Fueron declaradas Monumento Histórico Artístico Nacional 3 de junio de 1931. Eran una de las 12 puertas de la muralla nueva que protegía la ciudad de Valencia.
Está considerada como uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar del siglo XIV. En el siglo XV las Torres de Serranos serán la puerta principal de entrada a la ciudad, situándose en ella un lugar de cobro de peaje para las mercancías que entraban y salían de la ciudad. Este tipo de peaje era uno de los impuestos propios de la Baja Edad Media, siendo una de las formas de fiscalidad municipal. La Puerta de Serranos con sus dos esbeltas torres, representaba en aquellos tiempos el poderío y la importancia de la ciudad de Valencia, "cap y casal del Reino".El nombre de Serranos, le viene dado, tanto al puente como a las torres, por su situación geográfica, ya que esta puerta situada en la fachada norte de la ciudad, recogía la llegada de todos aquellos viajeros procedentes de la zona de la Serranía, comúnmente denominados "los serranos". Otra de las teorías más conocidas tiene vinculación con una de las familias más conocidas de la zona, que habitaba justo en esa calle.
Las Torres de Serranos fueron el símbolo del poder de la ciudad de Valencia; no solo por la grandiosidad de su arquitectura y por su elaborada ornamentación, pues iba mucho más allá de una arquitectura utilitaria de mero carácter defensivo. Esta puerta formaba parte fundamental del programa de renovación urbana de la ciudad de Valencia, después de las revueltas de la Unión y la guerra con Castilla que supuso la construcción de la nueva muralla cristiana en sustitución de la anterior musulmana.
Realizadas en estilo gótico, su construcción buscaba desde sus inicios arrebatar el control de las murallas de la ciudad a los elementos nobiliarios que controlaban determinados trozos de dichas murallas, siendo esta unas de las causas que llevará al Consell de la ciudad - controlado por el patriciado urbano- a encargar la realización de dicha obra.
Construcción
A finales del siglo XIV y ya superada la guerra contra Castilla (conocida como la Guerra de los Dos Pedros), cuando se había construido a toda prisa una muralla cristiana que protegía más terreno que la antigua de origen medieval, la ciudad de Valencia se propone reforzar la cara norte del muro y construir una gran puerta defensiva que simbolice, además, el poderío económico de la urbe.
La fábrica de Murs e Valls, fábrica de Muro y Vallades, recibe el encargo del Consejo General de Valencia, y es el maestro de obras Pere Balaguer quien la ejecuta entre 1392 y 1398. El resultado fueron las robustas Torres de Serranos, un edificio de grandes muros de mampostería recubiertos de sillares de piedra, que se compone de una puerta central de arco de medio punto flanqueada por dos torres de planta poligonal.
Su construcción tuvo lugar entre abril de 1392 en que comenzaron los preparativos de la obra y el 19 de marzo de 1398, día en que se dieron por finalizadas. La construcción fue encargo de los "jurats" de Valencia. El arquitecto fue Pere Balaguer (mestre de pedra picada), que se inspiró para su proyecto en la Puerta Real del Monasterio de Poblet, aunque la de los Serranos es de mayores proporciones. También visitó la Puerta de San Miguel de Morella, pero al final se decantó como modelo por la de Poblet.
Pere Balaguer también colaboró en otras construcciones de la ciudad como la Catedral, el Miguelete o la Iglesia de Santa Catalina, y en otras ciudades del Reino, como la capilla de San Marcos de Gandia, encargada por el padre del poeta Ausias March.
Estructura
El conjunto está formado por dos torres poligonales unidas por un cuerpo central, donde se abre la puerta propiamente dicha, rematada en arco de medio punto. Están distribuidas en 3 plantas (una planta baja y dos plantas más abiertas hacia el interior) y se conectan por un arco central donde se ubica el acceso que tiene una anchura de 5 mts. por una altura de 6 mts.
Para dotarla de una mayor seguridad, se realizó un foso defensivo en su base, originalmente cubierto de agua. Las torres se construyeron sobre un alto talud de sillería que forma su basamento en la zona del foso. Estos elementos forman parte de la visión general del edificio en la actualidad.
Tienen una altura de 33 metros, su planta la forman dos torres poligonales simétricas rematadas por almenas. Dispone de tres alturas con salas abovedados en cada una de las torres que se encuentran unidas por un cuerpo central formado por dos alturas y terraza. Las torres acaban pues en amplias terrazas almenadas.
Todas las salas se cubren con bóvedas de crucería cuyos nervios apoyan en ménsulas decoradas con labor escultórica. La Torre de Levante la primera en ser levantada.
Exteriormente la separación entre el piso bajo y el primer piso se realiza a través de una imposta corrida con florones vegetales que rodea todo el perímetro del edificio, mientras que la separación entre este y el segundo lo realiza una barbacana almenada que protege tanto las torres como el cuerpo central. Partes de esta imposta y sus florones fueron restaurados en época reciente.
La puerta de acceso a la ciudad se encuentra en el cuerpo central que une ambas torres. Se trata de un gran arco dovelado de medio punto ligeramente apuntado que aloja la puerta de madera en la que caben destacar las cerraduras de hierro con el escudo de la ciudad.
Las torres están desprotegidas por su parte posterior, es lo que se llama de gola abierta. Esto obedece a tres motivos:
el primero para el caso de que las torres fueran tomadas por el enemigo, que estos no pudieran hacerse fuertes en las mismas
otro motivo era para que los militares que las defendían no pudieran hacerlas servir contra la ciudad
el tercer motivo era que tal disposición hacía de balcón y mirador hacia el interior de la ciudad dando realce a las entradas de personajes importantes, principalmente reyes y reinas.
Entre 1397 y 1398 se construyó la gran escalinata adosada a la fachada posterior que da acceso a la planta noble (primer piso), donde jurados y caballeros recibían a las visitas ilustres de la ciudad. Esta finaliza en una puerta formada por un arco de medio punto encuadrada por una moldura a modo de alfiz con decoración vegetal. Esta puerta es en la actualidad la entrada turística al monumento y es una recreación neogótica moderna.
Fachada exterior (norte)
La fábrica está realizada con bloques de sillería muy cuidada, para lo que se utilizó piedras de canteras cercanas como Alginet y Rocafort e incluso de Benidorm.
Toda la parte recayente hacia el
exterior de la ciudad tiene un remate de almenas y barbacana. El
trozo decorativo por encima de la portada fue destruido y tuvo que
ser repuesta a finales del siglo XIX en las obras de restauración
que se efectuaron.
En el paño central del cuerpo de unión
de ambas torres encontramos el portal de entrada a la ciudad formado
por un gran arco de medio punto ligeramente apuntado.
Por encima del portal de entrada vemos diversos escudos, así en el centro podemos observar el escudo con las armas del Reino de Valencia y a ambos lados dos escudos de la ciudad sujetos por ángeles tenantes. Este conjunto de escudos son réplicas modernas, los originales que se habían perdido fueron realizados en 1394 y se encontraban policromados, siendo el pintor Marçal de Sax el autor de la policromía. Los actuales escudos son obra del escultor José Aixa realizados en 1901.
El portal de entrada está formado por dos espacios:
el primero de ellos dispone de dos acanaladuras en los laterales por donde se hacía bajar un rastrillo que impedía el acceso al enemigo, además esta sección se encontraba protegida por una abertura en la parte superior a la altura del primer piso desde donde el enemigo podía ser acosado con toda clase de objetos contundentes o líquidos hirvientes.
La segunda sección se cerraba por una puerta de madera reforzada con gruesos clavos que representaba un segundo obstáculo para el enemigo caso de haber superado el primero. Este segundo espacio se cubre con una bóveda de crucería en cuya clave podemos encontrar el escudo de la ciudad.
En el paño central por encima de la portada, es el único lugar donde podemos encontrar elementos decorativos que rompen la estética militar de la obra. Esta se limita a una cuidada labor de filigrana y tracería calada formada por un conjunto de arcos ciegos conopiales y apuntados que se superponen entre ellos. Flanquean esta tracería dos estilizados pináculos no sobresalientes sobre el marco de la tracería. Este conjunto sufrió una cuidadosa restauración o mejor dicho restitución entre 1893 y 1901 ante el avanzado estado de deterioro que sufría.
Una imposta o cenefa decorada con elementos vegetales recorre todo el perímetro de las torres tanto por su parte anterior como por la posterior.
La parte recayente al interior de la ciudad muestra la misma estructura dividida en tres con la zona central más sobresaliente y las dos torres a los lados.
El cuerpo central está formado por dos niveles más azotea, mientras que las torres se abren al interior de la ciudad a través de tres niveles que acaban en dos grandes terrazas.Las salas del nivel inferior de las torres se encuentran cerradas mientras que las dos restantes se abren al exterior con grandes vanos de perfil apuntado.
En el cuerpo central de la planta baja encontramos el vano que forma la puerta de entrada a la ciudad. En las plantas bajas de ambas torres dos salas abovedadas que actualmente cumplen funciones variopintas. A nuestra izquierda podemos ver la gran escalera que permite el acceso al primer piso de las torre. La escalera de un solo tiro que da paso al piso principal, fue realizada entre 1397 y 1398, pero la que ahora vemos es una total reconstrucción hecha entre 1914 y 1917 ya que la original fue demolida. Separando la planta baja y el primer piso la moldura que recorre el perímetro de las torres y a la que ya antes hemos aludido.
El primer piso lo forman tres grandes salas
abovedadas abiertas al interior de la ciudad por tres grandes arcos
apuntados apoyados en ménsulas con decoración vegetal. Estas salas
forman un excelente mirador sobre la ciudad. Estos espacios quedan
convertidos en tribuna para poder contemplar las entradas solemnes y
otros festejos ciudadanos, hecho absolutamente desconocido en puertas
con exclusiva función militar y defensiva, lo que le confiere un
carácter que nos recuerda el del arco triunfal, monumental y
simbólica entrada a la ciudad.
En el cuerpo central del
primer piso podemos ver el hueco de planta octogonal por
donde corría el rastrillo de cierre de la puerta. Además, asimismo
tenía funciones de defensa, pues permitía arrojar piedras, flechas
o líquidos ardientes sobre las tropas atacantes. Esta oquedad
abierta sobre el suelo se apoya en trompas labradas con
sillares de piedra sin decoración.
Las salas ubicadas en el primer piso de las torres tienen una función defensiva, así en los muros podemos ver una serie de nichos o huecos que permiten divisar el exterior a través de saeteras y eventualmente disparar desde ellas. Las salas se cubren con bóvedas de crucería apoyadas en ménsulas decoradas con motivos vegetales. En las claves de la bóveda encontramos el escudo con los colores de la ciudad pintados con policromía negra.
En el interior llaman la atención las ménsulas sobre las que arrancan los nervios de las bóvedas. En la decoración de las estancias interiores trabajaron insignes artistas de la época como los pintores Pere Nicolau y Marçal de Sax. Estos se encargaron de dorar y colocar las claves y los escudos que rematan las bóvedas. En algunas partes de la sillería y mampostería se pueden localizar algunos signos lapidarios que utilizaban los canteros para facilitar el recuento de los bloques que se iban utilizando en la construcción.
El segundo piso sigue la misma disposición que el inferior, solo que en este caso la sala central está descubierta, al aire libre. Al igual que en el piso inferior las salas de las torres se abren al exterior por grandes arcos apuntados. Sendas escaleras restauradas modernamente permiten desde el cuerpo central el acceso a las terrazas almenadas de las torres, punto más alto del monumento.
Terraza
En esta fachada interior de las Torres de Serranos encontramos un total de cuatro gárgolas, todas ellas son copias realizadas en los años ochenta del siglo XX por el arquitecto Emilio Rieta, siguiendo las también copias realizadas a principios de siglo XX por José Aixa sobre los originales que se han perdido.
Cárcel de la Ciudad:
Un incendio provocado en 1586 en la cárcel de la Casa de la Ciudad obligó a las autoridades a trasladar a los presos, nobles y caballeros, a otros lugares como las Torres de Serranos
Las Torres de Serranos albergarían así, desde fines del siglo XVI y hasta el siglo XIX una de las cárceles de la ciudad, lo que motivó el cerramiento de las salas hacia el interior de la ciudad, su subdivisión interior y otras obras de acondicionamiento para este fin, como sucesivos enrejados, que alteraron sustancialmente el conjunto, aunque también sirvieron en parte para conservar las torres cuando a partir de 1865 comenzó el derribo de la muralla de Valencia.
Fue en julio de 1586, cuando un
incendio provocado el 15 de febrero de ese año en la cárcel de
la Casa de la Ciudad obligó a trasladar a los presos
nobles, caballeros y generosos a otras dependencias, entre ellas las
Torres de Serranos. Desde entonces su utilización como prisión fue
ininterrumpida hasta el año 1888.
Para la adecuación de
las torres a su nueva función carcelaria, hubieron de acometerse
obras de reforma y adaptación, estas fueron llevadas a cabo por el
maestro Agustín Roca y consistieron fundamentalmente en tapiar las
salas recayentes al interior de la ciudad y abrir ventanales allí
donde nunca habían existido, llegando incluso al extremo de horadar
la tracería gótica de la decoración de la fachada principal.
Las salas recibieron nuevas denominaciones, así en la torre izquierda, la planta baja era la Sala de La Cañeta, la intermedia se dedicaba a Capilla bajo la advocación de San José y la sala superior recibía el nombre de El Peñón. En la torre derecha, sus nombres eran El Cubo, Los calabozos o Comuna y la sala superior de San Vicente. Las salas del cuerpo intermedio que unen ambas torres estaban utilizadas por los presos más jóvenes, por lo que recibían el nombre de Los Chicos.
El triste aspecto que ofrecían las magníficas torres convertidas en cárceles, las insalubres condiciones en que se hallaban los reclusos, movieron repetidamente la protesta de las gentes, con el deseo de liberar el histórico edificio de su cruel destino, trasladando a los reclusos a un local de mejores condiciones.
El día 23 de marzo de 1888, se inició el traslado de los presos desde las cárceles de las Torres de Serranos al antiguo Convento de San Agustín, convertido en correccional. A este traslado siguió -afortunadamente- el acuerdo de restauración del monumental edificio, que se inició en el mismo año de 1888, bajo la dirección de los arquitectos José Calvo Tomás, Luis María Cabello y posteriormente por Gerardo Roig Gimeno.
La demolición de muros, escalerillas de servicio y otras paredes y barandas, fue seguida de la restauración, previo informe de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos. Se reestableció el foso en 1893, cegado desde 1871; se repuso el antepecho murado de la barbacana en 1896, con la previa consolidación de ménsulas y bovedillas; se arrancaron las rejas de hierro que estropeaban los muros de las torres; se restituyeron las escaleras primitivas de piedra que unían los distintos pisos y la arquería que adornaba el cuerpo central.
La reconstrucción lenta, pero
constante, se efectuó totalmente y el gótico edificio -borradas las
huellas carcelarias- se mostró grandioso como uno de los monumentos
históricos y artísticos más bellos de Valencia. En este periodo de
reconstrucciones, la puerta que conectaba la Torre de Levante
con la muralla fue reconstruida totalmente a finales del siglo
XIX, mientras que la misma puerta de la Torre de Poniente se
reconstruyó de nuevo pero usando sillares originales.
En
julio de 1889 una de las torres de la muralla, la conocida como la
Torre del Águila, que todavía quedaba en pie junto a las Torres de
Serranos, y había sido habilitada como asilo nocturno de mendicidad,
fue definitivamente demolida, quedando las Torres de Serranos
completamente exentas de cualquier resto murario de la ciudad.
Campana
Durante
todo este tiempo, la puerta contó con un pequeño elemento que fue
cambiando su función de acuerdo al uso del edificio. Junto al arco
de entrada, en la fachada que da a la Plaza de los Fueros,
una pequeña campana verde de bronce pasa hoy
desapercibida.
Fue instalada tras la construcción de las Torres de Serranos, en 1399, según se dice procedente del Convento de San Antonio Abad, para alertar de los peligros que acechaban la ciudad. No obstante, el 18 de mayo de 1363, alertó a la población del primer cerco de las tropas del Rey de Castilla, don Pedro I el Cruel, en guerra con el Rey de Aragón, don Pedro IV el Ceremonioso.
La campana está rajada en la parte inferior: quedó muda el 7 de enero de 1812, cuando fue dañada por una granada durante el asedio de las tropas napoleónicas a la ciudad.
Independientemente de lo dicho sobre la antigüedad de la campana, lo bien es cierto que en la misma figura claramente la fecha de su fundición, que es 1662. Una leyenda escrita en la misma dice "Ave María Gracia Plena - 1662". Por lo tanto, esta campaña no se corresponde con la que se trajo desde el convento de San Antonio Abad.
Cuando la puerta comenzó a funcionar como prisión, la campana se siguió tocando para avisar a los vecinos de las fugas de presos.
CuriosidadesHan sido retratadas y descritas por el viajero inglés Henry Cook en sus "Annales" publicado en Londres en 1585, y también por el francés Jouvín, en su "Voyage" de 1672. Laborde, otro francés, enviado como espía por Napoleón en 1813, quedó subyugado por la belleza y solidez de esta construcción, considerada como la más brillante obra gótica defensiva de la Península Ibérica.
Desde el año 1404 con el Rey don Martín I el Humano y hasta 1976, con el Rey don Juan Carlos I, las torres han sido testigos mudas de las primeras entradas de 22 Soberanos de la Corona de Aragón y de España, rumbo a la Catedral.
En los años de la Guerra Civil de 1936 fueron escogidas por su solidez como depósito de los fondos pictóricos del Museo del Prado. En este sentido, en diciembre de 1936 se construyó una bóveda de hormigón armado de 90 cm de grosor sobre el suelo del primer piso destinada a evitar que las obras de arte, alojadas en el piso más bajo, sufrieran daños en caso de bombardeo y derrumbe del edificio. Sobre esta bóveda se acumuló un metro de cáscara de arroz (destinada a actuar como amortiguador) y, sobre ella, un metro de tierra. En el segundo piso se acumuló otro metro de tierra y la terraza fue cubierta con sacos terreros. Además, se instaló un sistema automático de control de la humedad y de la temperatura. Todo ello realizado siguiendo el proyecto, y bajo la dirección, del arquitecto de la Junta Central de Salvamento del Tesoro Artístico, José Lino Vaamonde, En marzo de 1938 ante el inminente corte de comunicaciones entre Valencia y Cataluña, el Gobierno de la Republica ordena el traslado de del tesoro artístico a Figueres, de allí saldría para Ginebra, donde llegó el 14 de febrero de 1939.
Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), las Torres de Serranos fueron utilizadas por los franceses como polvorín, lo que provocó graves daños en la estructura.
En sus bajos estuvo instalado entre 1974 y 1994 el Museo Marítimo de la ciudad, hoy trasladado al edificio de las Atarazanas.
A pesar de tratarse de unas torres con carácter defensivo, nunca han participado en ningún hecho bélico al contrario que su compañera las Torres de Quart que todavía mantiene las heridas sufridas durante el asedio napoleónico.
En este mismo lugar desde tiempos musulmanes ha existido siempre un portal de entrada a la ciudad, antes llamado de Roteros y después de Serranos, aunque bien es cierto que el portal anterior se encontraba unos metros más atrás, probablemente en el mismo centro de la plaza de los Fueros.
Las Torres de Serranos son más antiguas que las Torres de Quart y las de Quart eleva en altura 34 metros por lo que son un metro más altas que las de Serranos.
A la derecha de la portada de entrada podemos ver una lápida en mármol blanco realizada por Luis Bolinches Compañ, colocada en 1931 por el Ayuntamiento de Valencia y que rinde homenaje a Pere Balaguer, artífice de esta obra. La lápida que tiene tallada una figura de un hombre desnudo en actitud de picar con un martillo, dice así:
A Pere Balaguer / prohom illustre valentí / Mestre de Regla i Compàs del Gremi de Pedrapiquers / inventor i ensemps operari/ de aquesta superba porta de la ciutat / construida en los años de 1392 a 1398 / L'Excmo. Ajuntament de Valencia / En perdurable memoria / Any 1930
Las torres fueron utilizadas como lugar de filmación en varias películas, incluyendo «The Promise» de Chen Kaige
Crida
Uno de los principales actos que se llevan a cabo en ella es la Crida o llamada de la fiesta de las Fallas. Se realiza el último domingo de febrero, y en ella la Fallera Mayor de Valencia llama a todos los valencianos y valencianas para dar comienzo a las Fallas.
Rehabilitación de las torres
Durante los trabajos de rehabilitación de este pórtico realizada en el año 2000 se han encontrado elementos tan variados como:
Han aparecido evidencias o restos que dejan pistas de que estaba pintada de color almagra, es decir, de un tono rojizo
Restos de proyectiles. Son un total de cinco los proyectiles que se han extraído de la madera de la puerta, entre ellos, unos de dos o tres centímetros e incluso un balín de un centímetro de diámetro.
También se ha podido comprobar que en su momento llegó a haber proyectiles de mayor tamaño, como uno de ocho centímetros de diámetro, porque ha quedado marcado el hueco. A falta de estudios en mayor profundidad no sabe si son restos de metralla que se utilizaron en la guerra civil o si son más antiguos y datan de la guerra napoleónica. Se ha podido comprobar que hay restos de carbonización, es decir restos de algún incendio anterior, también vinculado con los proyectiles.
Una pilota de trinquet de la que se tiene que estudiar de qué época es. Se trata de una pelota singular, por su forma de fabricación y por la costura, y podrá dar información de la época de la que data. Esta pilota se encontró en el quicio de la puerta de las torres de Serranos, en un hueco que había quedado en una tabla de madera superior. En este caso, puede que se trate de una pieza de piel de principios del siglo
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