Argamasilla de Alba es un municipio situado al este de la provincia de Ciudad Real, muy conocido por ser "El lugar de la Mancha" donde Miguel de Cervantes escribió su inmortal obra "Don Quijote de la Mancha".
Está situada dentro de la comarca conocida como Alto Guadiana Mancha, que engloba a los municipios que están dentro del eje imaginario que tiene por extremos las dos zonas húmedas más singulares de Castilla-La Mancha: el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel y el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera.
HISTORIA
Ya en 1214 hay constancia de un castillo de Argamasilla o Argamasiella (de donde procedería su nombre). Pero las inundaciones que provocaba el nacimiento del Guadiana, junto con la insalubridad de los terrenos pantanosos, motivaron varios cambios de emplazamiento.
Hay noticia de uno en 1515, muy próximo a las Lagunas de Ruidera; y otro en el lugar denominado Cerro Boñigal, al sur de la localización actual, en el periodo comprendido entre 1515 y 1531.
Argamasilla de Alba, también conocida como “Lugar Nuevo”, fue fundada en su emplazamiento actual entre los años 1531 y 1535. Según se recoge en las Relaciones Topográficas de Felipe II, la villa fue fundada por el prior de la Orden de San Juan, Don Diego de Toledo, perteneciente a la Casa de Alba y por Juan de Zúñiga, alcaide de Peñarroya.
Sofocada la Rebelión de las Alpujarras (1568), un contingente de moriscos granadinos se estableció en Argamasilla. Aquí contribuyeron al desarrollo de las construcciones y regadíos del “Lugar nuevo” (así llamado tras la segunda fundación). El desarrollo de la población culminó en 1612 con la concesión del título de “Villazgo” por Felipe II.
Según la tradición local, a finales del siglo XVI Miguel de Cervantes estuvo preso en la llamada “Cueva de Medrano”. Allí escribió la primera parte de la primera novela de la literatura mundial: El Quijote.
Ya en el siglo XVIII se construye el Gran Canal del Priorato de San Juan. Se levantó según proyecto de Juan de Villanueva a instancias del Prior de la Orden, el Infante don Gabriel (hijo de Carlos III). Esta majestuosa infraestructura sigue en funcionamiento hoy en día.
Desde la misma fecha de la publicación del Quijote en 1605, Argamasilla de Alba viene siendo considerada como el lugar de la Mancha del cual Cervantes no quiso acordarse.
LA CASA TERCIA
Las denominadas Casas Tercia del Priorato de San Juan en la Mancha, eran instituciones fundadas y promovidas por la orden sanjuanista en cada pueblo para residencia de sus Mayordomos-Administradores; casa, asimismo, donde se hospedaba el Gran Prior si visitaba la localidad; también podía utilizarse por los oficiales y servidores de la Orden si eran enviados para realizar inspecciones o visitas. Por otro lado, en dichas casas se entregaban y cobraban los diezmos y tercios que le correspondían a la Gran Dignidad Prioral en las distintas localidades.
En cuanto a la Casa Tercia de Argamasilla de Alba, además de sus dependencias: vivienda, patio, graneros y corrales, tenía una gran huerta de dos fanegas y ocho celemines, que era cruzada por el Canal del Gran Prior y llegaba hasta la Calle de Alcázar actual.
Respecto a esta propiedad Prioral sabemos que, en 1539, según anota el historiador Pedro Guerrero Ventas en su libro “El Gran Priorato de San Juan en la Mancha”, el Gran Prior, don Diego de Toledo, firma una Provisión: “Sobre que señales solares y otras cosas en Argamasilla”.
Posteriormente, cuando se acuerdan las Capitulaciones de nuestra localidad, éstas dicen:
EN LA VILLA DE ARGAMASILLA DE ALBA DE LA ORDEN DE SAN JUAN y de la Dignidad Prioral, a tres días del mes de febrero, año del nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo de mil quinientos è quarenta è dos años, ante el muy ilustre Sr. Don Frey Diego de Toledo, de la Santa Casa y Hospital de San Juan de Hierusalen, humilde Prior en estos Reinos de Castilla y León, del Consejo de Su Majestad, Teniente General por el Reverendo Sr. el Gran Maestre del Convento de Rodas y de su común Tesoro, Gobernador en los dichos Reinos, estando en las casas de su aposento, y en presencia de mí el Escribano y Testigos […], parecieron presentes Alejo de Zúñiga, y Diego de Oropesa, y Pedro Yzquierdo, vecinos de dicha Villa del Argamasilla, por si, y en nombre del Concejo, Justicia, è Regimiento de la dicha Villa…
Lo anterior nos viene a señalar que, si al actual emplazamiento de Argamasilla se trasladan los vecinos de Santa María en 1535 aproximadamente, siete años después, la Casa Tercia ya estaba construida: al menos para que pudieran hospedarse en sus aposentos el Gran Prior.
Años después, en las Relaciones Topográficas de Felipe II (1575), la emblemática casa es de nuevo citada de esta manera:
El veinticinco capítulo se dice que en esta dicha villa tiene el Prior de San Juan una casa suya que se dice la Tercia, donde recoge y tiene los diezmos del pan que en esta villa se diezma y que en ella vive el mayordomo que tiene cuenta de dicho pan.
Durante los siglos XVII y XVIII el edificio siguió realizando las funciones que al principio le fueron destinadas: vivienda del Mayordomo y cobranza de los diezmos. Entre 1781 y 1785, a iniciativa del Prior de San Juan, el Infante D. Gabriel de Borbón, se llevó a cabo la construcción de una fábrica de pólvora en Ruidera, siendo La Tercia de Argamasilla desde donde se dirigió el Proyecto por el arquitecto real D. Juan de Villanueva, con la colaboración del Administrador del Infante, D. Carlos Herrero. Asimismo, se gestó, 1785, en sus dependencias (y se llevó en parte a cabo), un proyecto importante para Argamasilla: una fábrica de agramar cáñamo.
Llegado el s. XIX, los bienes de las órdenes militares fueron desamortizadas por las Leyes desamortizadoras que el ministro Madoz publicó en 1855 y 1856. Así pues, La Tercia de Argamasilla, como el resto de bienes de la Orden de San Juan en la localidad: molinos, batanes, terrenos, fue desamortizada en 1856, siendo Gran Prior de San Juan el Infante Don Sebastián de Borbón.
Una vez en manos del Estado éste la puso en venta y el primer comprador particular, en 1861, fue don Isidoro López Viñas, que también compró al Estado los derechos de las aguas del Canal del Gran Prior, con sus molinos y batanes. Dicho señor fundaría en París la “Sociedad de Riegos del Valle del Guadiana”, que tendría sedes, además de en la ciudad donde fue fundada, en La Tercia de Argamasilla. Más, la vida de esta Sociedad no fue larga, debido a que surgieron discrepancias entre la Sociedad y el Estado, volviendo, en 1878, esta propiedad otra vez al Estado. Posteriormente, en 1886, la rescata don José Ignacio Sabater, también relacionado con la Sociedad de Riegos antedicha.
Poco le duraría La Tercia a Sabater; porque dicho señor vende la casa dos años después, 1888, a doña Eusebia Olmedo Díaz, natural de Tomelloso y vecina de Argamasilla, la cual fue propietaria de tan importante casa hasta 1892; esta propietaria haría en 1890 dos segregaciones en la huerta de La Tercia, que vendería a D. Joaquín Fernández Flores, médico de la localidad, y a D. Tomás Aliaga Serrano; fecha en la que la vende a D. Juan Serrano Almarcha y Doña Matilde Hernán Solís; matrimonio que la conserva hasta el fallecimiento, 1906 de Doña Matilde, la cual, en su testamento, reparte la Casa entre sus 7 hijos.
Actualmente son sus descendientes – biznietos – los propietarios del edificio.
BOTICA DE LOS ACADÉMICOS
En manos particulares, hoy podemos visitar este emblemático lugar cervantino por la gentileza de sus propietarios.
En este lugar, Los académicos de la Argamasilla celebraban sus veladas cervantinas. Fue precisamente aquí donde se reunieron con José Martínez Ruiz, Azorín, cuando, con motivo del tercer centenario del Quijote, en 1905, éste visitó la villa.
Azorín vino a La Mancha con el encargo de escribir una serie de artículos para el periódico El Imparcial. Se instala en Argamasilla, desde donde visita otros lugares cercanos: Lagunas de Ruidera, El Toboso, Campo de Criptana, Alcázar de San Juan… De sus crónicas nace el libro La Ruta de don Quijote, en el cual refleja magistralmente la psicología de Argamasilla, inclinándose por la naturaleza argamasillesca del héroe cervantino, y teniendo la firme convicción de que efectivamente éste y no otro es el lugar, patria chica de don Quijote. Así lo expresan sus palabras:
“Don Quijote de la Mancha había de ser forzosamente de Argamasilla de Alba. Oídlo bien; no lo olvidéis jamás: el pueblo entero de Argamasilla es lo que se llama un pueblo andante”.
Los académicos de la Argamasilla emulan a aquellos que ideó Cervantes, y que aparecen como autores de varios sonetos y epitafios con los que concluye la primera parte del Quijote. Cervantes concibe una academia con la que tal vez quiso burlarse de estas instituciones tan en boga en la época, como se deduce, entre otras cosas, de los nombres burlescos que el autor dio a sus integrantes: Monicongo, Paniaguado, Caprichoso, Burlador, Cachidiablo y Tiquitoc.
Los sonetos y epitafios de los Académicos de la Argamasilla constituyen sin duda uno de los más fuertes argumentos en favor de Argamasilla como Lugar de la Mancha, pues es el propio Cervantes quien de su puño y letra así lo afirma:
LOS ACADÉMICOS DE LA ARGAMASILLA, LUGAR DE LA MANCHA, EN VIDA Y MUERTE DEL VALEROSO DON QUIJOTE DE LA MANCHA, HOC SCRIPSERUNT (esto escribieron)
Los Académicos de la Argamasilla siguen existiendo hoy en día como asociación cultural dedicada al estudio y a la defensa de la tradición cervantina.
Frente a la fachada botica podemos contemplar un busto de Azorín, obra de Cayetano Hilario.
CANAL DEL GRAN PRIOR
El Canal del Gran Prior es sin duda la obra más antigua ejecutada en el río Alto Guadiana. Parece ser que su primitiva traza, realizada por Fray Fernando Rodríguez, data del siglo XVI. Más tarde será el restaurador de Argamasilla de Alba don Diego de Toledo quien, encomendando la obra al famoso arquitecto Juan de Villanueva, emprenda la canalización definitiva que evitaría inundaciones y dotaría al lugar de un medio seguro de suministro hidrológico.
Se trata de un proyecto de canalización para extender el riego en los terrenos situados entre Ruidera y Arenas de San Juan, aprovechando las aguas del Alto Guadiana, y así favorecer el desarrollo de estas tierras.
Antiguamente, su cauce se encontraba jalonado por numerosos molinos de agua, algunos de los cuales estuvieron en uso hasta principios del s. XX. Con el paso del tiempo, estos molinos han ido desapareciendo, no quedando en la actualidad ninguno en pie.
Con la construcción del embalse de Peñarroya, el canal cayó en desuso, siendo desmantelado por la Confederación Hidrográfica del Guadiana en la década de los ochenta del s. XX. Hoy sólo quedan algunos testigos de su existencia, entre los que se encuentra un tramo rehabilitado que surca la población.
CASA DE MEDRANO
Es un edificio de arquitectura moderna y funcional, aunque con rasgos de la arquitectura manchega tradicional, cobija en su interior la famosa Cueva de Medrano o Cueva de Cervantes, lugar en el cual, según la tradición, estuvo preso Miguel de Cervantes y comenzó a escribir el Quijote.
Entre sus dependencias, además de la cueva, podemos visitar una exposición del pintor valdepeñero Gregorio Prieto, compuesta por 17 obras de tema cervantino; un moderno corral de comedias con numerosos bustos de personajes del Quijote pertenecientes al escultor local Cayetano Hilario; la biblioteca municipal “Cervantes”; y la oficina de turismo.
Se sabe que a comienzos del s. XVII la casa pertenecía a la influyente familia Medrano.
Ser considerada como la cuna del Quijote suscitó un gran interés por esta casa desde sus primeros tiempos. Prueba de ello es que en 1862 fue adquirida por el Infante Sebastián Gabriel de Borbón, prior de la Orden de San Juan, para fines culturales.
Tras la muerte del Infante en 1875, la casa pasa a manos de la princesa viuda doña Mª Cristina de Borbón.
En 1905, año del III centenario de la primera parte del Quijote, el edificio sufre un devastador incendio que prácticamente lo reduce a ruinas. Sobre éstas se reconstruye una edificación de una sola planta.
En 1970 la casa pasa a propiedad municipal y es declarada Monumento de Interés Histórico-Artístico, hoy, Bien de Interés Cultural.
En 1990, ante la situación de deterioro que sufre el edificio, se proyecta la rehabilitación que le otorga su actual apariencia. El nuevo edificio se inaugura el día 23 de abril de 1994, fecha conmemorativa de la muerte de Cervantes.
La importancia de esta casa radica fundamentalmente en su cueva. Esta humilde y rústica cueva es el lugar que la tradición identifica como la prisión en la cual Miguel de Cervantes concibió y empezó a alumbrar su inmortal Don Quijote de la Mancha, lo que la convierte en una suerte de “santuario laico” de nuestra literatura del Siglo de Oro.
Esta antiquísima tradición se remonta a los mismos tiempos de Cervantes, quien a pesar de su voluntad de no “recordar” el lugar de la Mancha de su protagonista, indirectamente la ha alimentado con las alusiones a su propia prisión vertidas en el prólogo del libro:
“Qué podrá engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco, avellanado, antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno, bien como quien se engendró en una cárcel donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación”
No se conocen los motivos exactos de la estancia y prisión de Cervantes en Argamasilla de Alba. Los biógrafos cervantinos reconocen un vacío en los años previos a la aparición del Quijote (entre 1600 y 1603). Para unos el motivo del encarcelamiento, que debió de prolongarse por cuatro o cinco meses, no fue otro que la osadía por parte del “Manco de Lepanto” de dirigir un requiebro a una moza del lugar, emparentada con el cacique de la villa don Rodrigo de Pacheco. Otros opinan, sin descartar el “delito” del requiebro amoroso tan vinculado a la tradición, que la causa principal pudo ser debida a que Miguel de Cervantes pasó por estas tierras pretendiendo recaudar algunos diezmos del Priorato de la Orden de San Juan, lo cual le habría granjeado la enemistad de los poderosos del lugar.
Sea como fuere, a causa de su obligada estancia en esta cueva, Cervantes habría conocido a don Rodrigo de Pacheco, un hidalgo demente al cual habría tomado como modelo para la creación de su protagonista.
Posteriormente podremos conocer a este hidalgo a través del cuadro que puede contemplarse en la iglesia de San Juan Bautista.
A lo largo de los años, la Casa de Medrano recibe la visita de numerosas personalidades del mundo de la cultura venidas de todas las partes del mundo.
En 1863, el impresor Manuel Rivadeneyra traslada al interior de la Cueva parte de su imprenta, y edita su célebre Quijote de Argamasilla, prologado y comentado por el dramaturgo y miembro de la Real Academia Española, Juan Eugenio Hartzenbusch, quien ratifica con firme convencimiento la prisión de Cervantes en este lugar:
“En aquel tenebroso encierro, en aquel angustiado cofre de cal y canto, concibió la fecunda mente de Cervantes la idea vastísima, triste alguna, regocijada casi siempre de su Don Quijote”.
En 1905, fecha del tercer centenario del Quijote, la casa recibe la visita de numerosos personajes ilustres, entre los que cabe destacar a Azorín, quien deja constancia de ello en su obra, La ruta de Don Quijote. También el poeta nicaragüense Rubén Darío, que publica una amplia semblanza de Argamasilla en el diario La Nación, de Buenos Aires.
La conmemoración del cuarto centenario de la Primera Parte del Quijote en 2005, de nuevo atrae a la Casa de Medrano renombrados representantes de la cultura. De especial relevancia es la vista que realiza el 18 de octubre de ese mismo año el Académico de la Lengua y Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, quien con motivo de la misma dejó escrito en el Libro de Honor de la Casa:
“Parece que es evidente que es Argamasilla de Alba el “lugar de La Mancha” del cual Cervantes no quiere acordarse”.
En marzo de 2015, la Real Academia Española rinde homenaje a Cervantes en Argamasilla de Alba celebrando aquí un pleno extraordinario que coincide con el cuarto centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote y con el tercer centenario de la fundación de la propia Academia.
Desde el patio al que se accede dejando atrás la sala de recepción se llega a la Cueva.
Es un sótano de dos estancias que permanece inalterado. En el primer nivel se encuentra la dependencia que sirvió de prisión y en la que, según la tradición, estuvo preso Cervantes. Se cuenta que los motivos por los que Don Miguel fue encarcelado pudieron ser por delitos fiscales derivados de su condición de recaudador de alcabalas o por un asunto de faldas.
Fuera ya de la Cueva, el gran patio del edificio fue habilitado en los años setenta como «corral de comedias». En él se realizan representaciones teatrales y diversas actividades culturales al aire libre.
Galería Gregorio Prieto
Está situada en el interior de la casa de Medrano.
El 12 de marzo de 1968, el pintor valdepeñero Gregorio Prieto elige la Cueva de Medrano como escenario para la creación y firma del acta constitucional de la Fundación que lleva su nombre. Consecuencia de su estima por el lugar es la donación de 17 obras que hace al pueblo de Argamasilla de Alba, que pueden contemplarse en esta sala.
Esta colección recoge una variada muestra de su arte y de los estilos que cultivó. Obras vanguardistas en la que utiliza diferentes técnicas, materiales y estilos: óleo, tinta china, lápiz, collage… Los motivos son predominantemente cervantinos, aunque también se incluyen personajes y lugares específicamente argamasilleros.
Varias de las obras expuestas son litografías pertenecientes a la última época del pintor, caracterizada por la turbulencia barroca de las formas y colores, que muestra la pasión con la que Gregorio Prieto alumbraba sus obras. Pero frente a esta violencia cromática y formal, los dibujos de este último periodo conservan también el lirismo y la frescura que siempre definió la obra del genial artista manchego.
CASTILLO DE PEÑARROYA
Acceso libre y gratuito. Capilla interior abierta de 10:00 a 18:00.
Es una de las fortalezas que aún se conservan en el territorio de los que los caballeros hospitalarios poseyeron en La Mancha, el denominado Campo de San Juan. Está situado a 12 Km de Argamasilla de Alba, en dirección a Las Lagunas de Ruidera, constituyendo la entrada al Parque Natural. Fue conquistado en el año 1198 por las órdenes coaligadas de Santiago y San Juan, y adscrito definitivamente a ésta última en 1215.
En el siglo XIV Peñarroya era, sin duda, la encomienda más importante de la Orden de San Juan desde el punto de vista económico.
Se trataba de una fortaleza para garantizar el aprovechamiento económico del territorio, arrendamiento de pastos, cobro de impuestos y protección de pobladores pacíficos, a la vez que almacén de bienes o “caja fuerte” de la Orden.
Situado estratégicamente sobre un acantilado, en el que se construyó la presa del embalse de Peñarroya, el castillo conserva:
En el exterior: camino de acceso medieval, humilladero y foso. Recientemente se han encontrado en el exterior, una necrópolis de rito islámico y un campo de silos de cronología indeterminada.
En el interior: antemuralla, liza, muralla medieval principal, torre del homenaje, ermita del siglo XVII (de marcado estilo barroco decadente en cuyo interior se encuentran pinturas a ambos lados del altar mayor, destacando también el retablo churrigueresco, el camarín de la virgen, el coro y una extraordinaria talla del siglo XVII que primitivamente estuvo emplazada en el convento de los Mercedarios de Argamasilla de Alba), patio de armas, ermita del siglo XII y aljibe medieval.
ERMITA DE SAN ANTÓN
Levantada sobre la antigua ermita dedicada a San Vicente Ferrer, con una reconstrucción de 1796 por parte de la hermandad de la Veracruz y la Santa Faz, siendo más tarde dedicada a la veneración de San Antonio Abad (San Antón).
IGLESIA DE SAN JUAN BAUTISTA
La iglesia de San Juan Bautista (S. XVI) se presenta como inconclusa a los pies, no se sabe bien la causa, aunque posiblemente la principal fuera por la falta de recursos o de subvención por parte de la Orden de San Juan.
Ocupa en planta el tramo de la nave central entre dos potentes torres y el primer tramo de las naves laterales y la central, aproximadamente un tercio de la iglesia original. Podemos observar que la construcción alcanzó hasta el arranque de los arcos y la cubierta.
Las labores de consolidación y restauración llevadas a cabo en el año 2003, nos han aclarado de manera significativa el proyecto de alzado de los pies de la iglesia. Entre las torres, el espacio de la nave central se presenta compartimentado en dos pisos, cuya función sería un coro elevado sobre una bóveda estrellada. El coro tendría su acceso a través de la torre lateral izquierda, donde aún encontramos el proyecto de puerta. Posiblemente al exterior encontraríamos un vano que iluminaría este espacio. En el piso bajo se formaría un zaguán a modo de entrada, que daría paso al espacio rectangular de la nave-salón.
Los restos conservados nos presentan una unidad decorativa y constructiva con lo realizado en el interior. El mismo sistema de soporte, de elementos sustentantes. Sólo podemos ver diferencias en los materiales de construcción: piedra caliza en el muro, sillares en los pilares y finalmente el ladrillo en el inicio de los nervios y arcos formeros. Todo ello nos lleva a la conclusión de esa falta de recursos a que anteriormente hacíamos mención.
En la actualidad este espacio tan singular es utilizado eventualmente como auditorio.
La iglesia de San Juan Bautista se comenzó a construir en 1542 por Juan de Ornero. En 1587 la obra es encomendada al maestro cantero Juan de Rigos, quien la debía finalizar en seis años. Sin embargo, por razones desconocidas quedó inconclusa en lo que debía ser su entrada principal, cuya estructura, columna y arcos hemos podido contemplar en el Descubierto.
La iglesia de San Bautista se incluye en el grupo de iglesias “columnarias”, tipología que aúna la tradición gótica con los aires renovados del renacimiento italiano. En planta se presenta como un rectángulo de 58 metros de longitud por 20 de anchura, dividido en tres naves, la central doble de ancha que las laterales. Su planta inicial incluía dos torres gemelas, pero sólo se construyó una en la parte inconclusa hasta la cornisa, rematada finalmente hasta sus 36 metros actuales en 1913.
En alzado, los elementos sustentantes son los pilares circulares que dan lugar a la tipología de “columnarias”, pilares circulares sobre zócalo, basa, fuste liso y capitel con faja decorativa de vegetación espinosa propia del siglo XVI, donde se recogerán los distintos nervios de las bóvedas.
Una de las características de estas iglesias es que las tres naves se alzan a la misma altura. A este tipo de alzado se le denomina “iglesias de nave de salón”, que contribuyen a crear una sensación de espacio mayor o de mayor monumentalidad.
En los siglos XVII y XVIII, la iglesia es completada con nuevas adiciones: capillas laterales, enlosado y dos magníficos canceles con tallas de la efigie y escudos familiares del príncipe Emmanuel Filiberto de Saboya, Prior de la Orden de San Juan.
El templo debió contar con obras artísticas de considerable valor, pero sufrió dos saqueos, uno en 1808 cuando se apoderaron del pueblo las tropas napoleónicas, y otro en 1936, durante la Guerra Civil.
Aun así, la iglesia de San Juan Bautista encierra importantes obras de arte.
Así, podemos admirar el cancel renacentista donado en 1588 por Emmanuel Filiberto de Saboya, a través del cual hemos accedido al interior del templo. Contiene un medallón central a manera de busto como si de una medalla se tratara, que representa al príncipe.
En la capilla situada a la derecha del altar mayor se encuentra el Cristo de la Merced o Cristo de la Buena Muerte. Proveniente del convento de los Mercedarios esta talla de madera noble del siglo XVII posee gran valor artístico. Perteneciente a la Escuela Andaluza, se trata de una obra manierista de potentes proporciones clásicas y una equilibrada carnación que mueve al espectador a un dialogo entre la talla y quien la contempla.
Cuadro exvoto Don Rodrigo de Pacheco
Mención especial, dentro de la Iglesia de San Juan Bautista, merece el cuadro exvoto de la Capilla de la Casa Pacheco (a la izquierda del altar mayor), no solo por su valor artístico, sino, sobre todo, por la vinculación que el mismo posee con la tradición cervantina.
El cuadro exvoto de don Rodrigo de Pacheco está situado en la capilla de la Virgen de la Caridad de Illescas. Fue donado por el propio hidalgo don Rodrigo de Pacheco, y está fechado en 1601 (cuatro años antes de la aparición de la primera parte del Quijote). En él aparecen como orantes una dama y un caballero, cual personajes del Greco, autor que recordamos en otras muchas facetas del cuadro.
Posee el caballero ojos espantadizos y largos bigotes. Se trata del mismo don Rodrigo, enterrado en una cripta situada al pie del cuadro, al cual la tradición argamasillesca identifica como posible trasunto de Don Quijote, ya que tanto la fecha, como el motivo de la enfermedad mental del hidalgo, contribuyen a esta identificación.
Sobre los personajes, la Virgen de la Caridad de Illescas, Santo Niño en sus brazos y un coro de querubines escoltando la figura, el patriarca San José y el evangelista San Mateo.
El cuadro conserva al pie la siguiente inscripción:
“Apareció nuestra Señora a este caballero estando malo de una enfermedad gravísima desamparado de los médicos víspera de San Mateo año 1601, encomendándose a esta Señora y prometiéndole una lámpara de plata, llamándola día y noche de un gran dolor que tenía en el celebro de una gran frialdad que se le cuajo dentro”.
MOLINO DE SAN JUAN
En el s. XVIII los molinos de agua constituían la única actividad industrial del pueblo, junto a alguna actividad de la piel. Los molinos hidráulicos se erigen como uno de los elementos más característicos de la producción harinera a lo largo del cauce manchego del Guadiana, siendo ésta, tierra de molinos de agua.
PÓSITO LA TERCIA
Los pósitos son una institución fundada en la Baja Edad Media. Su principal actividad era la subvención del pan en años de carestía con el objetivo de garantizar su precio, así como el panadeo entre caminantes y pobres. A estas funciones se suma, a partir del s. XVII, la de préstamo de trigo o dinero entre los agricultores. Su máximo esplendor se produce a lo largo del s. XVIII, produciéndose su total desaparición a finales del s. XX.
Los pósitos podían tener un origen público o privado. Este en el que nos encontramos, conocido como Pósito de la Tercia, es de origen privado. Al parecer, fue creado por doña Ana de Mondéjar, vecina de la localidad, con una dotación de 800 fanegas.
Estuvo en uso hasta principios del s. XX y es muy probable que fuera alquilado como pósito municipal, al carecer la villa de edificio propio para ello hasta bien entrado el s. XVIII.
El Pósito de la Tercia es un edificio rectangular realizado en mampostería. Presenta las esquinas reforzadas con sillares de travertino, dos plantas y techumbre con viguería de madera a cuatro aguas. Las jambas de las ventanas y de las puertas están realizadas en sillares igualmente de travertino.
En la planta inferior presenta dos estancias rectangulares cubiertas con bóveda de aristas y en la superior un único espacio diáfano.
El suelo original era de barro cocido y las paredes se encontraban encaladas.
Por ley, inicialmente el edificio estaba exento; ningún otro edificio podía estar adosado a él. Esto era así para facilitar su ventilación, evitar el riesgo de incendio e impedir posibles robos. Asimismo, el edificio se encuentra en alto por la necesidad de aislarlo frente a la humedad del subsuelo de la zona.
Los trabajos de rehabilitación del Pósito, finalizados en 2011, han permitido documentar la existencia de varios conjuntos de grafitis en las paredes del edificio, ocultos bajo las sucesivas capas de cal y realizados con las técnicas del grabado y pintura. Su temática es variada, con presencia de elementos cruciformes, epigráficos, antropomorfos, zoomorfos, geométricos…, así como elementos de conteo. Entre los grafitis documentados, destaca por su interés, el conjunto de cruciformes formado por cruces potenzadas. En general, a este tipo de representaciones se le atribuye una funcionalidad mágico-religiosa, que en este caso puede estar asociada a un intento de proteger el grano guardado en su interior.
En la sala izquierda de la planta baja podremos contemplar la reproducción de algunos de estos grafitis, así como varios paneles gráficos explicativos sobre la historia y funciones de los pósitos.
También en la planta baja, en la sala de la derecha, se nos presentan diversos paneles y elementos explicativos de la tradición cervantina de Argamasilla de Alba. Entre los que caben destacar una reproducción del cuadro ex voto de don Rodrigo de Pacheco, cuyo original podemos visitar en la iglesia de San Juan Bautista.
También resulta de gran interés la reproducción de la Carta Geográfica de los Viages de Don Quixote y Sitios de sus aventuras, mapa original de 1798 realizado por el dibujante Manuel Antonio Rodríguez según las observaciones históricas de Juan Antonio Pellicer, bibliotecario del rey y miembro de la Real Academia de la Historia. Este mapa ilustra la edición del Quijote de Gabriel de Sancha (1797-1798). Y en él, Pellicer señala las tres salidas que hizo el ingenioso hidalgo. Todas ellas parten inequívocamente de Argamasilla de Alba, «patria de Don Quixote», tal como consta textualmente en la leyenda del mapa.
Por último, la planta alta del edificio está íntegramente dedicada a sala de exposiciones, y contiene una muestra permanente de los certámenes de artes plásticas convocados entre 1997 y 2007 por la Asociación de los Académicos de la Argamasilla. Se trata de una interesante colección de obras mayoritariamente pictóricas con la firma de reconocidos artistas.