viernes, 10 de mayo de 2024

ROMA (X): BASÍLICA DE SAN JUAN DE LETRÁN, BASILICA DI SAN GIOVANNI IN LATERANO

FONTANA DELL’OBELISCO LATERANENSE




 BASÍLICA DE SAN JUAN DE LETRÁN, BASILICA DI SAN GIOVANNI IN LATERANO

San Juan de Letrán es una de las cuatro basílicas patriarcales o mayores. El nombre proviene de sus primeros propietarios. La Basílica, dedicada al Salvador, fue construida sobre los palacios de los Laterani, donados por Constantino al Papa Melquiades. La basílica de San Juan de Letrán  (San Giovanni in Laterano) es con el permiso de San Pedro en el Vaticano, la iglesia más espectacular de Roma (madre de todas las iglesias como se la denomina). Fue edificada bajo las órdenes del Constantino el Grande durante el siglo IV, es la primera iglesia o templo cristiano y el Palacio Laterano, adosado a la basílica fue residencia Papal antes de su traslado a Avignon, antes de ser destruido por un incendio en el año 1308. Se dice que fue la primera iglesia cristiana del mundo. El edificio actual es la sede de la diócesis de Roma. Un dato histórico es que en este edificio Mussolini firmó con el Vaticano los acuerdos de Letrán, sellando su colaboración. Erigida en el siglo IV en honor a San Juan Bautista y al evangelista San Juan, la Basílica de San Juan de Letrán (Basílica di San Giovanni in Laterano) es la más importante de las cuatro basílicas mayores, además de ser la Catedral de Roma.

Historia de San Juan de Letrán  (San Giovanni in Laterano)

La primera mención se remonta al 313, fecha en que se tuvo un consistorio de obispos in domum Faustae in Lateranum. Su historia abarca en cierto sentido todo el desarrollo del Cristianismo en Roma. En la fachada actual se lee: Sacrosancta Ecclesiarum omnium urbis et orbis ecclesiarum Mater et Caput, esto es, que nos encontramos ante la Madre y Cabeza de todas las iglesias del orbe, prerrogativa singularísima, de la catedral del Obispo de Roma que, como sucesor de San Pedro, tiene el primado universal. El 28 de octubre del 312, después de vencer a Majencio, Constantino hizo su entrada triunfal en Roma e inmediatamente acabó con la persecución de los cristianos. En el 314 el Papa Silvestre I fue a vivir al Laterano, donde se fijó la residencia oficial del papado hasta el exilio de Avignon. Antes de iniciar la construcción de la antigua basílica de San Pedro en el Vaticano, Constantino construyó la Basílica Laterana en el lugar donde se encontraban las barracas de la guardia personal -los equites singulares- de Majencio. La Basílica estaba dedicada al Salvador y, aunque no era de dimensiones extraordinarias, tenía cinco naves y estaba precedida por un pórtico y un atrio con fuentes; en lo alto de la fachada estaba la imagen del Salvador. Posteriormente fue dedicada a San Juan Bautista y a San Juan Evangelista. Después de ser dañada por los bárbaros en el s.V y por un terremoto en el 896, fue destruida por un incendio en 1308. La Basílica se reconstruyó en le época barroca y en el s.XVIII. En total veinte Papas contribuyeron a su reconstrucción, restauración y embellecimiento: desde San León Magno (440-461) hasta León XIII (1878-1903). En este lugar se llevaron a cabo los cinco Concilios Lateranenses, decisivos en la historia de la Iglesia. Aquí fue, por ejemplo, donde Nicolás II reunió en el 1059 el Sínodo que determinó que la elección del Papa correspondía a los cardenales. Excavaciones realizadas entre 1934 y 1938 han descubierto restos de edificios paganos y cristianos, algunos con frescos y mosaicos pavimentales, así como tramos de calles pavimentadas y los cimientos de la primitiva basílica constantiniana. En caso de que se quiera visitarlos, se debe pedir permiso en la sacristía. Por evidentes razones históricas, en 1962 Juan XXIII quiso que volvieran a Letrán las oficinas de la curia de la diócesis de Roma

La Basílica de San Juan de Letrán ha tenido un importante papel en la historia, ya que hasta 1870 todos los Pontífices fueron investidos en ella, rito que se modificó para trasladarlo al Vaticano actualmente.. A día de hoy, la iglesia no ha perdido la importancia que la caracterizaba en el pasado ya que, el Papa, como obispo de Roma, continúa celebrando en su interior los oficios de Jueves Santo.

Descripción

FACHADA

La fachada actual es del siglo XVIII, es obra maestra del florentino Alessandro Galilei (1735), y probablemente la fachada más sugestiva de todas las basílicas romanas. Destaca el contraste entre las claras líneas de las columnas con las cavidades oscuras. Sobre la balaustrada de coronamiento se encuentran 15 estatuas, de 7 m de altura, de Cristo, San Juan Bautista, San Juan Evangelista y Doctores de la Iglesia.

El pórtico de dos pisos que se encuentra en la fachada principal de la basílica data del siglo XVIII, y constituye el lugar desde el que el Papa da su bendición cada Jueves Santo. En la parte superior de la fachada, imponentes estatuas de Cristo y los santos esculpidas durante el siglo XVIII dan la bienvenida a los fieles. Entrando en el pórtico, observamos las puertas de bronce, que provienen de la Curia o Parlamento del Foro Romano, es probablemente la puerta más antigua que se conserva en el mundo, y que fue agrandada en 1660 con la adición de las zonas donde se encuentran las estrellas del Papa Alejandro VII. La última puerta de la derecha es la puerta santa, que se abre sólo en los años jubilares. A la izquierda está la estatua del emperador Constantino, proveniente de las Termas del Quirinal. Sobre la estatua y sobre las puertas, se pueden ver varios altorrelieves en mármol con la historia de la vida del Bautista. Tras la primera columna a la derecha hay una parte de una obra de Giotto, y más adelante, junto a la segunda columna, la representación de Silvestre II esconde una de los mitos y curiosidades de san Juan de Letrán, ya que según la fantasía, suda y gime cuando se acerca la muerte de un Papa.





INTERIOR

La planta del templo consta de cinco naves, con la central de 130 metros de largo, con un rediseño de Francesco Borromini (solicitado para el Jubileo de 1650), el suelo de mosaicos es una aportación del Papa Martín V en el año 1425, a partir de mármol de otros templos de Roma que habían caído en abandono. Los techos son dorados.

En la nave central llaman inmediatamente la atención las estatuas de los Doce Apóstoles, en un estilo barroco tardío, obra de algunos seguidores de Bernini. Borromini creó doce enormes nichos en los pilares de la nave para recibirlas, y fueron colocadas ahí en 1718. Las columnas de mármol verde -que Borromini acortó y reutilizó- separaban la nave central de las laterales en la antigua basílica. Sobre los Apóstoles se encuentran bajorrelieves que narran relatos del Antiguo y del Nuevo Testamento. El crucero, completamente renovado bajo la dirección de Della Porta y de d'Arpino (1597-1601), es uno de los conjuntos más armoniosos y representativos de la arquitectura romana de finales del s.XVI. En las paredes, los pintores manieristas de la época compusieron una especie de antología con escenas de la Ascensión, los Apóstoles, etc., y con frescos enormes que narran los principales episodios de la vida del emperador Constantino. En la parte central del crucero, bajo el gran arco sostenido por dos columnas de granito, se encuentra el Tabernáculo ojival, obra insigne del orfebre romano Giovanni di Stefano Sense. Encargado por Urbano V en 1367, y llevado a cabo con la ayuda económica de Carlos V de Francia, está adornado con doce recuadros al fresco, atribuidos a Barna da Siena. El baldaquino fue colocado en el año 1367 bajo el Papado de Urbano V, sobre el altar papal, en la parte alta se encuentran unos relicarios de plata que, según la tradición, contienen reliquias de las cabezas de San Pedro y San Pablo. Bajo el tabernáculo se encuentra el Altar Papal, donde sólo podía celebrar la Santa Misa el Romano Pontífice, hasta hace poco tiempo; restaurado en 1851, en el interior se encuentra el altar de madera donde, según la tradición, celebraron Misa los primeros Papas, desde San Pedro hasta San Silvestre. A los pies del altar, en el recinto de la Confesión -obra del s.IX se encuentra la tumba de Martín V, de Simón Ghini (1443). En el brazo derecho del crucero, en la cabecera del ingreso lateral, se encuentra uno de los órganos más antiguos y potentes que se conservan, desde hace mucho tiempo sin usar. A la derecha de las columnas de amarillo antiguo, hasta hace pocos años, ondeaba una bandera pirata arrebatada a los corsarios del Mediterráneo. El presbiterio y el ábside fueron arreglados en tiempo de León XIII (1884), siguiendo las formas antiguas, por Vespignani. El mosaico fue trasladado del antiguo ábside y restaurado; en alto se encuentra el Salvador; abajo -como se puede leer en el Apocalipsis-, la Cruz adornada con joyas, sobre la colina de la Jerusalén celestial, donde descienden para apagar la sed de la grey los cuatro ríos (los cuatro Evangelios); a la izquierda, la Santísima Virgen con el donador, Nicolás IV, de rodillas, y los santos Pedro y Pablo; a la derecha, San Juan Bautista y San Juan Evangelista con San Andrés; las dos figuras menores, San Francisco de Asís (a la izquierda) y San Antonio de Padua (a la derecha), son una inclusión al estilo iconográfico tradicional, por deseo de Nicolás IV, que era franciscano; el Jordán aparece con las representaciones tradicionales (cisnes, peces, barcos, etc.). Más abajo, entre las ventanas, los nueve Apóstoles restantes, y las figuras de los autores, Iacopo Torriti (a la izquierda) y fray Iacopo da Camerino (a la derecha).

El elegante techo fue iniciado en 1562, completado en 1567 y restaurado en el s.XVIII. El diseño es de un grupo de discípulos de Miguel Angel y los tres escudos corresponden a los Papas Pío IV, Pío V y Pío VI.

En la nave izquierda, en el lugar más cercano a la puerta, se encuentra la Capilla Corsini, obra de Alessandro Galilei, construida a cruz griega, bajo una cúpula. Se trata de una arquitectura medida y nítida, que hace presentir la llegada del Neoclásico. A la izquierda se encuentra el sepulcro de Clemente XII, con una urna de pórfido que procede del Pantheon. Las estatuas son de finales del s.XVIII.

En esa misma nave, ya cerca del presbiterio, se encuentra la entrada al Claustro (si está cerrado, se puede pedir al vigilante que abra), obra maestra del arte cosmatesco, realizado por los Vasalletti (padre e hijo), entre el 1215 y el 1232. Su arte, como el de los Cosmati, consistía en cortar y ensamblar fragmentos de mármol antiguo. Las columnas torcidas con variados capiteles, el friso o frontal de mosaico y el delicado trabajo de la cornisa, hacen del jardín un ambiente incomparable en el que se pueden evocar los recuerdos más elevados de la Edad Media cristiana. En medio del jardín, un pozo del s.IX, recuerdo del antiguo claustro benedictino. En las paredes del claustro se colocaron sarcófagos y esculturas romanas y paleocristianas.

En el exterior el obelisco de Letrán, el de mayor altura de Roma. Su altura es de 31 metros, 45 si sumamos la base y fue transportado aquí desde el Circo Máxico por el Papa Sixto V.

La Scala Santa en Jerusalén, según la historiografía cristiana, mientras que Sancta Sanctorum hacía las veces de capilla privada para los Papas, con una profusa decoración de frescos y mosaicos del siglo XIII.

SCALA SANTA  y el Sancta Sanctorum.

El Papa Sixto V (1585-90) mandó demoler lo que quedaba del Palacio Laterano medieval, con dos excepciones: la Scala Santa, escaleras que de acuerdo con la tradición pertenecieron al palacio de Poncio Pilato y por las que subió Cristo el Viernes Santo para ser juzgado, y la capilla privada de los Papas, Fue llevada desde el palacio de Poncio Pilato en el año 326, frueron trasladadas a un lugar cercano al original, en una construcción especialmente diseñada por Domenico Fontana para albergar la escalera, que tradicionalmente se sube de rodillas en memoria de la Pasión del Señor. Los 28 escalones de mármol están recubiertos de madera, para aligerar la subida y para evitar el desgaste. En ciertos puntos, unos trozos de vidrio cubren manchas tradicionalmente consideradas gotas de la Sangre de Nuestro Señor; muchos tienen la costumbre de besar estos cristales. Al final de la escalera se llega al ambulatorio de la Capilla de San Lorenzo o papal, también llamada Sancta Sanctorum, por las preciosas reliquias que contiene. Está siempre cerrada, pero a través de las rejas se puede apreciar la decoración de fino cosmatesco. Los expertos se lo atribuyen a un maestro de Constantinopla del tiempo de Constantino.

Sobre el altar se encuentra el famoso icono de Cristo Archeiropoeton, es decir, no pintado por mano humana: lo comenzó San Lucas y fue terminado por un ángel; la tradición dice que llegó milagrosamente a Roma, desde Constantinopla, en el s.VIII. En realidad, todo parece indicar que se trata de una pintura sobre madera del s.VI o VII. La inscripción sobre el altar -non est in toto sanctior orbe locus- indica que nos encontramos en el lugar más santo de la tierra. Durante la Edad Media esta imagen era llevada en procesión por los Papas ante las grandes calamidades de la ciudad. Alrededor del altar están otras reliquias, y en las paredes hay 28 tabernáculos ojivales.

BAPTISTERIO

Hay que salir de la Basílica y cruzar la plaza para llegar al Baptisterio de San Juan de Letrán, también construido por Constantino, y lugar donde se bautizaban todos los cristianos de Roma durante el s.IV. En el s.V, Sixto III instaló las ocho columnas de pórfido en el centro e hizo imprimir en el espacio octagonal inscripciones alusivas al

Bautismo. La columnata superior y la linterna son adiciones del s.XVI, para sustituir una cúpula que cedió el año 1540. El recinto circular, en cuyo centro se encuentra una urna de basalto egipcio, se usaba en los primeros tiempos del Cristianismo para el Bautismo de inmersión. Varios Papas construyeron las capillas laterales, y Urbano VII le dio su apariencia actual cuando mandó hacer los frescos (s.XVII). Las Capillas de San Juan Bautista y San Juan Evangelista, a la derecha e izquierda conforme se entra (ordinariamente hay que pedir al guarda que abra las puertas), fueron construidas por el Papa San Hilario (461-468). Cuenta la leyenda que San León Magno envió a San Hilario como representante papal al Concilio de Efeso, para combatir la herejía. Durante su estancia en Efeso se produjo una revuelta y el futuro Papa se refugió en la tumba de San Juan Evangelista, donde hizo el voto de construir una capilla a este Santo y otra al Bautista, si salía vivo. La Capilla de San Juan Bautista conserva su pesada puerta original, hecha con una aleación de plata, oro y bronce, que produce un ruido particular, muy armonioso, cuando gira en sus goznes.

En la de San Juan Evangelista, en cambio, la puerta original se sustituyó por una de bronce en el s.XII. El techo está decorado con un mosaico del s.V. En el lado opuesto a la puerta de entrada se encuentra la Capilla de Santa Rufina o de los Santos Ciriano y Justino, que corresponde a la antigua entrada del Baptisterio. Uno de los dos ábsides está decorado con mosaicos del s.V. La última es la Capilla de San Venancio, construida en el s.VII por el Papa Juan IV. Está decorada con mosaicos de estilo bizantino.

Información San Juan de Letrán  (San Giovanni in Laterano)

Cuando se pregunta si Roma tiene catedral surgen las dudas porque propiamente San Giovanni Laterano tiene el título de catedral aunque se le considera una basílica, eso si, la más importante de las cuatro Basílicas mayores de Roma (a saber: La Basílica de San Pedro del Vaticano, La Basílica de San Pablo Extramuros, y La Basílica de Santa María la Mayor).

La Basílica de San Juan de Letrán está dentro del tour de la Roma Cristiana, y hay que señalar que el nombre completo y correcto es  Basilica del Santissimo Salvatore e dei Santi Giovanni Evangelista e Giovanni Battista, pero el nombre que hace referencia a los terrenos de la familia Laterano es el que ha pervivido.

El Jueves Santo de cada año el Papa celebra la misa en San Juan de Letrán

San Juan de Letrán está integrada junto al centro histórico de Roma  en la lista de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.


CLAUSTRO













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