viernes, 21 de marzo de 2025

ALCÁZAR DE SAN JUAN

Alcázar de San Juan es un municipio de Ciudad Real que forma parte de la subcomarca de Campo de San Juan y comarca de La Mancha.

Este municipio rivaliza con Alcalá de Henares por ser el lugar de nacimiento del célebre autor del Quijote, desde que en 1748 fue encontrada en la iglesia de Santa María la Mayor la partida de bautismo de "Miguel de Cervantes Saavedra".

HIstoria

El origen de Alcázar de San Juan se remonta a la Edad de Piedra, al haberse encontrado restos de algunas civilizaciones asentadas en esta zona, como es el caso de hachas pulimentadas, puntas de flechas y cerámicas, entre otros objetos.

Se han encontrado varios yacimientos prehistóricos fuera del espacio puramente urbano, como el de La Motilla de los Romeros y en los Fondos de Cabaña del Yacimiento de las Saladillas del entorno de las lagunas, ambos de la Edad del Bronce, o los más recientes restos calcolíticos e íberos detectados en el paraje de Piédrola.

Algunos historiadores mantienen que fue la antigua Alces, ciudad prerromana que conquistó el pretor Sempronio Graco cuando se sometió esta región a Roma.

De época romana se conservan los mosaicos datados en el siglo II o principios del siglo III. Alcázar fue una villae romana, una forma de explotación agropecuaria donde el propietario habitaría en una mansión o palacio (domus), cuyas habitaciones nobles estaban decoradas por los mosaicos. En el itinerario de Marco Antonio se la designa con el nombre de "Murum".

El actual núcleo urbano se asienta sobre los restos de una villa de época romana (s. II – III d. C.), de la que se conservan numerosos restos arqueológicos como los mosaicos que decoraban sus estancias. Las excavaciones de la calle Gracia han sacado a la luz talleres y almacenes, pruebas de que la villa fue desarrollándose hasta convertirse en un pueblo o pequeña ciudad al final de la época romana o en la época visigoda.

Después del desastre de Alarcos (1195), parecía que la Reconquista había llegado a su fin y que Almanzor llegaría ante la tumba del Apóstol Santiago, pero la batalla de las Navas de Tolosa (1212) cambió el destino de España. La Mancha deja de ser campo de batalla y tanto los Reyes como las Órdenes Militares ponen todo su empeño en llenar de vida los pueblos medio destruidos y casi deshabitados. Se conceden franquicias y privilegios a cuantos quieran venir de otros reinos a poblarlos.

A finales del siglo XIII Sancho IV autoriza al Comendador de Consuegra para que, de las tierras de la Orden, amojone las que le parezca como término de Alcázar. El Gran Comendador de San Juan ya había comenzado antes a reconstruir la aldea de Alcázar. Ahora, con el privilegio de Sancho IV (contenido en el pergamino más antiguo del Archivo Municipal) la hace Villa, le da el escudo y le amojona un gran término municipal. Las tierras que el Gran Comendador dio a la nueva Villa fueron las que limitaban con las Órdenes de Santiago y Calatrava.

Los alcazareños vivieron durante muchos siglos bajo las directrices de la Orden de San Juan, aunque ellos no eran freyres de la Orden. La Orden se fundó en Jerusalén, donde unos comerciantes construyeron el Hospital, dedicado a San Juan Bautista, para atender a los peregrinos que iban a visitar los Santos Lugares. Después, con las cruzadas, decidieron también empuñar las armas para defenderlos y se convirtieron en la Militar Orden de los Caballeros del Hospital de San Juan de Jerusalén. La expansión del imperio mahometano los expulsó a Chipre, luego a Rodas y de allí los echaron a Malta, desde donde llegan a España. En 1189 la Orden de San Juan se establece en La Mancha, formando el Gran Priorato de Castilla y León.

Al terminar la Reconquista, motivo principal de la presencia de las Órdenes Militares, la dignidad de Gran Prior se convirtió en un título honorífico y lucrativo, por el cual lucharon entre sí los Grandes de España. Las disputas por la posesión hicieron que intervinieran el Papa y el Gran Maestre de Rodas. Carlos I, para terminar con las reivindicaciones de unos y otros, divide el Priorato y da Castilla a Don Diego de Toledo, con sede en Consuegra y León a Don Antonio de Zúñiga, que tenía Alcázar como cabecera.

A partir del siglo XVI, dicen algunos diccionarios, Alcázar fue residencia de los Grandes Priores, pero esto no sucedió así. El Gran Prior tenía demasiada categoría para permanecer encerrado en un pueblo y dejar de intervenir en las cuestiones políticas, por eso residía en la Corte. En el Priorato había un representante suyo, caballero de San Juan, con el título de Gobernador y Justicia Mayor, algunos se agregaban el de Lugar Teniente del Gran Prior.

El siglo XVI es el siglo de oro alcazareño, pues con la decadencia de la villa de Consuegra, Alcázar se convierte en capital del Priorato de San Juan. En este mismo siglo se crea en Alcázar la fábrica de pólvora, la más importante del reino.

Por un breve pontificio, Santa María la Mayor, que había sido declarada parroquia y pasado a pertenecer a la Orden en 1226, pasa a ser colegiata y se crea en ella el Cabildo de San Pedro y San Pablo.

En 1530 Alcázar de San Juan contaba con 18.480 habitantes, viviendo en ella gente muy rica y principal, de la que la mayoría pertenecía a la Corte. Se dieron nombres como Cervantes, Valdivielso y Díaz Morante, tres alcazareños amigos; Barroso y Sánchez Cotán, pintores; Juan Cobo y Diego de Torres Rubio, maestros en las Indias orientales y occidentales, uno de la lengua china y otro de quechua.

En cuanto a Cervantes, una tradición alcazareña siempre se ha referido a Alcázar de San Juan como "la cuna de Cervantes". Un día del año 1748 llegó a Alcázar Don Blas Nassare a registrar los archivos parroquiales en busca de documentos y escribió al margen de una partida de bautismo, que todavía se guarda en la iglesia de Santa María, "éste es el autor de la historia de Don Quixote".

En 1532, el día 2 de marzo, fue bendecido el convento de San Francisco de Asís, de estilo gótico de transición, mandado construir por Don Diego de Toledo, Prior de la Orden de San Juan y duque de Alba. En este convento se funda la que fue la Universidad de Alcázar, con las cátedras de medicina, teología, historia sagrada y filosofía. En 1619 se abren dos cátedras más: gramática y arte.

En 1546 la Universidad y el Concejo de Alcázar hacen voto a la Inmaculada Concepción para que libre al pueblo de una plaga de langosta. Para que este voto no se olvidara, se levanta junto a la ermita de la Inmaculada el convento de Santa Clara, de monjas Clarisas procedentes de Toledo y que se encargaban de cuidar la ermita. A ellas se les atribuye la receta de las famosas tortas de Alcázar. En 1601 doña María de Pedroche dona una casa solariega para fundar el convento de San José, de monjas Clarisas también, pues el levantado años atrás se quedó pequeño ante la afluencia de vocaciones.

En 1603, por acuerdo del Concejo de Alcázar de San Juan y considerándolo necesario para su población que había crecido considerablemente, se hace una nueva iglesia en los terrenos donde se levantaba la parroquia de Santa Quiteria, que fuera más grande y más espaciosa. Los planos de este nuevo templo fueron encargados al arquitecto Juan de Herrera, constructor del Escorial, por eso la iglesia es de estilo herreriano. En 1625 es bendecido y consagrado el convento de la Santísima Trinidad, dedicado a Nuestra Señora de Gracia, de estilo barroco y regentado por los padres trinitarios. Desde 1665 hasta 1670, estuvo desterrado en el palacio de la Orden de San Juan, por razones políticas, el príncipe Don Juan José de Austria, hijo bastardo de Felipe IV con la actriz María "La Calderona".

En el siglo XVIII, la Orden Hospitalaria pierde su carácter religioso y se convierte en Orden de nobles. El Priorato llega a ser un mayorazgo de infantes y príncipes. En este siglo se construye el canal del Gran Prior, que fue de gran utilidad para la agricultura. En el año 1742 se acabó de construir en la iglesia colegial de Santa María el Camarín de la Virgen del Rosario, de planta cuadrada y estilo barroco, con el zócalo y suelo de cerámica de Talavera, siguiendo la tradición de los camarines andaluces.

El infante don Gabriel Antonio de Borbón, quien había sido nombrado Gran Prior de la Orden de San Juan por su padre, Carlos III, en 1765, considerando que los hospitales que existían en Alcázar eran insuficientes, manda hacer el Hospital de Nuestra Señora de los Ángeles, en 1770, en los terrenos que ocupa hoy el Conservatorio de Música. Nuestra localidad también contaba con el Batallón Provincial en 1786. En esta época, Alcázar, como capital del Priorato de la Orden de San Juan, gozaba de independencia, tanto eclesiástica como jurídica, de la capital de Toledo. Alcázar tenía a su cargo 16 villas, 5 aldeas, 4 castillos y 11 encomiendas.

Con la invasión francesa de 1808 y la salida de España de la familia real de Carlos IV y la abdicación de éste a favor de su hijo Fernando VII, en numerosas capitales de provincia se realizaron festejos para celebrar su vuelta. Estos actos fueron memorables no sólo para los alcazareños y los pueblos del Priorato, sino para mucha gente que vino de otros, pero los que de verdad no los olvidaron fueron los franceses. El rey francés José Napoleón I dio el 10 de abril de 1810 un Decreto para ordenar una nueva división territorial de España y en él se estableció que Alcázar fuera una simple municipalidad dependiente de la Prefectura de Ciudad Real, perdiendo todos los privilegios. También desaparece el Priorato de la Orden de San Juan, que durante siete siglos marcó la vida de estas tierras. Desde este momento Alcázar de San Juan empieza a pertenecer jurídicamente a la provincia de Ciudad Real, cuando históricamente perteneció a la de Toledo.

En 1835, con la desamortización de Mendizábal, los bienes de la Iglesia son subastados y la iglesia de Santa María la Mayor deja de ser Colegiata, desapareciendo el Cabildo de San Pedro y San Pablo. También desaparecen la Universidad y el monasterio de San Francisco, al igual que el regentado por los padres trinitarios. Únicamente permanece abierto el convento de Santa Clara, por ser los custodios del voto de la villa a la Inmaculada Concepción.

El siglo XIX fue para Alcázar de San Juan el siglo de la decadencia, ya que a lo largo de él fue perdiendo lo que durante siglos dio esplendor a esta villa. En 1854, tras la llegada del ferrocarril a España, el ingeniero inglés Mister Creen señala en Alcázar un nudo ferroviario de importancia, convirtiendo a Alcázar de San Juan en el principal nudo de comunicaciones de vías férreas al sur de Madrid, enlazado con el oeste, este y sur de España, así como con toda la provincia de Ciudad Real.

Desde este momento se abren nuevos horizontes para la villa, la cual se vuelve a convertir en cabecera de comarca. En 1868 la reina Isabel II fue destronada y abdica en su hijo Alfonso XII. Con el triunfo del liberalismo se cierra para siempre el convento de Santa Clara, aprovechándose el edificio para el Ministerio de Guerra, que lo convirtió en cuartel.

En el año 1877 el rey de España Alfonso XII concedió a Alcázar el título de ciudad. A finales del siglo XIX se vuelven a abrir los conventos alcazareños. Los primeros en regresar son los padres trinitarios, quienes fundan en 1882 un colegio y en 1899 los padres franciscanos vuelven a Alcázar y abren de nuevo la iglesia monumental de San Francisco de Asís.

El siglo XX está marcado principalmente por el ferrocarril, por la Guerra Civil (Alcázar es tierra republicana) seguida de la penuria general que hundió España entera en la miseria. La construcción de un Polígono Industrial y su posterior ampliación, la construcción de un Hospital Comarcal, el fomento del comercio local y de servicios, las nuevas infraestructuras y comunicaciones, la puesta en marcha de residencias de mayores y centro especial para personas con discapacidad y multitud de servicios y proyectos más, han convertido a Alcázar de San Juan en una ciudad de referencia que aúna historia y modernidad.

Nombre

Los árabes dotaron a esta zona de un importante complejo defensivo, al que llamaron "Al-kasar", que significa Alcázar-palacio fortificado. De esta manera, el nombre de la ciudad sugiere la unión de dos culturas distintas, de dos maneras de ser diferentes, árabe una, representada por la palabra "Al-kasar" y cristiana la otra por ser de San Juan.

Que ver

El casco urbano se dispone en torno a la plaza de Santa María. Destaca el palacio del Gran Prior de los Hospitalarios, que conserva el torreón, declarado Bien de Interés Cultural, y la capilla palacial, de estructura almenada y ventanas góticas. Entre los edificios religiosos sobresalen la iglesia de Santa María la Mayor, de origen románico y que aún mantiene el ábside semicircular; la parroquia de Santa Quiteria, de los siglos XVI y XVII; la iglesia de San Francisco, gótica de transición; la de la Santísima Trinidad, con portada barroca; y el convento de Santa Clara o de la Concepción

Museo Municipal

Este edificio es la unión de dos elementos patrimoniales de la ciudad que tienen su origen en el siglo XVII. Uno son los restos de la antigua casa solariega de la familia Sanabria y otra lo que queda de la antigua ermita de Santo Domingo Soriano, creada en memorial por Don Diego de Sanabria.

La casa ha tenido distintos usos, destacando la función de posada, hasta que es adquirida por el ayuntamiento y convertida en Museo. Alberga todos los elementos arqueológicos de cierto interés de la ciudad.

La actual puerta del museo municipal está dividida en dos cuerpos. El inferior es un vano adintelado, enmarcado por un baquetón grueso y quebrado. En la parte superior aparece el relieve que representa el escudo nobiliario de la familia Sanabria dentro de una ventana. A ambos lados hay roleos muy decorados, pirámides, jarrones con flores y motivos vegetales muy abultados. Encima de ese escudo aparece una cruz enmarcada por temas vegetales.

El interior de la casa se organiza en torno a un patio cuadrado, de dos pisos. El primero está porticado con columnas y en el segundo hay galerías de sol, formadas por pies derechos y zapatas con balaustradas de madera. Las estancias giran en torno a este patio.

En la parte inferior se encuentra la exposición permanente del museo. Podemos ver elementos del patrimonio arqueológico que nos retrotrae a la época prehistórica de Alcázar (núcleos de talla, hachas pulimentadas, hendedores, dientes de hoz, puntas de flechas, …), a la Edad de Bronce (molino de mano, cuencos, vasos carenados …rescatados en los fondos de cabaña del yacimiento arqueológico de Las Saladillas) y de la Edad del Hierro.

Como piezas estrella están los mosaicos romanos encontrados en el casco urbano de Alcázar de San Juan durante diversas campañas arqueológicas realizadas en el yacimiento hispano romano de esta población. También se exponen una serie de materiales de construcción y aparejos romanos, materiales domésticos y una serie de bienes muebles del yacimiento hispano romano de Alcázar de San Juan.

En una pequeña sala se expone la pintura del artista alcazareño Ángel Lizcano Monedero en donde se muestra algunos retazos de su obra.

La ermita de Santo Domingo tiene una fachada de gran simplicidad y sencillez. Está construida en piedra bien cortada de arenisca rojiza (sillares regulares). Se trata de un arco de medio punto doblado con su clave decorada y saliente. Se apoya en dos jambas lisas, con capitel geométrico. Sus enjutas se decoran con formas geométricas. Se remata con una cornisa muy saliente.


Molinos de Viento

Declarado Bien de Interés Patrimonial (BIP)

Los molinos de viento de Alcázar de San Juan coronan el conocido como “Cerro de San Antón”, una elevación de roca cuarcítica que se originó por la compactación a gran presión de la arena del somero fondo marino que ocupaba esta zona de La Mancha en el Paleozoico, hace más de 450 millones de años. En los cortes geológicos, provocados de manera natural o por la acción del hombre en las laderas del cerro, se pueden contemplar las formaciones cuarcíticas y de areniscas que le dan la tonalidad rojiza tan característica.









Molino Fierabrás: partes y funcionamiento

En el molino Fierabrás podremos conocer la tecnología más innovadora del s. XVI basada en principios físicos y mecánicos.

El molino de viento “manchego” o “de torre”, por su forma cilíndrica, está construido en mampostería y tapial, y su maquinaria se elabora con maderas del entorno escogidas de acuerdo a sus características para que realicen su función de la manera más precisa: encina por su resistencia, álamo negro por su flexibilidad o el pino por su perdurabilidad. La maquinaria pone en movimiento las pesadas piedras o muelas de piedra caliza extraídas del cercano paraje de Piédrola.

El edificio, coronado por el techo o “Caperuza” cónica de madera, se compone de tres plantas cada una de ellas con una función delimitada: planta baja o “cuadra” donde el molinero residía en las largas jornadas de molienda y servía de almacén, cuadra e incluso de cocina; planta intermedia o “cámara”, donde se recogía, tamizaba y almacenaba la harina que se producía; y la última planta, superior o moledero, que alberga la maquinaria y se muele el grano.

Alrededor del molino, en el piso superior, doce ventanas o “Ventanucos” orientados en la dirección de los doce vientos predominantes que corren en la llanura manchega (Solano, Mediodía, Toledano, etc.), ventanas que servían de guía al molinero para saber en qué dirección debía orientar las aspas.

Las aspas normalmente cuatro, eran construidas tradicionalmente a base de entramados de palos de madera, y tomaban una forma rectangular de unos 7 x 2 metros. Para que el ingenio funcionara y se transmitiera a la maquinaria interior la fuerza eólica, las aspas se “vestían” con amplios palios de tela, el velamen, que se unían a la estructura a través de cuerdas. Cuando el molino no estaba en uso estas se retiraban y almacenaban en el interior con fin de evitar su deterioro.

Para girar el techo el molinero se servía de esa larga pértiga que se encuentra en el lado opuesto de las aspas, el “Palo de gobierno”. Usando un torno de madera conocido como “Borriquillo” que se colocaba en los hitos o piedras que rodean el molino y en el que se ata el extremo inferior del palo de gobierno, se mueve toda la parte superior del molino (caperuza, aspas, eje) hasta quedar orientados en dirección al viento dominante en el momento.

Orientadas las aspas, en la sala de la maquinaria la energía recogida en el exterior se transmite al interior a través de un gran madero o “Eje” que atraviesa el espacio de un extremo a otro y en el que se incrusta una gran rueda dentada de madera, rueda “Catalina”. Esta gran rueda, a su vez, se engrana en otra de más pequeño tamaño, rueda “Linterna” que transforma el movimiento vertical del exterior en horizontal permitiendo el movimiento de una de las dos grandes piedras de las que consta el molino, la piedra “volandera”; mientras, la piedra llamada “solera” permanece fija recibiendo el movimiento de la superior.

Finalmente la harina, y gracias a la fuerza centrífuga, cae hasta el piso intermedio donde se recoge y almacena por la “Canaleta”, conducto de madera situado en un lateral del banco sobre el que se apoyan las piedras.

Molino Rocinante: centro de interpretación del paisaje manchego

Los ingenios mecánicos que confundieron a Don Quijote y asombraron a los alcazareños del siglo XVI, dominan imponentes el paisaje de la llanura manchega desde el Cerro de San Antón, mirador natural desde el que experimentar en una vista de 360º la inmensidad del horizonte de La Mancha.

En la época en la que se instalan los molinos de viento en nuestra tierra, a partir del siglo XVI, nuestros campos eran grandes extensiones de cereales y dehesas de pastoreo, una economía agraria cerealística en equilibrio entre las zonas de cultivo y zonas de monte y pastos.

Hoy en día podemos observar un paisaje diferente, que es descrito, explicado e interpretado desde el molino de viento.

Así, podremos identificar el paisaje natural singular de la llamada “Mancha Húmeda” (Reserva de la Biosfera, UNESCO), de humedales como los que conforman el Complejo Lagunar de Alcázar, de cauces de ríos, arroyos y encinas centenarias que salpican los campos de cultivo del cereal, la vid y el olivo, donde habitan nuestra fauna y flora.

También podemos divisar el testimonio de aquellos que han habitado Alcázar de San Juan desde hace centurias y cuyos vestigios son fácilmente apreciables con un golpe de vista: Torreón del Gran Prior, los campanarios de las iglesias y conventos, las quinterías, puentes, y la huella del Ferrocarril, tan importante en nuestra historia.

Conjunto Palacial del Gran Prior

En los alrededores del barrio de Santa María se localizan los más importantes vestigios del pasado medieval de Alcázar. En el 935 Alcázar (Qasr Banu Atiyya, en árabe) forma parte de la Taifa de Toledo. Tras la conquista de los campos de la Mancha, los reyes cristianos van a conceder tierras y privilegios a las Órdenes Militares para que se hagan cargo de la repoblación y cristianización de la zona de la frontera. La antigua alcazaba árabe será el embrión de la villa sanjuanista. Esta ciudad tuvo un recinto amurallado del que solo queda el torreón del Gran Prior, el cubillo, la Capilla de Palacio y la casa de Gobernación.


El Cubillo

El Cubillo dos hipótesis nos hablan de esta muralla cuando tratamos de averiguar el origen de esta singular edificación. Por un lado, posible resto de la antigua muralla que rodeaba Alcázar antes de la llegada de la Orden de San Juan, y por otro, restos del antiguo palacio del Gran Prior de los Hospitalarios de la Orden de San Juan. Según cuenta esta tradición, pudo servir de campanario de la Iglesia de Santa María.

Muestra los restos de una torre semielíptica cubierta por una bóveda de crucería. Con su restauración, el cubillo pasó a acoger una pila bautismal, así como varios paneles explicativos que describen la historia de Alcázar de San Juan y su tradición cervantina fruto de su reivindicación como cuna de Miguel de Cervantes.

El torreón del Gran Prior

Uno de los vestigios más imponentes y significativos del pasado medieval de Alcázar de San Juan es el Torreón del Gran Prior. Se trata de una torre exenta que funcionó como torre del homenaje o residencia del Gran Prior y con el paso del tiempo ha terminado por convertirse en uno de los iconos más representativos de la localidad. Es una construcción militar única en la comarca, data de 1284 como consta en la inscripción que está situada sobre la entrada y, para entenderla, debemos pensar que pertenecía a un conjunto mayor que se configuró en sus inicios con un carácter militar -originariamente islámico- y que, con el paso del tiempo, cuando La Mancha dejó de ser un territorio de combate, acabó siendo una magnifica residencia para el Prior de la Orden de San Juan.

A simple vista se puede apreciar que se trata de una torre qué destacaría sobre el conjunto, con sus veinticuatro metros de altura. El juego de volúmenes es casi perfecto, pues tiene el doble de altura que de anchura. La obra es de piedra rojiza propia de la zona, la cual se puede apreciar en forma de sillares en las aristas del edificio, y en la mampostería de sus muros

La sobriedad y verticalidad del muro se rompe por la aparición de vanos abiertos con posterioridad como los vanos de tradición gótica con arquivoltas apuntadas y parteluz,  los balcones amatacanados con una fina decoración en la parte inferior a modo de cordón y sustentados por unos modillones de rollo o, en la fachada norte, donde destaca un ventanal enrejado situado en el nivel de la puerta de acceso de factura más tardía a la construcción del conjunto y, sobre él, una placa conmemorativa del s. XVII.

La estructura interna se compone de cuatro estancias situadas una sobre otra dado la naturaleza vertical del conjunto y el sótano con aljibe al que se accede mediante un brocal de pozo. El sótano en la actualidad tiene una entrada situada en el muro opuesto de la puerta principal, pero en el momento de la construcción del torreón, cuando la función del mismo era principalmente defensiva, se accedía únicamente mediante una trampilla de tres losas de piedra situadas en la planta baja que es donde se encontraba la única puerta del conjunto.

Una escalera de caracol que arranca desde el muro meridional de la estancia de entrada al conjunto, y asciende en un segundo tramo por el muro occidental, une cada uno de los niveles interiores del edificio. Cada sala se resuelve con un sistema de cubrición distinto, siendo la estancia inferior una bóveda de crucería con plementos de ladrillo entre nervaduras de piedra, que descansa sobre ménsulas y está rematada con una clave con decoración vegetal. La techumbre de la sala superior es un artesonado con vigas de madera, aunque en realidad parece tratarse de un falso techo que cubre una bóveda pétrea, puesto que el suelo de la última planta también es de piedra. Y la última estancia se cierra con una bóveda de arista en yeso reconstruida junto con el resto de la sala.

Hoy es un Espacio Museográfico dedicado a los Caballeros Hospitalarios, y cuenta la historia de aquellos caballeros que un día lo habitaron y dominaron esta tierra.


Casa del regimiento

Podría haber sido la residencia del gobernador del Priorato de la Orden de San Juan cuando Alcázar asumió la capitalidad del priorato en el siglo XVIII. Posteriormente fue utilizada como Regimiento Militar, siendo conocida también como Casa Palma y actualmente alberga una Vivienda Tutelada para personas de la Tercera Edad.

Se trata de una construcción de tres cuerpos, el inferior de sillares de piedra de arenisca roja, el segundo de mampostería y el tercero, separado por una cornisa de piedra saliente y una hilera de sillares de piedra, totalmente reconstruido.

Sus ventanas son grandes y rectangulares, remarcadas por sillares de piedra. Se conserva la construcción original del patio rectangular delimitado por columnas pétreas, sobre las que se alzan balaustres, vigas y zapatas de madera.

También se conserva una cueva interior, lo que en su día fueron las caballerizas, separadas en tres partes por arcos de medio punto construidos en sillares de piedra. Se cubre con una bóveda de medio cañón hecha en mampostería.

Nota: Solo es posible visitar el exterior de la Casa del Regimiento. En su cueva aloja un establecimiento de ocio.

Capilla de palacio

La antigua Capilla de San Juan Bautista fue construida en el siglo XVI. A lo largo de la historia ha servido de cárcel, cementerio, museo y capilla. Actualmente cuenta con una parte expositiva sobre el antiguo conjunto palacial. Desde aquí también se accede a los yacimientos arqueológicos romanos.

Entorno a este edificio existen diversas teorías ya que se trata de la capilla del antiguo palacio del gran prior, en la que algunos autores han establecido su origen en época medieval, y otros autores establecen en el siglo XVI, con el desarrollo de los edificios religiosos de la antigua villa de Alcázar. Difícil establecer hoy en día su origen ya que las continuas reconstrucciones y evoluciones en la edificación han hecho que durante algunas temporadas fuera la ermita de San Juan, tal como queda constancia en 1804, en la que se pretende retejar el edificio y recomponer su cornisa reedificándose la armadura y pared de la Sacristía, que en esta época se estaba arruinando. Esta iniciativa de remozar el edificio surge porque es en este terreno donde se pretendía ubicar el cementerio de San Juan cuya capilla formara parte del cementerio, al igual que pasó con la ermita de San Sebastián, que serviría de capilla para el cementerio de la otra parroquia de la localidad.

A principios del siglo XIX el uso de este espacio como cementerio, denominado de San Juan por estar unido a la ermita de San Juan (la Capilla Palacio), lo hace suelo santo. Este cementerio busca liberar el entorno de la parroquia de Santa María como lugar de enterramientos, además de sacarlos del núcleo urbano por razones de higiene pública. Aun así las fuentes documentales atestiguan que este cementerio estuvo mucho tiempo sin uso, posiblemente porque los médicos lo desaconsejaban por encontrarse muy cerca del núcleo urbano. Fue en 1808, con la ocupación francesa, cuando se decretó su uso y empezaron los enterramientos, hasta que en 1870 se construye el actual cementerio civil, y en 1883 todos los restos que quedaban en este cementerio fueron trasladados al nuevo.

Las funciones del edificio han sido múltiples a lo largo de la histria., ha sido cárcel, capilla, ermita y museo, hace algunos años se ubicó en él, un museo municipal denominado Fray Juan Cobo. Actualmente, es el centro de recepción de visitantes de los servicios turísticos municipales ofreciendo una visión sintética de la historia de la ciudad en la que aparecen elementos relacionados con la Orden militar de San Juan con reproducciones y piezas originales relacionadas con la antigua villa de Alcázar, algunas de ellas recuperadas en la excavación arqueológica visitable situada junto a la capilla.

Iglesia y Convento de San Francisco

Declarado Bien de Interés Cultural (BIC)

La fundación del Convento de San Francisco fue iniciativa de D. Diego de Toledo, hijo del Duque de Alba D. Fadrique Álvarez de Toledo, y sobrino del Rey Fernando el Católico, y cuyo escudo de armas figura en la parte superior del altar mayor. El motivo fue la confirmación de la posesión del Priorato de León de la Orden de San Juan. En agradecimiento, donó unas casas y una huerta, a las afueras de la villa, para el establecimiento de un convento e iglesia dedicados a San Francisco de Asís. Este mecenazgo, aparece en el texto latino grabado sobre el dintel de la puerta de entrada a la iglesia en latín y que transcrito dice así: “Obra dedicada a San Francisco. Ésta es la Casa del Señor, firmemente edificada por mandato del Ilustrísimo Señor D. Diego de Toledo, Prior de Castilla, siendo Papa Clemente VII y Carlos V Príncipe de las Españas. Año de 1532, día 2 de marzo”.

El 2 de marzo de 1532, fray Juan de Espejo, guardián del convento de Cuenca, tomó posesión de la casa y de la huerta para edificar un Monasterio de la Orden Franciscana, de esta manera, pasaba a formar parte de la Provincia de franciscana de Cartagena.

Este convento tuvo una importante vida cultural y en 1619, se produce la fundación-dotación en él de las cátedras de Gramática y Artes entre el concejo de Alcázar y el convento franciscano; unos años después, en 1666, gracias al patronazgo de Francisco de Ressa Orozco y su mujer Francisca Muñoz Villaseñor, se funda el “Colegio de la Inmaculada Concepción y de San Buenaventura”, con sus cátedras de Teología, Filosofía, Teología Moral y Gramática, que fueron las únicas que existieron en la conocida como “Universidad de Alcázar o de San Francisco”

De estilo Gótico de transición al Renacimiento, el templo posee planta de cruz latina con tres naves, con una cabecera poligonal de tres lados y un crucero de 20 metros. Sobre el atrio, que se encuentra a los pies del edificio, se alza el coro sostenido por un arco escarzano. Lo cubre un complejo sistema de bóvedas en forma de estrellas, más complejas cuanto más importantes son las zonas del edificio. Las columnas tienen capitel de estilo plateresco, estilo que también se aprecia en los ventanales. La Torre llama la atención por su gran altura y tamaño, de 35m de altura, planta cuadrada y cuatro cuerpos. El conjunto está cubierto por pizarra empleada a modo de tejas curvas que se disponen a dos aguas que deja apreciar la diferencia de altura entre la nave central y las laterales. Es curioso el dato de la cara norte del edificio, que fue completada por materiales reutilizados, extraídos de las lápidas del que fue el antiguo cementerio del convento.

La portada se hizo en la última restauración de la iglesia en los años 80. Presenta características renacentistas y está edificada con piedra de sillería.

 











Parroquia de Santa Quiteria

Catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC)

El aumento de población experimentado por la villa en el siglo XV, pasando de los mil vecinos, y el crecimiento urbanístico hacia la zona norte de la localidad motivaron la construcción de una nueva parroquia, produciéndose en 1511 la división territorial de Alcázar entre Santa María y Santa Quiteria.

La construcción comenzada en el siglo XV pronto quedó pequeña y en la segunda mitad del siglo XVI se decide su ampliación en base a unos planos de un discípulo de Juan de Herrera, constructor de El Escorial.

Serán varias las intervenciones realizadas en el edificio en diferentes épocas pues éste sufrió un incendio en 1785 tras ser alcanzado por un rayo quedando la iglesia quedó muy dañada, y en 1921 la iglesia sufrió un importante derrumbe que afectó a gran parte del templo, perdiendo la torre campanario. También durante la Guerra Civil el edificio perdería su archivo parroquial, sus retablos, pinturas y reliquias.

El exterior del edificio muestra su carácter austero pero seguidor de unas líneas de estilo barroco influido por los rasgos clasicistas y manieristas que marcaron las formas de la primera etapa de construcción, con cierta similitud con el Escorial. El material principal que se observa en sus muros es el sillar labrado de arenisca rojiza, muy empleada en la localidad. La portada es de estilo barroco, con un frontón semicircular partido, en la que destaca una hornacina rematada en concha. Destacar la escasez de vanos que abren el edificio al exterior, ya que aquellos con los que contaba fueron tapiados a fin de asegurar el edificio y evitar futuros derrumbes. Desde el exterior puede, además, observarse la cúpula que corona la iglesia, sostenida sobre un cimborrio cubierto por un tejado a cuatro aguas.

La torre, hoy desaparecida y en cuyo lugar se localiza la casa parroquial, fue edificada en el siglo XVI. Pudo haber estado coronada por un chapitel con aguja, que se tejaría tras el derrumbe. En él podía observarse el reloj hasta 1725, así como las tres campanas, que fueron fundidas en 1655. Llegó a existir otra torre provisional, edificada en el siglo XX en mampostería, pero se eliminaría en la última restauración del edificio. Actualmente, las campanas se encuentran en el interior de la iglesia.

En su interior observamos que se trata de una iglesia con tres naves comunicadas entre sí por arcos. La nave central está cubierta por una bóveda de cañón apoyada en arcos fajones que distribuyen el peso a grandes pilares de piedra. A su vez, el crucero queda cubierto por una gran cúpula que se alza sobre pechinas, decoradas con pinturas al temple y yesería que muestran los diferentes emblemas de las órdenes militares. En el presbiterio, plano por completo, se observa la imagen de Cristo en la cruz. La nave lateral izquierda está cubierta por un juego de nervaduras, de manera similar a las bóvedas góticas de terceletes; es un resto del lugar en que un día se encontró la capilla dedicada a los Peregrinos.

Una capilla de gran valor es la que actualmente guarda la imagen de la Virgen del Rosario, cuyo retablo actúa a su vez de trono tallado en madera y cubierto de pan de oro.






Parroquia de Santa María la Mayor

Fue declarada monumento en 1990.

La iglesia de Santa María está dedicada al culto de la patrona de la ciudad: la Virgen del Rosario Coronada,

En 1226 el arzobispo de Toledo Fray Rodrigo Ximenez de Rada decreta: “….que las iglesias de la Orden de San Juan tuvieran cerradas sus puertas al tiempo del rezo de las horas canónicas; que no bautizaran, ni casaren en aquellas iglesias, exceptuando la iglesia de Alcázar la que ha de ser desde ahora parroquia….”

Parroquia más antigua de la ciudad, en 1537 se concede bula pontificia de Paolo III a la iglesia, creando en la citada parroquia el cabildo de San Pedro y San Pablo, pasando a ser desde este momento Colegiata prioral de Santa María, cuyo Prior y Cabildo era presentado por la Orden de San Juan y elegido por el Arzobispado de Toledo.

La iglesia de Santa María la Mayor, construida sobre una antigua mezquita, es resultado de un eclecticismo de estilos y épocas por su extensa historia. Partiendo de un edificio de planta románica (que aglutinó a su vez construcciones visigóticas y árabes), éste fue rodeado también de elementos góticos, mudéjares y renacentistas, y rematado finalmente con el retablo del altar mayor y el camarín de la Virgen barrocos, mantiene el ábside románico, restos visigodos en sus muros, una capilla mudéjar con restos de yeserías policromadas.

Se trata de una iglesia de tres naves, planta de cruz latina, cubierta con bóveda de cañón con lunetos la nave central y de arista las naves laterales. La separación entre la nave central y las laterales se realiza por medio de arcos de medio punto que descansan sobre pilares de sección rectangular, excepto las cuatro primeras en las que aparecen antiguas columnas románicas. Los muros son de mampostería cosidos por hiladas de ladrillos, mientras que los contrafuertes son de sillería en piedra roja arenisca tan común en el lugar.  Sus ventanas son más bien pequeñas, adinteladas, rematadas con motivos vegetales y con rejas decoradas con la cruz de San Juan.

En la fachada norte destacan dos puertas, la puerta del Perdón y la puerta de entrada de la iglesia, denominada puerta de la Umbría. De gran severidad, está construida en piedra con una doble cornisa saliente y el escudo dedicado a la Virgen corona la puerta que se remata con un frontón curvo. La torre del campanario desapareció tras sucesivos derrumbes. Se conserva la pila bautismal donde fue supuestamente bautizado Cervantes.

En su interior destaca el retablo del mayor de 1595 en el que se aúnan como motivos ornamentales los misterios del rosario representados en pinturas (ciclo de la vida de la Virgen), la Ascensión a los cielos rodeada de ángeles, la cruz de San Juan y la decoración vegetal (pámpanas y racimos) en sus columnas salomónicas.

En el año de 1742 se acabó el Camarín de la Virgen del Rosario, fruto de la época a la que pertenece, finales del Barroco y Rococó. En esta época está en pleno apogeo la Contrarreforma con todos sus postulados que en el terreno de lo estético hace una apuesta por la teatralidad y el artificio de las formas y la decoración. Así, en el camarín, se aúnan: un cuerpo inferior realizado como un zócalo de azulejos azul cobalto, con motivos vegetales y angelotes, y un cuerpo superior (el muro y la cúpula) decorado a base de rocalla, con yeserías de carácter vegetal y un estudiado programa iconográfico en el que figuran las letanías lauretanas que acompañan el rezo del rosario. A esta decoración se añaden angelotes que son el atributo personal de la Virgen del Rosario, ya que aparece siempre rodeada de estos.

En su archivo se conserva una partida de bautismo fechada el 9 de noviembre de 1558 que hace referencia al bautismo de Miguel, hijo de Blas de Cervantes Sabedra y Catalina López, y los pies de la iglesia, bajo el coro, se puede contemplar la pila bautismal original del s. XVII.

El camarín de la Virgen del Rosario es un rincón puro rococó de fondo blanco, colores pastel, flores y angelitos, con un suelo de azulejos que nos recuerda a Portugal.

 




Ayuntamiento

El edificio, que hoy es Ayuntamiento, fue sede y propiedad del Casino de Alcázar de San Juan, también llamado Casino Principal y, en ocasiones, Casino Primitivo.

El Casino de Alcázar fue desarrollando una significativa actividad cultural y lúdica en la ciudad. El actual edificio, terminada su construcción en 1911, contaba con un teatro propio el “Teatro Principal”, donde se llevaron a cabo representaciones teatrales, espectáculos de variedades, homenajes, mítines y sobre todo los bailes de máscaras de carnaval que le dieron gran popularidad extendiéndose el protagonismo e influencia del Casino también hacia la vida política.

Tras albergar desde 1940 algunas de las dependencias municipales en su interior, en 1944 se firmó la compra definitiva del edificio por parte del Consistorio ubicado, hasta 1930, en un edificio del s. XVI hoy desaparecido.

La fachada principal rememora las fachadas de los palacios renacentistas italianos. Está compuesta por dos cuerpos separados por una cornisa volada decorada con ménsulas que proporcionan un marcado efecto de horizontalidad; a su vez, consta de tres calles divididas por pilastras planas rematadas por un capitel mixto. La calle central aparece coronada por un frontón triangular que actualmente está enmarcando a un reloj, pero que originalmente estuvo decorado con un relieve que representaba el desarrollo y las actividades económicas que la ciudad había alcanzado al iniciarse el siglo XX.

La planta del edificio se construyó en forma de T invertida. La puerta principal conduce a un gran vestíbulo que se abre con una escalera de estilo imperial con dos brazos laterales y 33 peldaños que fue considerada siempre como la pieza reina del edificio. La planta baja estuvo con toda probabilidad formada por dos grandes salones. Sólo se conserva el de la izquierda de gran amplitud, techado con una cubierta plana y adornado con yeserías que simulan casetones romanos. En la actualidad este se utiliza para eventos importantes con el sobrenombre de “Salón Noble”. El vestíbulo principal, que contiene la escalera, cubre su suelo de mármol blanco en equilibrio con la escalera con balaustrada de madera, barnizada en la actualidad, pero en su origen esmaltada en blanco imitando al mármol. Este balaustre fue rematado con ocho globos terráqueos, uno en cada vértice de la baranda y dos lámparas en el comienzo de la escalera. La cubierta interior de este gran espacio rectangular se traduce en una bóveda esquifada plana sobre pechinas, rebajada con lunetos en los vanos, cuyo techo está decorado con yeserías de casetones y, en la parte central, con un friso de cordón y tres plementos engalanados.

Tanto en su exterior como interior, se conservan algunos elementos decorativos singulares como las manos entrecruzadas bajo la cabeza del dios Eolo labradas en la madera de la puerta principal del edificio, o el friso que recorre la parte alta del actual salón de plenos, primera planta, donde aparece representado el dios Baco y símbolos de carácter solar.

La mitología greco-latina descrita en el frontón va unida a otra simbología directamente relacionada con las actividades principales de Alcázar a comienzos del XX, y que destacan claramente en este relieve. Los sectores económicos aparecen representados junto a los dioses.




Convento de Santa Clara

Declarado Monumento histórico-artístico de interés provincial en el año 1982.

El Convento de Santa Clara se construyó en el siglo XVI junto a la Ermita de la Purísima Concepción, ya desaparecida, y albergó a las monjas clarisas hasta 1868.

En dicha ermita, extramuros de la localidad, se conservaba el voto del pueblo de Alcázar de San Juan a la Virgen María por la liberación por parte de ésta de dos plagas de langosta, la primera en agosto de 1470 y, años después, una segunda en 1546. Aprovechando la existencia de la Ermita de la Purísima Concepción y con el propósito de conservar dicho voto, la alcazareña Sor Francisca de la Cruz solicita permiso para la fundación de un monasterio bajo el amparo de la Orden Tercera Franciscana. En junio de 1557 hizo la petición al Concejo de Alcázar, quién le cedió la Ermita y otros bienes anejos a ella. El 20 de mayo de 1564 se daba en Madrid la licencia para fundar el Monasterio. El 23 de mayo toma posesión de la Ermita Sor Francisca de la Cruz, y en 1565 el Provincial de los Franciscanos toma posesión del Convento, concediendo a las religiosas, en 1590, el capítulo de Belmonte por el que asumían la Regla de Santa Clara. De ahí el nombre del Convento, aunque era más conocido por el de «La Concepción», debido a la existencia previa de la Ermita.

Rápidamente el nuevo monasterio contó con una gran popularidad, en pocos años llegó a tener más de ochenta religiosas y en él profesaron mujeres de las más arraigadas e importantes familias de Alcázar y de otros pueblos y villas del Priorato. Las peticiones de ingreso de nuevas religiosas fueron constantes lo que originó, en un primer momento, la necesidad de ampliar las instalaciones existentes y, posteriormente, la fundación de nuevos beaterios donde dar cabida a las nuevas incorporaciones. Con este motivo se fundará, también en Alcázar de San Juan, el monasterio de San José (s. XVI) y otro en la localidad de Villarrubia de los Ojos.

El Monasterio fue respetado por la desamortización de Mendizábal y por la exclaustración de 1835. Durante la segunda mitad del siglo XIX, con el impulso liberal, el 29 de noviembre de 1868 se cedió el Convento al Ministerio de la Guerra para la instalación de un cuartel. En 1980 dejó de serlo pasando a ser propiedad municipal.

Se trata de una edificación del siglo XVI, pero que ha sido totalmente reconstruida, de la cual se conserva solamente la portada exterior y la estructura del patio interior. La portada, a la que se accede mediante seis escalones es de sillares de arenisca roja, se construyó en la ampliación del edificio durante el s. XVII y se trata de un arco de medio punto rematado por un frontón triangular en cuya parte central se abre una hornacina. Es de una gran sobriedad, sin ninguna profusión decorativa. Lo más destacado es el juego geométrico de las esferas de influencia escurialense. También, son de especial interés sus artesonados en madera de pino y el claustro que, con elementos añadidos posteriormente, conserva sus arcos de medio punto en sillería.

La tradición alcazareña sitúa entre sus muros el origen de las Tortas de Alcázar, conocido dulce típico elaborado en bizcocho que es el emblema de la gastronomía local.


Casa de la gobernación


Escudo de la inquisición


Convento de San José


Museo del traje manchego



Plaza de toros






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