viernes, 29 de junio de 2018

DE PASEO POR SEGOVIA (I):ACUEDUCTO ROMANO DE SEGOVIA

Con una longitud total de 15 km fue construido para conducir hasta Segovia el agua de la Sierra.Toma el agua cerca del actual pantano de Revenga desde allí, los ingenieros romanos, usando niveles de agua, fueron trazando el recorrido, muy probablemente hasta el actual Alcázar, donde se ubicaba la primitiva guarnición militar, encargada de la vigilancia de una ciudad aún sin murallas. Es símbolo heráldico de la ciudad y su construcción fue atribuida al diablo por la leyenda.
Los últimos estudios sobre el Acueducto lo datan en los últimos años de imperio de Trajano o ya de su sobrino Adriano, o sea, posterior al año 112 d.C. La imposibilidad de datación exacta no impide que encabece la clasificación de mejores obras de ingeniería civil en España. Sus 167 arcos de piedra granítica del Guadarrama están constituidos por sillares unidos sin ningún tipo de argamasa mediante un ingenioso equilibrio de fuerzas.
Sólo durante el ataque contra Segovia dirigido en 1072 por el musulmán Al-Mamún de Toledo sufrieron deterioro 36 arcos; los daños fueron restaurados en el siglo XV por Fray Juan de Escobedo, monje del Parral. Desde antiguo, existen dos hornacinas que probablemente protegían a dioses paganos, sustituidas en tiempo de los Reyes Católicos por las imágenes de San Sebastián y de la Virgen. Bajo las hornacinas existió una leyenda en letras de bronce, relativas a la fundación del puente, de la que hoy sólo queda el rastro de la inscripción.
Recorrido
La toma del agua que se observa en la actualidad se cita en las fuentes escritas en el s. XV y se realiza mediante un azud en el río Frío, en el valle de la Acebeda, continúa por la llamada Casa de Piedra, un desarenador que eliminaba las impurezas del agua y regulaba el caudal, obra de los siglos XV-XVI. El Acueducto en San Antonio El Real: Allí parten las primeras servidumbres de agua desde el canal principal; los planos de esta merced de agua se conservan en el Archivo Municipal de Segovia. A partir de aquí la obra comienza a ser visible, punto que está señalado por un monumento formado por sillares con el Acueducto labrado, fechado probablemente en el s. XVI. El segundo desarenador: Prosiguiendo junto al muro, se alcanza el segundo desarenador, muy parecido al primero, con sillares de factura romana. En este comienzan los arcos formando un solo piso de arquerías. El Azoguejo: En la plaza del Azoguejo el Acueducto presenta su máxima altura y los arcos, a lo largo de una serie de 43, se hallan dispuestos en dos órdenes. Pueden observarse las dos hornacinas, una de ellas ocupada por una imagen de la Virgen y las huellas de las inscripciones con letras de bronce de las cartelas, cuya lectura no ha sido descifrada totalmente. El Postigo del Consuelo: Desde lo alto de la escalinata se observa todo el trazado de la obra. Es el punto donde los arcos vuelven a soterrarse, desarrollando un sofisticado sistema de distribución mediante arquetas, que a su vez, se subdividían en derivaciones de menor entidad que abastecían fuentes y aljibes de casas particulares. Todo este último tramo iba subterráneo hasta llegar al actual Alcázar, punto final del recorrido y era conocido como la "Madre del Agua".La Plaza de la Reina Doña Juana: Bajo su suelo han aparecido unos registros de distribución de agua. El canal se prolonga por la Plaza de los Huertos y la Plaza Mayor. El desarenador de la Plaza Mayor: Galería descubierta recientemente por la que discurre el canal principal del Acueducto. Pozo para la eliminación de impurezas del agua, señala el comienzo de una red de distribución para los barrios de la Judería y las Canonjías. El Acueducto en el Alcázar: Último punto documentado arqueológicamente y a través de un escrito de 1504 de las Ordenanzas del Agua de la Puente de la Ciudad de Segovia, en tiempos de la Reina Doña Juana.
Construcción
Para su construcción, los romanos utilizaron fuertes andamios que soportaban las cimbras, sobre las que se encajaban las dovelas de los arcos, cuya piedra central, la clave, tenía que estar perfectamente tallada en forma de cuña para así poder ejercer la presión suficiente. Era necesario marcar los dobles agujeros que vemos aun hoy, en los extremos de cada sillar de granito ya que para elevarlos usaban grandes tenazas metálicas. Estas tenazas se cerraban al tirar hacia arriba y se apretaban con el propio peso de la piedra. Los sillares ubicados a poca altura o por debajo del suelo eran colocados en su sitio transportándolos directamente hasta su disposición final desplazándolos mediante rodillos de encina, arrastrándolos por pequeñas rampas de madera apoyadas en andamios o desplazadas gracias a la fuerza de los animales de tiro. Cuando la altura era mayor a la estatura de un hombre, utilizaban ruedas de elevación de grandes dimensiones, movidas por esclavos, que daban vueltas a un eje en el que se enrollaba la cuerda de cáñamo que, por un sistema de poleas, permitía izar los sillares. En los andamios otro grupo de obreros estaba pendientes de su colocación en el sitio correcto, ajustando los sillares, mediante palancas. Finalmente el cantero, in situ, acababa la obra con el labrado y tallado de las caras de cada piedra. Las marcas hoy visibles de la construcción en época romana son los de ajuste, picado y almohadillado: las de ajuste son las hendiduras en la arista superior e inferior. Estas hendiduras se producen al introducir una palanca de hierro que hacía posible colocar los sillares en su posición final. Las marcas de picado están realizadas a golpes de pico formando estrías verticales en los sillares que conforman los extremos de los pilares y las marcas de almohadillado se producían para estilizar las aristas verticales. En algunas piedras aún pueden apreciarse las hendiduras en las que se introducían las cuñas de madera, que se hinchaban con agua para lograr perfectos cortes en el granito. El Acueducto es más ancho en la parte inferior y va disminuyendo al aumentar su altura. Es esta una solución ingeniosa que ayuda a soportar su propio peso. La unión de los sillares "opus quadrata" está realizada sin argamasa, cemento o plomo. Los sillares se mantienen unidos gracias a un perfecto estudio de empujes de las piedras.
Datos técnicos
Longitud:
Su longitud total es de 16.186 m. (Total del conducto de transporte, sin contar la presa de captación, de 28 m de longitud)
• Desde el azud (incluida presa del 1929) al primer desarenador urbano, el acueducto mide 13.393 m.
• El tramo comprendido entre los dos desarenadores (ambos incluidos) mide 794 m.
• A partir del desarenador de San Gabriel hasta la plaza de Avendaño (tramo monumental) hay 776 m.
• El Canal soterrado (desde la calle Obispo Gandasegui hasta la puerta del alcázar) mide 1.220 m.
- Pendiente: Su pendiente varía entre 0,3% (puente) y 5,53%.
- Dimensiones del canal: Las dimensiones del canal son 25 x 30 x 30 cm.
- Caudal máximo: Su caudal máximo es de 20-30 litros/segundo (determinado para la sección citada).
- Altura máxima: Su altura máxima es de 28,10 metros.
- Número total de pilares: Tiene 120 pilares.
- Número total de arcos: Tiene 167 arcos.
- Luz de los arcos: La luz de los arcos es de 4,50 m.
- Número de sillares: Tiene 20.400 sillares de granito.
- Volumen aproximado de granito: Tiene un volumen aproximado de 7.500 m3
Leyenda del Acueducto
Según la leyenda, fue la pereza y no Roma la madre del Acueducto. Una muchacha que trabajaba como aguadora, harta de arrastrar el cántaro por las empinadas calles de la ciudad, aceptó un trueque con el diablo: dispondría del alma de la mujer si, antes de que cantara el gallo, el agua llegaba hasta la puerta de su casa. Consciente de su culpa, la joven rezó hasta la extenuación para evitar el presagio. Mientras, una tormenta se había desatado y el demonio trabajaba a destajo. De pronto, el gallo cantó y el Maligno lanzó un alarido espeluznante: por una sola piedra sin colocar había perdido el alma.La muchacha confesó su culpa ante los segovianos que, tras rociar con agua bendita los arcos para eliminar el rastro de azufre, aceptaron felices el nuevo perfil de la ciudad. Un pequeño hoyo en la superficie de las piedras señala, según esta leyenda, el punto en el que los dedos del diablo presionaron.
llegada a Segovia
 




























empieza el tramo subterraneo
 

 desdes el mirador







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