viernes, 14 de marzo de 2025

MOTA DEL CUERVO

Se encuentra al suroeste de la provincia de Cuenca, forma el vértice de convergencia de cuatro provincias castellanomanchegas: Toledo, Ciudad Real, Albacete y Cuenca. Se la conoce como ‘El balcón de La Mancha por su situación sobre una loma y sus molinos que se yerguen sobre el cerro.

 


Historia

Algunos autores afirman que el territorio que actualmente ocupa Mota del Cuervo estuvo habitado desde tiempos muy remotos y toman como prueba de ello los vestigios arqueológicos hallados en parajes como El Zagarrón o El Castellar. Es a partir de la Reconquista y sobre todo tras la repoblación de la zona por parte de la Orden Militar de Santiago, cuando se puede hacer un seguimiento algo más lineal de la historia de Mota del Cuervo.

La victoria de las Navas de Tolosa en 1212, fue el punto de partida para la ampliación del dominio santiaguista hacia Sierra Morena, y al mediar el siglo XIII ya estaba hecha la población fundamental de la Mancha, dispersa y repartida entre los tres grandes señoríos de las Órdenes Militares.
En 1243, fecha de la sentencia del pleito seguido entre Alcaraz y la Orden de Santiago por el control de la Mancha, se nombra a Manjavacas y El Cuervo. De momento se desconoce si este lugar fue anterior o contemporáneo a La Mota y si quedaron fusionados en un momento dado. Un siglo después, cuando el Maestre Don Fadrique constituyó el llamado “Común de la Mancha”, es decir, una asociación entre pueblos de una misma jurisdicción con fines ganaderos y fiscales, se seguía mencionando El Cuervo.
Las tropas de Enrique de Trastamara borrarían del mapa a El Cuervo durante la guerra contra su hermano Pedro I entre 1360 y 1366 aunque la fortalez de la Mota sobrevivió al asedio. Posteriormente, esta villa acogería también, a los vecinos del cercano despoblado de Manjavacas a finales del s. XIV. 

Antiguamente ya se pensaba que La Mota había sido una aldea de la vecina Manjavacas, villa desde la que muchos vecinos se trasladaron debido al continuo estado de enfermedad en que vivían, hasta que quedó despoblada. Este despoblamiento ocurrió al mediar el siglo XIV, posiblemente coincidiendo con el avance de la peste negra.

En 1394 ya aparece el nombre de “La Mota” en un privilegio de confirmación de propiedad sobre ciertos montes. Y pocos años más tarde, en 1416, se le concede fuero de Uclés.
El 31 de Julio de 1465 el rey Alfonso (hermano de Isabel La Catolica) nombra alcaíde de la fortaleza de La Mota a Pedro Martínez de Casabermeja, criado de D. Juan Pacheco, Marqués de Villena y, en ese momento, Maestre de la Orden de Santiago. Será en este documento donde aparece por primera vez el nombre de La Mota El Cuervo
Para el período del dominio santiaguista contamos con una fuente documental fundamental que nos permite conocer la evolución de los pueblos de la Mancha a finales de la Edad Media. Hablamos de los Libros de Visitas de la Orden de Santiago. Estos libros se conservaron en Uclés, hasta que pasaron al Archivo Histórico Nacional, y cubren un periodo desde 1468 hasta 1606. Las visitas de los primeros años recogen el estado de abandono y depauperación que había en la época inmediatamente anterior. En estos libros se anotaba el informe detallado de la visita realizada a los lugares, edificios y bienes de la Orden.

La labor de los Reyes Católicos como Administradores perpetuos de los bienes de la Orden, puede ser calificada de una verdadera reconstrucción de la Mancha santiaguista en todos los aspectos. En primer lugar, intentaron acabar con el arraigado sentido feudal que el territorio tenía, manifestado en el empeño que ponían los visitadores en reconstruir las murallas caídas o las viejas fortalezas de la Orden. A finales del siglo XV nos encontramos con la fortaleza de la Mota, que está en el centro de la dicha villa, derrocada por el propio concejo y por mandato del marqués de Villena. Durante su reinado también se reanima el proceso poblacional; un aumento que viene acompañado por un fenómeno de concentración urbana -iniciado por los santiaguistas- en escogidos y potenciados núcleos de población que acaban con un asentamiento primitivo. En Mota se va a pasar de 190 vecinos en 1494 a 209 en 1511. A partir de esta fecha se rompe el estancamiento y la población crece continuamente: se llega a 500 vecinos en 1575, para alcanzar 850 en 1752. No obstante, los datos poblacionales varían según los autores.
Otro aspecto de la obra de los Reyes Católicos es el aumento y la eficacia en la construcción de iglesias y otros edificios. A partir de 1507 se comienzan a fundar hospitales para pobres.
En 1542, según Provisión de Carlos I y conservada en el Archivo Municipal ya aparece completo el nombre de “La Mota El Quervo”. Gracias a las llamadas Relaciones Topográficas de Felipe II (1575) contamos con una fuente de gran valor para conocer la situación económica y social en este periodo: los habitantes eran en su mayoría pobres, trabajadores “que ganan de comer con sus brazos”, las casas eran bajas y pequeñas hechas de tierra y piedra. Había diez casas de hidalgos. En esta época pertenecía al Reino de Toledo y para los pleitos en grado de apelación recurrían a la Chancillería de Granada. También estaban bajo la jurisdicción del Prior de Uclés, por ser territorio de la Orden de Santiago.
El 19 de marzo de 1614, el Rey Felipe IV concede a La Mota el privilegio de villazgo y jurisdicción en primera instancia.
A mitad del siglo XVIII, el Catastro de Ensenada, aunque realizado con fines fiscales, se convierte en una de las fuentes más ricas para conocer los pueblos de Castilla. De Mota sabemos, entre otras cosas, que contaba con 850 vecinos, 100 pobres de solemnidad, 15 molinos de viento, 3 hornos de cocer cántaros, 1 pozo de nieve, ninguna taberna, 3 mesones, 2 hospitales y que la patrona de la villa era Nuestra Señora de la Concepción y sus abogados los Arcángeles San Miguel y San Rafael.
En el siglo XIX, y tras la reorganización provincial de Javier de Burgos en 1833, Mota del Cuervo deja de pertenecer a Toledo, para ser incluida dentro de la provincia de Cuenca. En esta época seguía siendo un pueblo eminentemente agrícola, pero seguía caracterizándose por su actividad alfarera. Desde entonces, esta villa manchega ha continuado un devenir histórico sin grandes acontecimientos que destacar, que la han situado dentro de los principales pueblos de la provincia conquense. Todo ello gracias a factores propios de la forma de ser de los moteños, como a factores físicos: situación geográfica estratégica, tierras de calidad, etc.

PATRIMONIO

El conjunto urbano de Mota del Cuervo lo conforman destacados edificios, calles y plazas que forman a su vez subconjuntos de gran interés. Así, destaca el delimitado por la Plaza de Cervantes y la Plaza de la Tercia, con calles y plazas con edificación de calidad como la propia Tercia. Otro grupo interesante es el desarrollado en torno al Ayuntamiento o el que constituye el propio espacio de la Iglesia Parroquial, cercado con un curioso pretil.

Todo el casco urbano está salpicado de casas señoriales de los siglos XVII, XVIII y XIX, con distribuciones de huecos según la tradición manchega y escudos nobiliarios en las portadas de acceso, lo que demuestra la importancia de Mota del Cuervo a lo largo de su historia. Algunas de las casas más destacables las encontramos en la calle Mayor Baja (Casa de los Condes de Campillos, Escudo de la Casa de Fray Alonso Cano), en la calle Ramón y Cajal (especialmente los nº 2 y 4), en la Plaza Mayor y en la Plaza de Cervantes.

Plaza mayor

Los acontecimientos políticos van a cambiar alternativamente la nomenclatura de la hoy llamada Plaza Mayor. Se denominó Plaza de la Constitución (1870), de la República, del Caudillo, para definitivamente adoptar el nombre primitivo. La belleza de la Plaza Mayor de Mota del Cuervo se debe al conjunto arquitectónico del s. XVIII formado por el edificio del Ayuntamiento y la Casa Señorial Juzgado. 

Ayuntamiento de Mota del Cuervo

Está enclavado en el centro neurálgico del casco urbano, la Plaza Mayor. Se afirma que primitivamente el edificio era un monasterio de monjes y que el actual Ayuntamiento está emplazado sobre su iglesia, aunque no se ha encontrado fuente alguna que lo confirme. La parte del edificio ocupado actualmente por la casa de Cultura correspondía a la cárcel. Destaca por su elegancia la cúpula de media naranja rebajada sobre pechinas con decoración del siglo XVIII policromado que cubre el despacho de la Alcaldía. La torre, restaurada a finales de 1999, es de mampostería con sillares en los ángulos de los cuerpos y en el superior tiene arcos de medio punto en cada cara. Tiene una inscripción en la cara que mira hacia la plaza y como a unos tres metros del suelo, con la fecha de 1731.

La fachada principal del ayuntamiento que se abre a la plaza cuenta con dos alturas.

La planta inferior está organizada por un porche o galería porticada dispuesta en ángulo recto y formado por unos rebajados arcos carpaneles que apoyan sobre nueve columnas.

El cuerpo superior cuenta con una balconada de madera abierta en su espacio principal, y el resto ocupado por las dependencias del consistorio donde se abren cuatro ventanas enrejadas.

El extremo inferior en voladizo del tejado o alero está realizado en madera y soportado por modillones o canecillos del mismo material. Sobre la balconada se encuentra tallado el escudo de la villa.

La última remodelación del Ayuntamiento se llevó a cabo en los años ochenta.



Casa Señorial Juzgado.

Aunque datada epigráficamente según podemos comprobar en la parte derecha de la fachada, justo detrás de la bajante: en el “Año 1778”, año en el que se realizó una partición entre herederos, con los que se dividió el inmueble en dos partes y se abrieron dos portadas laterales a la existente en origen. 

La fachada, realizada en mampostería y sillería en esquinas, portadas y cercos de ventanas, consta de tres alturas: baja, principal y ático.

Cuenta con tres portadas, con balconada sobre la central y más antigua, así como rejería en sus ventanas.

La portada central en estilo barroco combinando su moldura con la del balcón superior nos está indicando que el edificio es muy anterior a esa fecha posiblemente construido en la primera mitad del s. XVII y correspondiéndose la datación de la fachada con el momento en el que una partición entre heredero, la divide en dos y se abren las dos portadas laterales de estilo neo renacentistas adinteladas- dóricas, que apoyan sobre jambas a modo de pilastras que cuentan con basa, fuste y capitel. Destacan la sillería en sus huecos y la rejería de sus ventanas.

Se restauró en 1990. Se ha destinado a lo largo del tiempo a servicios municipales, escuelas públicas, sede de la Jefatura Local del Movimiento. En la actualidad alberga el Juzgado de Paz, la Policía Local y la Escuela de baile, también es sede de diferentes asociaciones. El interior está totalmente reformado y no guarda ningún parecido con la original casa señorial.


Ermita de San Sebastián (“El Santo”)

Popularmente conocida como Ermita “del Santo”, la encontramos dentro del casco urbano, en la calle Mayor Alta, entre las calles de San Sebastián y El Santo.
Sobre el origen de esta ermita se dice que inicialmente fue una venta propiedad de un tal Juan Maese Ambrosio Sánchez Gómez, cuya hija enfermó. El padre pidió a la Virgen su curación, prometiendo donar la venta para construir una iglesia. Así fue, y durante el siglo XVI el edificio fue reconstruido.
Se menciona en las Relaciones de Felipe II (1575) entre las ermitas señaladas, y bajo el mismo título, como hospital para hospedar a los clérigos y frailes que vengan mendigando. Se afirma que este hospital estaba bajo el amparo del concejo y lo dejó para este efecto un vecino llamado Juan Martínez del Cojo.
Fuentes documentales nos aportan nuevos datos sobre esta ermita, como que en 1567 fue necesario vender la yerba de las dehesas para construirla y que en 1588 aún no se había concluido su construcción.
Las últimas investigaciones nos hacen considerar incongruente que un edificio fuese a la vez ermita y hospital, teniendo en cuenta las características arquitectónicas que cada edificio requiere y las que presenta la dicha ermita. Puede que el hospital, aunque estuviese bajo la misma advocación que la ermita, estuviese ubicado en otro lugar. Es más probable que el denominado Convento del Verdinal no fuese tal convento, sino precisamente el Hospital del “Señor San Sebastián”.
La planta es de cruz latina con ábside de tres lados y coro elevado en los pies. Fábrica de mampostería con sillares en las esquinas y gruesos contrafuertes en el exterior. Tiene dos portadas: la del Mediodía con arco de medio punto adovelado y enmarcado con pilastras que arrancan a la altura de las impostas del arco y sujetan un entablamento. Sobre éste, y en el eje de simetría, se apoya una hornacina de concha con dentículos, enmarcada a su vez por pilastras de fuste estriado sobre pedestal, sujetando un entablamento con triglifos y cornisa denticulada. La portada del piecero es semejante a la anterior: un arco de medio punto, adovelado, enmarcado por marbetes o pilastras que arrancan a la altura de las impostas y sujetan entablamento y cornisa. Sobre el eje de simetría, óculo redondo.
Está cubierta de madera en el cuerpo de la nave, aunque originariamente contaba con un artesonado mudéjar. Ambas gualderas o maderos principales del armazón descansan en el extradós de los arcos, de los que se conservan sin coberturas el que da paso al presbiterio, que es de sillería y está montado sobre finas columnas cilíndricas. En el coro quedan las vigas cuadrales.
La capilla mayor, de forma hexagonal irregular, tenía techumbre de lacería, pero sólo se conserva la tablazón que sirvió de soporte. El friso, que recorre todo el perímetro de la ermita, está decorado con talla de espejos y círculos radiales, enmarcados por moldura de palmetas en la parte superior, y cuerda y dentículos en la inferior.
A principios de los años cincuenta se llevó a cabo la restauración del edificio.


Casa señorial de los Condes de Campillos

Está situada en la calle Mayor Baja, número 8 y hace esquina con la calle Hospital. Se desconoce la fecha de construcción de esta casa, pues no se ha verificado la hipótesis de que date del siglo XV.

Es un edificio de planta rectangular, de esquina y de dos alturas. Destaca por la composición simétrica de su fachada y por su escudo señorial. Tiene puerta adintelada con jambas asemejando pilastras dóricas y dintel de piedra con decoraciones; sobre ella y en el piso segundo, se abre un balcón enmarcado en piedra con alguna decoración. Sobre el eje de simetría se encuentra el escudo. También cuenta con una puerta de carruajes. En su interior destaca el amplio patio central de estructura adintelada soportada por bellas columnas de piedra. A este espacio se asoman las principales dependencias del piso superior.
El escudo, cuartelado en cruz, representa posiblemente a más de un linaje o alianzas entre familias. Sobre el primer y segundo cuartel, en los que aparece respectivamente un castillo y una flor de lis, resalta la leyenda: “VERITAS VINCIT”. En el tercer cuartel, se representa un león rampante, que no sigue los cánones de la heráldica, ya que mira a la izquierda en vez de a la diestra. En el cuarto y último cuartel, un árbol. Este escudo está timbrado con casco colocado de perfil y rematado con penacho; por tanto, correspondería más bien a un señor o hidalgo, que a un conde, en cuyo caso aparecería terciado. Está adornado con lambrequines que bajan pegados a los flancos a modo de guirnaldas.
El edificio está muy renovado, sigue siendo propiedad de los descendientes de los Condes de Campillos y no es visitable.

En 1868, Isabel II concedió el título de Conde de Campillos a Diego Chico de Guzmán y Figueroa, natural de Cehegín (Murcia) y se casó en este mismo año, con Emilia Chico de Guzmán y Belmonte, natural de Mota del Cuervo, hija de Joaquín Chico de Guzmán y Hurtado de Salcedo (Cehegín, 1780) y Mariana de Belmonte y Castellar (Belmonte, 1784).
También se sabe que los descendientes actuales guardan cierto parentesco con la Beata Maravillas de Jesús, fallecida en 1974 y cuyo nombre completo era: Maravillas Pidal y Chico de Guzmán.


Casa de Fray Alfonso Cano

Está situada en la calle Mayor Baja, número 20. De ella sólo se conserva el escudo obispal en la fachada, puesto que el edificio ha sido muy reformado, especialmente en los huecos.

Este ilustre trinitario nació en Mota del Cuervo el 23 de enero de 1711. Ocupó en su Orden varios cargos importantes. Llegó a ser Académico de la Historia y Obispo de Segorbe. Fundó varias escuelas primarias y costeó la construcción de muchas iglesias en pueblos que las necesitaban. Fomentó la agricultura y la industria y, sobre todo el arbolado, instituyendo premios por la plantación de olivos o árboles frutales.
Recogió entre las ruinas de Sagunto muchas monedas, que envió a la Real Academia de la Historia y al arzobispo de Toledo para completar sus respectivos museos.

 


Plaza de Cervantes

La Plaza del Mercado era la antigua Plaza del Toril o del Coso, llamada así por estar destinada a los festejos taurinos. Está compuesta por casas solariegas que con el tiempo se han sido remodelando, y que pertenecían a nobles o a hidalgos. Mota contaba con una Bula papal sobre la corrida de dos toros durante la festividad de San Miguel, y sabemos que ya se celebraban en el siglo XVI. Posiblemente la feria franca concedida por el Rey en 1750 y que se celebraba durante los tres primeros días de septiembre, se ubicaba en esta plaza. En ella se comerciaba con ropas de seda, paños, platerías, mulas, etc. En 1922 pasó a llamarse Plaza de Cervantes.


Plaza del Verdinal

Es otro de los espacios abiertos de Mota del Cuervo y allí se ubica el llamado Convento de los Trinitarios.

Convento de los Trinitarios

En la actualidad el edificio está dividido en dos viviendas particulares, por lo que su primitiva estructura está muy alterada.

Aunque se afirma que es un antiguo Convento de Trinitarios que data de los siglos XVI-XVIII y que incluso Cervantes estuvo allí algún tiempo, las fuentes documentales de los siglos XVI y XVIII niegan la existencia en esta villa de convento alguno. No obstante, llama la atención que en 1752 hubiera en Mota, además del cura párroco, veintidós clérigos: dieciocho sacerdotes, dos de Evangelio y dos Ordenados Menores.
Las últimas investigaciones nos hacen albergar la hipótesis de que este edificio no era un convento, sino más bien un hospital, posiblemente el que se cita en las Relaciones de Felipe II y en el Catastro de Ensenada, como Hospital de San Sebastián y cuyo fin era hospedar a los clérigos y frailes forasteros que venían mendigando. Por tanto, nada tendría que ver con la ermita de la misma advocación. Esta teoría se consolida gracias a las tres cruces de Malta que aparecen en la fachada de este edificio, y la vinculación que tiene dicha cruz con la asistencia hospitalaria. No queremos decir que la Orden de los Hospitalarios o Caballeros de Malta, cuyo distintivo era esta cruz de ocho puntas, tuviera una sede en Mota, simplemente que se utilizó el símbolo que representaba el carácter asistencial de esta Orden. No es de extrañar que la íntima relación eclesiástica que tenía este edificio le haya llevado a identificarlo con un convento.
Es un edificio entre medianeras de planta rectangular, con dos alturas y torre de dos cuerpos sobre la portada que está situada a la derecha. Su estructura está muy alterada tras la transformación en dos viviendas particulares. La fábrica es de sillarejo y el último cuerpo de la torre está enfoscado. Tiene una distribución irregular de huecos y sólo se conserva de la fachada original la entrada principal, la puerta de caballerizas y algunas ventanas. La portada en esquina es adintelada y está enmarcada por moldura mixtilínea, entablamento y cornisa; en la clave y dentro de un círculo, una cruz de Malta. Destaca también una de las ventanas enmarcada por moldura de bocel que sobre el eje de simetría hace un semicírculo, bajo el cual hay una pieza cuyo deterioro impide identificar. Sobre la moldura, una cruz de Malta a cada lado.
En la parte izquierda de la fachada y abarcando los dos pisos, un gran portalón de caballería de arco de medio punto adovelado, con enjutas resaltadas y decorando la clave, un león en posición heráldica.




Molinos de Viento

En el paraje denominado “La Sierra”, se encuentran los Molinos de Viento, destacados monumentos manchegos, símbolo de una estructura de producción agrícola pasada y motivo que le hizo adquirir a este municipio en 1967, la denominación geoturística de "BALCON DE LA MANCHA", por el vasto y extenso horizonte que se contempla desde ellos. Divisamos los pueblos de Belmonte, El Pedernoso, Las Pedroñeras, El Provencio, Las Mesas, Villarrobledo, Tomelloso, Pedro Muñóz y hasta según dicen, Despeñaperros.

Todos los molinos, excepto “El Zurdo” –comprado por D. Ramón Serrano Súñer en 1941-, son de construcción reciente (años sesenta y setenta) levantados sobre cimientos originales y de propiedad municipal.
No se sabe con certeza el origen de los molinos de Mota del Cuervo, ni su número exacto; pero sí se conoce que a principios del siglo XVI, al sufrir la Mancha una gran sequía que duró cuarenta años se implantaron los molinos de viento debido a que el cauce de los ríos era escaso, razón por la que eligieron los lugares más elevados como motillas, cerros o lomas en los cuales el viento soplaba con intensidad y era capaz de mover sus enormes aspas. Algunos autores han utilizado la “alcabala del viento”, un impuesto que ya se cobraba en 1503, para fechar el origen de los molinos de viento en Mota del Cuervo; pero este impuesto nada tiene que ver con molinos.
En las Relaciones Topográficas de Felipe II (1575) no hay ninguna pregunta específica sobre los molinos de viento, y ello quizás impidió algunas respuestas más concretas, limitándose a los molinos de agua. Para el caso de Mota del Cuervo, no se hace mención de ellos –y puede que ya existieran-, mientras que en los municipios de alrededor como Belmonte, El Pedernoso o Las Mesas, sí se mencionan. Es la fecha de 1603 la que nos confirma documentalmente que ya existían los molinos moteños; corresponde con una visita de la Orden de Santiago a esta villa, y se afirma que a la Mesa Maestral le pertenecen dos fanegas de trigo de cada molino de viento, siempre y cuando el molino muela durante sesenta días al año.
En el Catastro de Ensenada (1752) se registran los nombres de los dueños de los "15 molinos de viento harineros sitos en la loma y rivera de esta villa, los que muelen con una piedra", entre los que se encuentran un presbítero, una vecina de El Bonillo, un fraile del hábito de San Juan, el Convento de Religiosos Calzados de la Santísima Trinidad de la villa de Santa María del Campo y un vecino de Madrid.
También en el Catastro, entre los impuestos pertenecientes a la Alcaidía, encontramos el derecho que llaman “mencal”, que consiste en dos fanegas de trigo que se cobra de un molino de viento sito en la ribera de esta villa y paraje donde antiguamente estaba situado el castillo de dicha Alcaidía. La Mesa Maestral del Partido de Quintanar seguía percibendo, como en el siglo anterior, este mismo derecho que los dueños de los molinos de viento sitos en la loma y ribera del término de esta villa pagaban por cada uno de los molinos.
A mediados del siglo XIX, según Pascual Madoz, había 150 molinos en la Mancha, de los cuales 18 estaban en Mota del Cuervo; pero otros autores –sin prueba documental- hablan de 23, a tenor de los cimientos o "sitios" que de ellos se conservan. En el Libro de Cédulas de vecindad se llegan a registrar en 1857 hasta 26 molineros, la mayoría de la familia Zarco-Bacas, lo cual no quiere decir que correspondiera con otros tantos molinos. En las mismas fechas y según el Nomenclator de la Provincia de Cuenca (1860), en Mota del Cuervo había 11 molinos de viento, a 1,5 kms. de la villa. A finales de siglo se siguen manteniendo.
Es a principios del siglo XX cuando comienza a decaer el uso de los molinos, desplazados por la energía eléctrica. En 1929 molió por última vez "El Zurdo" (nombre que se le dio por girar sus aspas a izquierdas). Poco a poco, al carecer de utilidad fueron abandonados por sus propietarios.
Tras un periodo de inactividad, durante el que sufrieron serios desperfectos, han sido objeto de un proyecto de rehabilitación. En 1999 se construyó e instaló la maquinaria para la molienda en uno de ellos, y durante los dos últimos años se está llevando a cabo la reparación de cubiertas y aspas.
Relacionada de alguna manera con los Molinos de Viento está la desaparecida Ermita de Nuestra Señora de los Ángeles o Virgen de Arriba, Patrona de los Molineros, ubicada entre los molinos. Como consecuencia de la desaparición de éstos se trasladó al paraje de El Castellar, donde se continuó la tradición hasta su derrumbamiento. A pesar de todo, aún se sigue celebrando su fiesta el primer domingo de septiembre.

Molino "El Zurdo"

Este molino está separado de los otros seis que forman “El Balcón de la Mancha”, pues se encuentra al otro lado de la carretera vieja de Belmonte, cerca del punto geodésico marcado por el Instituto Geográfico.
Aparece citado en el Catastro del Marqués de la Ensenada (1752), como propiedad de Juan Sánchez Alcolado, y situado encima del Pozo de nieve y a la derecha del camino de Belmonte. En sus años “mozos” sufrió un arresto judicial durante varios años por haber matado a su dueño entre sus engranajes.
Ya en el siglo XIX, su propietario fue Doroteo Zarco Lillo, llamado “El Barbas”, dueño también de otros dos molinos: El Rebollo y El Viejo. Allí se crió su hijo, el último molinero, Benedicto Zarco El Barbas, moliendo por última vez en el año 1929. Posteriormente se lo cedió a su hermano Espiridión, siendo su hijo el que se lo vendió a su actual propietario, Ramón Serrano Súñer, ministro de Asuntos Exteriores en los años cuarenta. El precio de venta fue entregado a la Beneficencia. Es el mismo Serrano Súñer el que en una carta dirigida a la Asociación de los Amigos de los Molinos en 1993, narra la adquisición del molino: “ ... lo adquirí una noche viniendo en automóvil desde Alicante a Madrid, y al contemplar en un altozano un antiguo molino de viento ya casi desmantelado, pensé con dolor como en España se han ido destruyendo tantas cosas, no sólo por las guerras, sino por incurias..,; y acordé la compra con el propietario y se formalizó el 27 de febrero de 1941. En seguida lo restauré con sus grandes aspas... y mantengo el propósito de proceder a la reparación que haga falta, porque quiero conservarlo en vida, y por disposiciones “post-morte” más allá de mi vida”.
En torno al nombre de “El Zurdo”, hay varias hipótesis: una es que su constructor se equivocó al montarlo, y molía a izquierdas; otra, que el constructor lo montó así con intención. Pero la más acertada, es la que afirma que molía a izquierdas debido al rayado de sus piedras, que estaba al revés. Parece ser que las enviaron así desde Barcelona y los molineros tuvieron que adaptar el velaje para que funcionase.
Fue el único molino que tras el cese de la actividad molinera resistió los embistes de la Guerra Civil Española y continúa en pie hasta ahora. Gracias a él se han podido reconstruir los otros seis molinos que hay en la actualidad. Junto al molino “El Pintón”, eran los únicos que en el piso superior tenían cernedor (máquina para cerner la harina y hacer varios tipos), por ser más anchos que el resto. Este molino destaca por la armonía en su volumen: proporción entre el perímetro y la altura, entre la longitud de sus aspas y el cono de su techumbre.
Su interior tiene parte de la maquinaria de molienda: piedras, tolva etc… Sobre la puerta aparece la fecha de 1841, que posiblemente corresponda con una restauración.
Ha sido restaurado dos veces a cargo de su propietario. La primera se llevó a cabo en el año 1941, inaugurándose el 2 de mayo de ese año y la segunda se hizo en 1994. Curiosamente, al picar para revocar las paredes se encontró que el acceso original del molino eran dos arcos de piedras.

Molino "El Cervantes"

Fue el segundo molino que se reconstruyó sobre cimientos originales. La primera piedra se puso el 10 de octubre de 1962 y su inauguración tuvo lugar el 20 de septiembre de 1963 en honor a Miguel de Cervantes, por inmortalizar a los molinos en su obra El Quijote. En este mismo acto se ponía la primera piedra del que posteriormente se iba a dedicar a Alemania, “El Goethe”.

Es de propiedad municipal y en 1998 se cedió a la Unesco para la instalación de un centro multimedia con el fin de difundir la cultura y los valores de La Mancha.

Molino "El Piqueras"

Este molino fue el primero en reconstruirse, gracias a los donativos que aportaron los moteños, a la Asociación de los Amigos de los Molinos y al Ayuntamiento de Mota del Cuervo.
Se puso la primera piedra el 12 de Septiembre de 1961, con la asistencia del Gobernador de la Provincia, Eugenio López; y se inauguró el 11 de Octubre de 1962 en honor al fundador de la Asociación de los Amigos de los Molinos, Joaquín Piqueras Mujeriego. En este mismo acto, se puso la primera piedra del Molino Cervantes y se inauguró el Mesón D. Quijote. A finales de los años sesenta se cedió al crítico de arte Sánchez Camargo quien lo utilizó como museo de arte moderno.
Es de propiedad municipal pero está cedido a la Asociación de los Amigos de los Molinos y alberga un Museo de Agricultura; por esta razón, sus tres pisos están acondicionados para exponer objetos relacionados con la forma de vida tradicional manchega, ligada al campo.
El primer piso recrea una sala de estar típica, con su mesa, su banca antigua, su chimenea y las paredes están decoradas con utensilios tradicionales de uso casero. El segundo piso alberga aperos de labranza (guarniciones de remolque, arreos para el carro, rejas de arado, una trilla…) y otros objetos tradicionales. Y el último tiene cántaros y macetas de barro típicos de la alfarería moteña. Los pisos se comunican entre sí por la característica escalera de caracol.
Estos objetos han sido donados por particulares y por varias entidades como el Ayuntamiento, la Cooperativa de Nuestra Señora de Manjavacas o la Asociación de Amigos de los Molinos.

Molino "El Gigante"

El 14 de mayo de 1967 se puso su primera piedra. Ha tenido diversos nombres: “El Fray Luis de León”, “El Gigante”, “El Francia” (se le cedió a este país en 1977), “El Miguel Hernández”. Actualmente es el Museo de la Molienda, inaugurado el 28 de mayo de 1999. Gracias al presupuesto municipal y a subvenciones recibidas, junto al empeño del Ayuntamiento y de la Asociación de los Amigos de los Molinos se ha podido instalar en este molino toda la maquinaria necesaria para moler y se ha hecho con la madera de una de las ramas de la conocida Carrasca Grande, y de manos de dos carpinteros locales. Todos los sábados de mes y en ocasiones especiales se hace una molienda.
El interior está perfectamente acondicionado: el de abajo con los sacos de trigo que se debía moler. De aquí parte la escalera de caracol que asciende al primer piso del molino, donde el molinero tenía los “trastos”, y continuamos subiendo hasta llegar al segundo piso del molino, el más importante, el que alberga la maquinaria para moler el trigo. Aquí está el eje, la rueda dentada (llamada rueda catalina), la tolva para echar el trigo y las dos piedras: la solera, que es fija, y la volera, que es la que gira y hace que se triture el trigo. Todo ello protegido por el guardapolvo de madera, para evitar así que el polvo que se produce se desperdigue por todos los rincones.

Molino "El Goethe"

Durante la inauguración de “El Cervantes” que tuvo lugar el 20 de septiembre de 1963, se puso la primera piedra del que posteriormente se dedicaría a Alemania, dándole el nombre del reconocido literato alemán. En febrero de 1964 estaba ya en construcción, y se acordó que las Juventudes españolas lo entregarían a las Juventudes alemanas.

Molino "El Irak"

La inauguración de este molino que llevaba el nombre del Presidente Ahmed Hassan al-Bakr, tuvo lugar el 30 de mayo de 1975 y se dedicó a la artesanía irakí. Aún se conserva el Inventario de los objetos y enseres que estaban expuestos en este molino-museo: esculturas, piezas de cerámica, objetos de cobre y de plata (pulseras, collares, broches), cuadros, alfombras, lámparas, cofres de madera, juegos, instrumentos musicales y prendas de vestir.

Molino "Franz Grillparzer"

La inauguración del molino de viento dedicado a Austria tuvo lugar el día 14 de mayo de 1967. Lo recibió el embajador austriaco. Se le dio el nombre del reconocido poeta y dramaturgo Franz Grillparzer (1791-1872), amigo de Schubert y de Beethoven, en cuyo entierro pronunció la oración fúnebre. Calderón y Lope de Vega le sirvieron de fuente de inspiración para su obra. Su persona va asociada a una célebre frase: “Existe todavía un remedio para cualquier culpa: reconocerla”.
Tras la inauguración y entrega del molino, se procedió a colocar la primera piedra para erigir el que se iba a dedicar al insigne poeta y místico Fray Luis de León.
El exterior es típico de un molino harinero de viento manchego, pero con una peculiaridad, es algo más estrecho de la base que de la parte alta. Tiene una altura total de 10,30 metros (3 pertenecen a la caperuza); su diámetro exterior es de 6 metros y el espesor de sus muros de 40 centímetros.
En 1997, el Ayuntamiento lo cedió a la Asociación de Radioaficionados de Pedro Muñoz.

 











Escudo de la Inquisición.

En la confluencia de la calle de la Iglesia con la de Manjavacas encontramos una casa en cuya fachada podemos observar un escudo conocido por el “Escudo de la Inquisición”.



Se ha barajado la posibilidad de que se tratara de la casa de un familiar de la Inquisición o persona que se nombraba en los pueblos, encargada de vigilar y denunciar posibles delitos para el Santo Oficio; o bien, que pudiera ser la sede de un tribunal. No obstante, aunque en el escudo aparecen los símbolos inquisitoriales, la fecha que aparece en la parte superior: 1438, nos dificulta su relación con el Tribunal de la Inquisición. A pesar de que en el Reino de Aragón ya estaba establecida esta institución desde hacía tiempo, en el Reino de Castilla las tentativas promovidas en diversas ocasiones para instaurar una Inquisición eclesiástica no habían cuajado y habría que esperar a 1478 para que, a solicitud de los Reyes Católicos se concediera por Bula papal el establecimiento de la Inquisición. Por tanto, es posible que en alguna restauración del edificio se transformase la fecha de 1478 en 1438, hipótesis que haría menos incongruente el marco barroco del escudo con la fecha del mismo.

Hospital de Pobres. Se encuentra situado en la calle del Hospital, a la altura del número 25 y tiene acceso también por la calle D. Sabino.

Tanto las Relaciones Topográficas de Felipe II (1575) como el Catastro de Ensenada dos siglos después, nos hablan de la existencia de dos hospitales: uno de Nuestra Señora, para los pobres mendigantes y vecinos de la villa, y otro denominado de San Sebastián, para hospedar a los clérigos y frailes que vienen mendigando.
El edificio pertenecía a la Orden de Santiago, y además de ofrecer asistencia sanitaria, servía de albergue para los transeúntes que cruzaban el pueblo y lo dirigía la cofradía de Nuestra Señora de la Asunción. En 1580 le fue concedida una Bula por el Papa Gregorio XIII (documento conservado en el Archivo Municipal hasta su extravío). Aún se conservan varias de las escrituras de censo a favor del hospital, de los siglos XVI al XVIII.
A principios del siglo XIX sufrió los ataques y saqueos de los franceses durante la Guerra de la Independencia, y posteriormente fueron desamortizadas sus tierras, aunque siguió funcionando como hospital hasta después de la Guerra Civil. Su estructura ha sufrido diversas modificaciones, y actualmente se utiliza de almacén municipal. Es patente el abandono en que se encuentra.
Es un edificio de planta rectangular entre medianeras y de dos alturas. La puerta de acceso es adintelada y tiene un campanil posterior de un ojo. Conserva en su interior una capilla renacentista, austera, con predominio de la línea horizontal y del arco de medio punto. Tiene una cúpula de media naranja con linterna y una cancela de madera original. También se conserva un fresco representando a Cristo crucificado que está en pésimo estado de conservación.

 

Plaza de la Tercia

Como su propio nombre indica encontramos La Tercia, fue mandado construir por Fernando el Católico entre 1511 y 1515 para almacenar los diezmos que van a la mesa maestral y el impuesto de La Tercia, ambos en especie, cebada, trigo y uva. Es pues característica de este tipo de edificios su finalidad fiscal contrapuesta a la asistencial que tenían los pósitos, entendidos como casas en que se guardaba una cantidad de trigo que servía de reserva para usarla en tiempo de carestía como consecuencia de las malas cosechas. Es frecuente utilizar estos dos términos como sinónimos.

Se fecha su construcción en el siglo XV. En el Catastro de Ensenada (1752) también se menciona la casa que llaman la Tercia que pertenece a la Mesa Maestral de la Orden de Santiago, del Partido de Quintanar y por consiguiente al Rey, por haberse convertido en el administrador de todos los bienes de la Orden.

Edificio de planta rectangular, exento y cubierto a cuatro aguas. La construcción es de mampostería con sillares en las esquinas y cubierta a cuatro aguas. Tiene dos portadas en su fachada principal, a la segunda planta se accedería por una escalinata de piedra que no se ha conservado.

Sobre la puerta principal con arco de medio punto sobre dovelas se encuentra uno de los elementos más importantes del edificio, su escudo, formado por cuatro cuerpos y alfiz gótico isabelino, las armas que en aparecen nos han ayudado a datar la antigüedad del edificio con total exactitud, en él solo aparecen las armas del rey Fernando y es el mismo escudo que utilizaría como administrador de los bienes de la Orden de Santiago desde la muerte de su mujer hasta la suya propia en 1516.

Los enormes contrafuertes que caracterizan el edificio de La Tercia se mandan construir en 1556 ya que el peso del tejado hacía que los muros se abriesen. En el interior del edificio encontramos dos plantas diáfanas solo separadas por una danza de arcos central que las dividen dos longitudinalmente. La tercia mide 22 metros de largo por 10 metros de ancho. En la primera planta estaría también la bodega con un lagar para uva blanca y otro para uva tinta, pero a mediados del s. XVI una sucesión de buenas cosechas hizo que aumentase mucho la cantidad de cereal para almacenar, lo que desplazaría la bodega y en su lugar se construirían diferentes trojes para almacenar separados los diferentes tipos de cereal.

A finales del siglo XIX aparece como casa-habitación. En 1931 era patente la falta de condiciones de habitabilidad, ya que varios vecinos del pueblo se quejan de que en la vivienda única existente en el edificio titulado "La Tercia" hay un estercolero en plena calle. El inquilino de la casa se justificaba diciendo que por no tener corral ni retrete donde verter los productos de la defecación echaba las inmundicias a la calle.
Actualmente, tras su compra en 1999, ha pasado a ser propiedad municipal y está declarado Bien de Interés Cultural.

 



Calle de la Iglesia

Iglesia parroquial San Miguel Arcángel

En la calle de la Iglesia se encuentra la Iglesia parroquial dedicada a San Miguel Arcángel, cuya festividad celebra esta villa el día 8 de mayo.
Iniciada en el siglo XV, su construcción se prolongó durante los siglos XVI y XVII. La visita de la Orden de Santiago, fechada en 1494, es muy ilustrativa para conocer el estado en que se encontraba a finales del siglo XV: “Mandaron los visitadores al mayordomo de la dicha iglesia que faga cobrir la torre de las campanas con su madera e teja como conviene... que el arco toral que está junto con la capilla mayor se corte ... de manera que se pueda ver el altar mayor desde el cuerpo de la iglesia. Lo qual le mandaron que faga dentro deste año”.
En 1537 continúan las obras, y se manda que se haga un repartimiento vecinal para que se terminen de enlucir las capillas y las bóvedas.
Es una iglesia de tres naves, cada una de tres tramos, siendo iguales las dos colaterales y algo más angostas que la central. Coro en los pies y ábside con dos capillas en el cabecero. La fábrica es de mampostería con sillares en las esquinas y enmarcando las ventanas rectangulares en el cuerpo central y circulares en la cabecera. La torre situada en el piecero es de planta cuadrada y dividida en dos tramos separados por cornisa.

Hay dos portadas de acceso:

Una al norte (plateresca) cobijada por dos grandes contrafuertes con arco de medio punto flanqueado por columnas pareadas de orden corintio sobre plinto, rematando un entablamento corrido y coronado por una gran venera con pináculos moldurados a los lados. En la portada aparecen los símbolos de la Orden de Santiago.

La portada sur o “del Sol” es más sobria, en estilo dórico con frontón y bolas típicas herrerianas. Delante de ella encontramos lo que llaman “el pretil” de la Puerta del Sol, una especie de cercado con fuerte antepecho con bolos repartidos en igual distancia; se labró, según noticias, hacia 1616.

Su planta de salón se divide en tres naves, cada una de tres tramos, siendo iguales las dos colaterales y algo más angostas que la central.

Vemos el coro en los pies y ábside con dos capillas en el cabecero.

Hecha en mampostería con sillares en las esquinas y enmarcando las ventanas rectangulares en el cuerpo central y circulares en la cabecera.

La torre situada en el piecero es de planta cuadrada y dividida en dos tramos separados por cornisa.

Los tramos de las naves se cubren alternando bóvedas de crucería, de pañuelo y de arista. La cubierta del crucero es una cúpula sobre pechinas. Mediante un arco toral se accede al ábside y a través de un arco de medio punto con impostas resaltadas se une a sus dos capillas laterales, cubiertas con cúpulas sobre pechinas.
Las columnas tienen pilastras adosadas excepto las del coro que son nervadas y las del arco triunfal de acceso al ábside que tienen diseños barrocos.

El coro está elevado formando un pórtico de tres arcos, el central más ancho, con arco carpanel y los laterales con arcos rebajados, cuyo intradós se decora con un motivo helicoidal a modo de soga que denota una clara influencia del gótico levantino del siglo XV. El alfarje que lo cubre es de interés.
Cuenta con varias capillas, entre las que se encuentra la Capilla del Bautismo, con bóveda rebajada, la Capilla del Santísimo, de mampostería de sillares en las esquinas y de planta poligonal, la Capilla de la Soledad con bóveda de lunetos, la Capilla de Jesús Nazareno y la Capilla del Cristo de la Columna.
Los altares y retablos son de Santiago Lara. Destacan las imágenes de talla de San Miguel, La Piedad, Jesús Nazareno con la cruz a cuestas, Jesús Yacente y un crucifijo de tamaño natural.
En la Sacristía resalta su buena cajonería para los ornamentos litúrgicos.
La Iglesia se restauró en 1974 y fue declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento en 1990.

 



Ermita de Santa Ana

Pocos datos hay sobre esta Ermita; sin embargo, se sabe que ya estaba construida en el último tercio del siglo XVI.
La planta es de cruz latina y tras el cabecero se encuentra la sacristía. Se cubre con bóveda de cañón con lunetos y el crucero con cúpula de media naranja sobre pechinas. En su exterior se aprecia todo un conjunto de volúmenes escalonados tradicionales en la arquitectura de la Mancha. Tiene campanil sobre la puerta principal de acceso. En uno de sus laterales se ha añadido un humilladero moderno dedicado a San Cristóbal.



Ermita de Santa Rita

Está situada en la Plaza de Francisco Ruiz Jarabo, entre las escuelas públicas.

Es una ermita moderna que se construyó en los años cincuenta, al igual que el Barrio del mismo nombre. Tiene planta de salón y la cubierta es de madera. La entrada de arco de medio punto está precedida por un pórtico de tres arcos de medio punto, siendo el central más ancho que los laterales.


POZO DE LA NIEVE

Exteriormente son túmulos de piedra de forma semicircular y están encalados. Interiormente, como su nombre indica, se trata de pozos excavados en el suelo, de unas dimensiones variadas llegando a alcanzar 6 metros de diámetro y 4 metros de profundidad. En ellos se acumulaba la nieve en invierno para posteriormente procederse a su distribución a lo largo del año, tanto para refrescar bebidas como para conservar alimentos, enfriar patios y bodegas o incluso para curar algunas enfermedades. También pueden denominarse pozos de hielo, neveros o neveras.


Estos pozos tienen en la parte inferior un desaguadero para verter el agua producida por la fundición del hielo.
La técnica de “empozado” consistía en recoger la nieve caída en los alrededores del pozo, compactarla a continuación y extender sobre ella una capa de paja que cubría una nueva capa de nieve. Una vez llenos, se cubría su boca con paja larga y con tablas que lo aislaban e impedían la acción del calor.
La nieve almacenada en estas neveras comunales era vendida a los neveros, que a su vez eran los encargados de vender la nieve, el hielo o los refrescos helados. El consumo se limitaba a los lugares donde estaban ubicados los pozos-nieve y a las poblaciones limítrofes; sólo en años de escasas nevadas se transportaba el producto a largas distancias.
El origen de estos pozos puede que esté relacionado con los cambios climáticos que se producen en Europa desde finales del siglo XVI, dando lugar a nevadas abundantes y muy bajas temperaturas. Es la llamada pequeña edad de hielo originada probablemente por un tipo de circulación zonal rápida y que enfrió de forma generalizada el clima. Esa pequeña edad de hielo terminaría, según los historiadores del clima, hacia mediados del siglo XIX. Sería también en este siglo cuando el uso de estos pozos, tras la generalización de los medios artificiales para la conservación de alimentos, fuera paulatinamente desapareciendo. Esta pérdida explica el olvido en el que se han visto envueltos hasta la actualidad.
Del Pozo de la Nieve de Mota del Cuervo, situado en la subida a los molinos de viento por la carretera antigua de Belmonte, se desconoce su fecha de construcción, pero posiblemente esté relacionado con los cambios climáticos de la pequeña edad de hielo europea antes mencionada.
En las Relaciones de Felipe II (1575) no se menciona el pozo; por tanto, el único dato documentado conocido hasta el momento se halla en el Catastro de Ensenada (1752): "hay extramuros de esta villa un pozo de nieve propio de las Animas Benditas, al que le consideran de utilidad anual". Los beneficios los invierten en misas y sufragios. También en el Catastro, se menciona al nevatero.
A principios del siglo XX ya se había abandonado su utilidad primigenia y simplemente se usaba de estercolero. Fue en 1998 cuando el Ayuntamiento decidió llevar a cabo su limpieza, restauración y encalado.

FIESTAS Y TRADICIONES

Mota del Cuervo celebra diversas fiestas a lo largo de todo el año, fiestas de carácter religioso y laico, algunas de las cuales tienen una honda tradición histórica.

Una de las celebraciones típicamente moteña y molinera es la Fiesta de las Lluecas que se celebra el segundo domingo después de Carnaval. Todo el pueblo se congrega en los molinos de viento con “la Llueca”, bollo redondo al que se le ponen unas bolillas de anís, que se como mientras se canta una canción con el mismo nombre.
Cada primer sábado de mes la sierra de los molinos acoge la ya tradicional “Molienda”, en la que el molino “El Gigante” vuelve a moler trigo para convertirlo en harina y recordar así su antigua función.
También el primer domingo de septiembre y en el mismo lugar, se celebra las Fiestas en honor a Nuestra Señora de los Ángeles, llamada la Virgen de Arriba, patrona de los molineros.
Al igual que en algunos otros pueblos de la comarca, en la noche del 30 de abril diversos grupos y rondallas cantan los Mayos a la Virgen. La tradición es que los mozos salían también a “rondar” a las mozas a las que pretendían.
Santa Rita da nombre a un barrio de Mota del Cuervo y su festividad, en el mes de mayo, se celebra por todos los vecinos en numerosos actos populares.
Al igual que el domingo de Las Lluecas, la Función de Ánimas (que debe datar de finales del siglo XVI) tiene una larga tradición y es única debido a sus peculiaridades. Conocida también como la Fiesta de Las Danzantes, destaca por la variedad de elementos que la componen (pasacalles con danzas, paloteos, batalla entre moros y cristianos, baile de las cintas, o quema del sapo) y porque gran parte de las danzas es teatralizada, con textos de marcado carácter satírico. Se trata de una fiesta que comienza el cuarto domingo anterior al de Pentecostés y continúa los domingos posteriores hasta el Corpus, aunque se centre en la semana de Pentecostés. Este sábado se realiza la quema del sapo, donde el fuego limpia los males acaecidos durante el año. “El Sapo” viene simbolizado por un figuron armado de cañas, catón y papel, y puede ser escogida una persona, un animal o una cosa cualquiera para representar dichos “males”. Ya el domingo de Pentecostés se lleva a cabo el Ofrecimiento al cuadro de la Ánimas en la Ermita de San Sebastián.
En agosto se celebran las Fiestas Patronales en honor a Nuestra Señora de Manjavacas. La tradicional Traída a hombros de la patrona, el primer domingo de ese mes, desde su ermita hasta la localidad (7 kilómetros de distancia) se realiza a la carrera por los jóvenes del pueblo, al igual que si traslado de vuelta dos semanas después. Esta “Traída y Llevada” de la Virgen de Manjavacas esta declarada de Interés Turístico desde 1977.
MA finales de agosto (28 y 29) se celebra también las Fiestas a San Agustín y de la Virgen del Valle, patronos del Barrio de las Canterías y de los canteros, con traslado de las imágenes del mismo modo que la patrona de la localidad.

LEYENDA DE LA CAUTIVA

El 19 de marzo de 1614, el Rey Felipe IV concede a La Mota el privilegio de villazgo y jurisdicción en primera instancia.

A mitad del siglo XVIII, el Catastro de Ensenada, aunque realizado con fines fiscales, se convierte en una de las fuentes más ricas para conocer los pueblos de Castilla. De Mota sabemos, entre otras cosas, que contaba con 850 vecinos, 100 pobres de solemnidad, 15 molinos de viento, 3 hornos de cocer cántaros, 1 pozo de nieve, ninguna taberna, 3 mesones, 2 hospitales y que la patrona de la villa era Nuestra Señora de la Concepción y sus abogados los Arcángeles San Miguel y San Rafael.  

Fuente: Actas de las II Jornadas de Hª de Mota del Cuervo 

Revista de Historia de Mota del Cuervo, Nº 2, art. Mota del Cuervo, El nobre, por Enrique Lillo

Alarcón,pag, 28

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