Pertenece al municipio oscense de Castiello de Jaca, en la comarca de la Jacetania, Aragón. Se encuentra a 1021 m de altitud en un pequeño llano al pie de la Sierra de los Ángeles por el cual se accede al Valle de Borau y desde el que se domina el valle del río Aragón.
Aratorés tiene fama de ser el pueblo del valle que mejor ha sabido conservar la arquitectura tradicional y el ambiente rural. Sus calles encontramos edificios con muros construidos en mampostería de piedra con sillares en portadas y ventanas. Por otra parte, todavía se conservan bastantes cubiertas de losa y algunas chimeneas troncocónicas, tan escasas ya en los pueblos circundantes. Todavía se conservan bastantes cubiertas de losa y algunas chimeneas troncocónicas La zona de eras y pajares se levantó al este del casco urbano, dominando el valle y con magníficas vistas hacia la Peña Collarada.
Historia
Según Agustín Ubieto Arteta, la primera cita de este pueblo es en 1094/1104, recogida en la obra de Antonio Durán Godiol Geografía medieval de los obispados de Jaca y Huesca (Huesca, 1962), y documenta las variantes Aratorés, Aratorese y Aratoressa.
La cercanía del Río Aragón, importante vía de comunicación desde antiguo y la amplitud del valle (en tiempos denominado Bardaruex: el valle de Aruej) explican la ocupación humana en esta zona desde hace siglos. Concretamente, desde 1206 y mediante una donación de Pedro II, 7 años antes de morir en la Batalla de Muret, Aratorés se vinculó al Cabildo catedralicio de Jaca hasta las amortizaciones decimonónicas. Desde 1887 pertenece al municipio de Castiello de Jaca. Tenía 5 casas en 1495, que ascendían a 11 en 1845, en 1957 pasó a tener 109 habitantes, y alcanzó su máximo histórico en 1910 registrando 114 habitantes. A partir de entonces comienza un lento declive demográfico hasta los 32 habitantes actuales
Iglesia parroquial de San Juan Bautista: El lugar aparece citado en documentos del siglo XI. En 1100 el templo pertenecía a Sásave por donación del obispo Esteban. A principios del siglo XIII fue donado por Pedro II al cabildo catedral de Jaca.
De estilo románico, del siglo XII, con adimentos y transformaciones del siglo XVIII, cuando se le añadió la nueva sacristía y la torre de la iglesia. La nave es fruto de restauración del siglo XVII, fecha que figura añadida a los lados de su crismón reutilizado sobre la portada de acceso. También son elementos de esa fecha la torre adosada a los pies del templo y la sacristía sita al lado sur de la cabecera. Presenta orientación canónica, con ábside semicircular cubierto al interior con bóveda de cuarto de ésfera y una sola nave a cuyos pies se adosó la torre. La portada está culminada con un crismón sobre el que se grabó la fecha tardía de 1607, probablemente el año de alguna remodelación. El ábside es el único elemento originario de la construcción junto a una inscripción mozárabe.
Lo más conocido del templo es la lápida incrustada al exterior, por su antigüedad y extensión es una de las inscripciones más destacadas de La Jacetania que data del año 901, probablemente proceda de una antigua ermita cercana al pueblo, al igual que otra más pequeña, recolocada junto al crismón, dedicada a un difunto llamado Atto. También de origen funerario son las losas reaprovechadas como pavimento de acceso a la iglesia, entre las que destaca una lauda sepulcral fechada en el siglo XVIII que presenta grabada una magnífica esvástica curvilínea conocida en Aragón como cuatrefuellas, símbolo pagano que alude al sol.
En el lado sur del templo rodeado por un pequeño cerramiento en altura hay un reducido cementerio. Las losas por las que caminamos para llegar a la portada del templo son sepulcrales, figurando en alguna mención a su propietario y fecha de ejecución. La situada en el vano de la puerta tiene un bonito motivo esculpido: un laburu.
A pesar de ser evidentemente bello e interesante lo hasta aquí mencionado, lo cierto es que el lugar es conocido por la importante lauda epigrafiada que, reutilizada, se ha empotrado en el muro sur del templo hacia los pies del mismo. Sobre piedra arenisca de superficie irregular figura la epigrafía que la data en la era 939 (año 901) haciendo referencia al sacerdote Samuel y a quien escribió esta lauda (Sancius)
OMNES DOMVM MARTIRVM CRISTIANORVM PRE |
Un bonito detalle de la misma lo compone la cruz de brazos iguales con la que inicia el escrito. Toscamente burilada en la arenisca muestra los símbolos apocalípticos alfa y omega colgando de sus brazos. Más adelante los reyes, tanto de Pamplona como de Aragón, iniciaran sus documentos en pergamino de modo semejante con el crismón. Una segunda lápida epigrafiada sobre el mismo material y con letra semejante, hace mención a un difunto llamado "ATTO". Es una lauda sepulcral que inicia con el consabido "Hic requiescit". Esta lauda se reutilizó situándola a la derecha del crismón trinitario existente sobre la puerta de acceso.
El crismón trinitario es de seis brazos. Luce los símbolos apocalípticos en situación ortodoxa. El símbolo "ómicron" posee un travesaño que conforma cruz. La roseta central rebajada deja vistos los radios del crismón que acaban rematados por pequeños calces. En la restauración de templo se añadió al mismo la fecha: 16 - 07 y una "A"
La portada del templo es sobria, con una arquivolta lisa de medio punto dovelado. La única decoración consiste en pequeñas bolas adornando las impostas
Al interior, la nave muestra la tipología propia del momento de su reforma. La cabecera, original, cuenta con presbiterio y cilindro absidal parcialmente oculto por el retablo. El único detalle reseñable es la imposta que se extiende por toda la cabecera.
FIESTAS Y TRADICIONES
Se celebran las fiestas el día 29 de agosto. Han logrado mantenerse antiguas tradiciones, como la matacía del cerdo, en diciembre, y la hoguera de San Juan
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