquers".
A la muerte de Jaume Gallén en 1453, le sustituye, Andreu Valero como maestro albañil y continúa en las mismas Francesc Baldomar. Andreu Valero trabajará en las obras hasta 1464 en que es sustituido por Pere Bonfill y posteriormente por Francesc Biulalygua. Francesc Baldomar como maestro de obras será sustituido en 1460 por su discípulo Jaime Pérez que ya trabajaba en las obras de las torres. El motivo de la sustitución es que como maestro de obras que también era de la Catedral, tenía que dedicar todo su tiempo a ese menester. Jaume Pérez queda por tanto al frente de las obras hasta 1468 en que se hace cargo de las obras Pere Compte que trabajará en ellas hasta 1469.

El material de la construcción, las piedras, eran transportadas desde las canteras de Godella, Massarojos y Rocafort.

Estructura

El estilo de las Torres de Quart imita a las torres del castillo de Castelnuovo en la ciudad italiana de Nápoles, que fue construido durante el reinado de Alfonso V el Magnánimo (1416-1458) por el arquitecto mallorquín Guillem Sagrera.

El estilo arquitectónico de las torres es gótico tardío militar, con influencia provenzal imita al Arco del Triunfo del Castillo de Nápoles.

Desde una perspectiva lateral, se puede apreciar la forma de estas torres de defensa militar, cilíndricas en la parte frontal y seccionadas verticalmente en la parte trasera.

Las torres no son simétricas. En las Torres de Quart puede comprobarse el empleo de correcciones ópticas destinadas a mejorar el aspecto de la edificación. De manera sutil, sus artífices idearon algunas modificaciones estructurales para salvar las dificultades que acarreaba realizar un ingreso monumental capaz de generar simultáneamente dos visiones espectaculares. Una imagen colosal para los que ingresaban en la ciudad y otra para los que la abandonaban.

Por una parte, las torres no tienen el mismo volumen. La septentrional, la más próxima al monumento al 'Palleter', presenta mayores dimensiones que la del lado sur, la más cercana a la calle Murillo.


Por otra parte, el conjunto presenta una planta oblicua: la calle Quart en su sección intramuros no está completamente alineada con su sección extramuros (el arranque del antiguo camino de Castilla), circunstancia que sólo la pericia de los maestros de obras pudo solventar con elegancia. Tampoco el cuerpo central donde se ubica el ingreso propiamente dicho y que aparece flanqueado por las dos torres, está en paralelo al lienzo de la muralla. Arcos y bóvedas aparecen en esviaje. Todo ello, sin descuidar el carácter inexpugnable que debía amedrentar a los ejércitos invasores. Precisamente asociada a la fuerza, o mejor, a la capacidad de resistencia a esta, hallamos una de las principales explicaciones a la proyección semicilíndrica de las torres al exterior de la ciudad. Ésta circunstancia le permite también adaptarse al trazado de la calle de Quart, que no era perpendicular a la muralla sino sino que se abría en disposición diagonal

La componen dos enormes torres construidas con mortero y cal por el sistema de encajonadas utilizando la piedra picada en los ángulos, arcos y cuerpos volantes. están asentadas sobre una basamento en forma de talud; son de base cilíndrica en su parte frontal y seccionadas verticalmente en la parte posterior (de gola abierta).

Las torres están unidas por un cuerpo central, que presenta dos galerías, una sobre la otra. La primera está formada por el arco de medio punto de la planta baja (la puerta), y la segunda por un arco apuntado en la primera planta, elemento presente sólo en la fachada interior.

Por su funcionalidad defensiva la decoración no es un elemento por el que se pueda caracterizar este monumento. Disponía de un foso cegado en la actualidad.

Las torres se distribuyen en planta baja, dos pisos altos y terraza. Hacia el interior de la ciudad podemos ver que la planta baja está formada en su centro por la puerta y ambos lados dos cuerpos cerrados. En el primer piso se abren tres grandes galerías descubiertas, mientras que en el segundo piso sólo se abren dos galerías que se corresponden a cada una de las torres. Estas galerías se abren a la ciudad mediante grandes arcadas ojivales.


La comunicación entre plantas se realiza a través de empinadas escaleras de tradición gótica adosadas al muro. El hueco de la escalera se protege por garitas de planta rectangular y tejado de piedra.








Las bóvedas de las torres son de medio cañón apuntado con plementería de ladrillo, las cuales se apoyan en arcos fajones que descansan sobre ménsulas en el muro. En el cuerpo central la bóveda es de aristas.



La mayor altura de las Torres de Quart se alcanza en las terrazas, amplias y diáfanas, sólo interrumpidas por las garitas cilíndricas de protección de los huecos de la escalera de caracol por la que hay que subir para acceder a la terraza. Rodeando el perímetro una línea de almenas reconstruidas en la década de los años cincuenta del siglo XX, ya que las originales fueron destruidas durante la Guerra de Sucesión a la Corona de España.















Las torres cilíndricas se consideraban más conveniente para resistir los nuevos cambios con el uso de la artillería, así como la sustitución de la piedra tallada por un muro de tapia lisa que facilitaba la defensa.

En 1441 comienzan las obras y el 6 de marzo del año siguiente de 1442, con el objeto de activar las obras se acordó que la asignación de mil florines anuales que se había otorgado se elevase al doble. El 22 de agosto del mismo año de 1442 se hacía público mediante "crida" o pregón por las calles de la ciudad que, en tanto se efectuasen las obras de construcción del portal de Quart, nadie pudiese entrar cal en la ciudad, como no fuera con destino a estas obras.

En el centro de la estructura, se encuentra la puerta que en su parte superior tenía al Ángel Custodio de la ciudad, pero después fue sustituido por el escudo del Reino de Valencia. A ambos lados del escudo del Reino los escudos de la ciudad, que son los que se conservan en la actualidad.

En 1449 se colocaron las puertas de madera de entrada a la ciudad. Estas puertas miden cuatro metros de altura.


Al ser una torre de defensa, tiene pocos elementos decorativos, prácticamente reducidos a una moldura que recorre la planta baja de las torres y que acaba en el talud inclinado. Cubre la puerta una terraza con merlones defensivos que no tiene funciones de camino de ronda, sólo de defensa.

En el centro de las torres, encima del arco de la puerta aparece un balcón o hueco octogonal por el cual podía atacarse al enemigo que se acercaba a la puerta y facilitaba la vigilancia del paso. Por una guía corría el rastrillo que cerraba la entrada de manera efectiva.


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Siguiendo el diseño trazado por el "mestre Francesc Valdomar" autor de excelentes obras en la Catedral y otros edificios notables de la época, se realizó la parte de la cantería, trabajándose sin interrupción, y avanzando las obras de tal manera que en 29 de abril de 1444 se comienza a trazar el portal, festejándose ello con un obsequio de pan, vino y cerezas, a "mestre Valdomar" y los demás trabajadores, a todos los cuales se les daría una comida extraordinaria -según el "Manual de Consells" consistió en pan, seis espaldas de carnero al horno, fruta y vino blanco y tinto- el 23 de junio de 1444, con motivo de comenzar "a paredar les pedres" que circundaban la base de las dos grandes torres.

Al maestro Francesc Baldomar, le sucede Jaime Pérez, el cual trabajó algún tiempo, encargándose después de la continuación de las obras el famoso Pere Compte "molt sabut en l'art de la pedra", que tan excelentes obras realizaría en Valencia, siendo la más destacada la construcción de La Lonja. A Compte le sucedería en las obras Pere Bonfill.

Puertas

El acceso a las Torres se efectúa por una empinada escalera de construcción reciente que accede al primer piso a través de una puerta de arco apuntado. Esta puerta se sitúa en el lateral de la torre derecha (según se mira hacia el interior de la ciudad). Se cierra por una reja de hierro.





Otra puerta, situada a nivel de calle se encuentra en el lateral de la torre izquierda. Y una tercera puerta se sitúa a nivel de calle en la parte posterior de la torre izquierda. Esta puerta la cierra una reja de hierro con el escudo de la ciudad.



Además de estas puertas, las torres tienen a la altura del primer piso una puerta en cada lateral de la torre y que comunicaba con el paseo de ronda de las murallas.


Funciones

Sus dependencias interiores fueron desde muy pronto, destinadas a diversos quehaceres. En 1562 la Diputación de la Generalidad del Reino ocupó una parte de las Torres como almacén de pólvora. Esto supuso el inicio de numerosas tensiones entre la autoridad militar y el Ayuntamiento de la ciudad por el control y utilización del edificio.

Por primera vez son utilizadas como prisión en el año 1585, con motivo del incendio de la antigua Casa de la Ciudad que estuvo situada a la entrada de la calle de Caballeros, junto a la actual Generalitat, incendio provocado por los presos que se hallaban recluidos en la cárcel municipal. Después cuando se habilitó para prisión las Torres de Serranos, pasaron allí los que aquí se encontraban pasando entonces a ser prisión de mujeres en 1626.

También la Casa Galera (una de las prisiones que tuvo Valencia) estuvo ubicada en el interior de las Torres de Quart.

En el siglo XIX el gobernador militar volvió a reivindicar el uso del edificio como prisión esta vez militar. Seguramente el hecho de que las Torres de Quart estuvieran en uso como prisión es por lo que se libró de la piqueta cuando fueron demolidas las murallas de Valencia en 1865.

El 1 de septiembre de 1931 el gobierno de la II República devolvía a la ciudad las Torres de Quart, tras haber sido declaradas el 3 de junio de ese mismo año Monumento Histórico Artístico Nacional.

Usos

Guerra de la independencia

El patriótico movimiento de 1808 contra la invasión de las tropas de Napoleón Bonaparte puso en conmoción al pueblo valenciano, quien, necesitando los baluartes para la defensa de la ciudad, decidió trasladar las reclusas a otro lugar del interior de la ciudad amurallada. Cuando el 28 de junio de 1808 asomaron las tropas del Mariscal Moncey por la calle de Quart, (entre 8.000 y 10.000 franceses) el arranque brioso del pueblo valenciano se impuso contra las armas de los invasores que, repetidamente, no sólo fueron rechazados sino obligados a retirarse.

Todavía en las torres, pueden observarse los impactos de la artillería francesa que bombardearon la ciudad de Valencia al mando del Mariscal Moncey durante la guerra de la independencia. En el proceso de restauración se ha querido dejar las huellas de los impactos de bala de cañón, en recuerdo del sitio y toma de Valencia durante la Guerra de la Independencia contra el francés, en total se han contabilizado 132 marcas de bolaño (marcas de cañón) y más de 1.000 perforaciones de proyectiles de fusil.



Posteriormente, cuando el Mariscal Suchet, tras largo asedio logra la rendición de la ciudad, las Torres de Quart quedaron a disposición de la autoridad militar, continuando en manos militares después de ser evacuada la ciudad por las tropas francesas en 1813. Desde entonces la fortaleza quedó convertida en permanente prisión militar. A pesar del derribo de las murallas en 1865, y la liberación en 1887 como cárcel vulgar de las Torres de Serranos, la corporación municipal quiso recobrar las Torres de Quart y como las de Serranos, efectuar obras de reparación para devolver al grandioso edificio la belleza y esplendor que ocultaban las obras de interés carcelario allí realizadas.

Inscripciones

De los avatares de la Guerra de la Independencia nos ha quedado una lápida conmemorativa con el escudo de la ciudad, colocada por la Sociedad Lo Rat Penat que dice en letras rojas:

Als heroes / de la guerra de la independencia / defensors de la ciutat / y de estes torres / En XXVIII de juny de MDCCCVIII / Lo Rat Penat / Per a recort, en lo primer centenari.

A los héroes / de la guerra de la Independencia / defensores de la ciudad / y de estas torres / el 28 de junio de 1808 / La [sociedad de la] Rata Voladora / En recuerdo del primer centenario

Por encima de esta placa, otra lápida de mármol blanco dice:

Ciudad de Valencia / Capital de Provincia / Puerta de Cuarte.


Y en letras rojas pintadas por encima de ambas lápidas un vitor que alguien en alguna época quiso dejar para la posterioridad.

A la izquierda de la portada una placa en bronce hoy totalmente ilegible pero que sabemos que decía:

"A gloria e honor de nostre senyor i Deu Jhesus Salvador e senyor e del beanventurad sant Jordi aquest portal fon començat a XXII de juny de l'any de la nativitat de nostre senyor Mil CCCCXXXXIIII regnant lo escelent rei e senyor Nalfons rei d'Arago e de les deus Cicilies: essent jurats en Pere Serra i Mossen Guillem de Pertusa, generosos i Pere Andreu, Guillem Zaera, Lois Frigola y Manuel Lorens ciutadans".

Otra inscripción grabada con un objeto punzante se puede ver sobre una piedra en el mismo pasaje de las Torres de Quart, nada más pasar la puerta que da hoy a la avenida de Guillem de Castro y que indicaba la entrada a la ciudad por su cara oriental. Se puede ver perfilada en el muro interior de la derecha, a más de dos metros de altura. En él se pueden leer dos palabras, una encima de la otra, ‘Iom oIbB’, inscritas a conciencia sobre la cantera. Se desconoce a que época pertenece y quién es su autor.

Restauraciones

Como en las Torres de Serranos, el Ayuntamiento ha emprendido lentas y costosas obras de reparación y reconstrucción del histórico edificio valenciano. Así en el año 1933 se procedió a una tímida restauración de las torres. Después de la Guerra Civil en la década de los años 50 se volvieron a efectuar reparaciones entre las cuales se incluyó la colocación de nuevas almenas en lo alto de ambas torres ya que las que tuvo habían sido destruidas durante la Guerra de Sucesión a la Corona de España por las tropas borbónicas de Claude François Bidal, marqués d'Asfeld. También de esta época es la liberación de las torres de todos los postizos efectuados para adecuarlas a su uso como cárcel. Por fin entre 1976 y 1982 el arquitecto municipal Emilio Rieta López procedió a una rehabilitación integral del edificio entre ellas la instalación de la escalera lateral neogótica que en la actualidad es la subida habitual a las torres, estando realizada con los sillares del desaparecido Palacio de Parcent. En 2007 se realizó una limpieza total del conjunto y se abren las torres a las visitas turísticas.

Curiosidades

Un tesoro perdido en las Torres de Quart

Según la leyenda, durante la Guerra de la Independencia, las tropas francesas escondieron un tesoro en las Torres de Quart. Se dice que el tesoro estaba compuesto por monedas de oro y plata, joyas y otras riquezas. Pero a pesar de las búsquedas realizadas, el tesoro nunca ha sido encontrado.

Las torres en el cine y la televisión

Las Torres de Quart han sido utilizadas como escenario en varias películas y series de televisión, como por ejemplo en la película «El Cid» de 1961, protagonizada por Charlton Heston, o en la serie de televisión «Isabel», que cuenta la vida de la reina Isabel la Católica.

Querdarse/Estar a La luna de Valencia

La expresión “estás en la luna de Valencia” da a entender que alguien está desconcentrado o distraído. Muchos creen que este dicho tiene su origen en las puertas de Valencia.

Las Torres servían para proteger la entrada a la ciudad. La única forma de poder resguardarse dentro era llegando antes del anochecer, pues cuando oscurecía, las puertas cerraban.

La creencia popular es que, en el pasado, cuando las murallas de Valencia todavía estaban en pie y las puertas eran las únicas entradas a la ciudad, solía haber una especie de toque de queda. Esto significaba que las puertas se cerraban por la noche a partir de cierta hora.

Muchas personas distraídas y olvidadizas no llegaban a tiempo para entrar en las puertas, por lo que tenían que dormir al aire libre. En las calles, fuera de las murallas, la luna las miraba y les recordaba su despiste.

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