viernes, 7 de marzo de 2025

CASTILLO DE BELMONTE

Está situado en la localidad conquense de Belmonte en la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha. Se encuentra en el cerro de San Cristóbal, de 803 m. de altura.

Es de gótico-mudéjar del siglo XV. Fue declarado Monumento histórico-artístico perteneciente al Tesoro Artístico Nacional mediante decreto de 3 de junio de 1931. Actualmente, está considerado como Bien de Interés Cultural (BIC).

A mediados de septiembre de 2017 el Ayuntamiento de Belmonte de Campos formalizó la adquisición de propiedad de la mitad del castillo, aunque la Casa ducal de Peñaranda, seguirá encargándose de su gestión durante 75 años.

 

HISTORIA

Su construcción se inició en 1456 con Juan Pacheco primer marqués de Villena, sobre una fortaleza del siglo anterior. Es muy probable que el arquitecto encargado de diseñar las trazas fuera Hanequin de Bruselas, que trabajó en la Colegiata, y que las continuara Juan Guas, quien está confirmado que trabajó para Pacheco en el monasterio del Parral en Segovia. Su estilo exterior es muy parecido al de Manzanares el Real en Madrid y al de Mombeltrán en Ávila, obras de Juan Guas.

Según un documento de 1456, don Juan Pacheco ordena construir el castillo y una muralla de cal y canto que rodease la villa hasta el castillo, cuya tercera parte sería costeada por el propio marqués y el resto por sus vasallos de Belmonte.

No se sabe cuándo se finalizó su construcción. Se han dado como fechas probables 1470, 1472 y 1474, pero también se ha sugerido que en 1474 las obras se remataron rápidamente ante la inminencia de la guerra civil.

El marqués de Villena, Juan Pacheco, cedió en 1467 el castillo inacabado, a su hijo Diego López Pacheco Portocarrero segundo marqués de Villena, quien hubo de desplazarse desde Alarcón para evitar una sublevación. Este al apoyar el bando de la hija de Enrique IV (Juana la Beltraneja) perdió temporalmente la propiedad del castillo y de otras villas (Garcimuñoz y Alarcón). Poco tiempo después, la ya reina Isabel la Católica le devolvió sus propiedades. Esta historia hay que enmarcarla en el periodo de la guerra civil de Castilla, (1475-1480), entre los partidarios de Isabel la Católica y Juana llamada "la Beltraneja".

En 1488 sirvió de hospedaje para los Reyes Católicos en el viaje que realizaron a Alicante.

Durante la Guerra de Sucesión a la Corona de España (1701-1713), los descendientes del Marqués de Villena se distinguieron por su adhesión a la causa de Felipe V a quien prestaron grandes servicios. La situación de Belmonte les sirvió maravillosamente, eligiéndolo como punto estratégico para detener los socorros que recibía de Portugal el archiduque Carlos de Austria aspirante a la Corona, y a vigilar al mismo tiempo las fuerzas que operaban en el Reino de Valencia.

Durante la guerra de la independencia (1808-1814), el castillo sirvió como cárcel francesa quedando al final de la guerra en lamentable estado.

Por la zona fue famoso el guerrillero español conocido como "el francisquete" o "Tio Camuñas" (Francisco Sánchez Fernández) cuyos restos reposan en la Colegiata de Belmonte. Francisco Fernando Fernandez, más conocido en el imaginario popular como “Tío Camuñas”. Con la invasión napoleónica de 1808, cientos de españoles de las zonas rurales se echaron a los caminos y los montes organizando una pertinaz guerra de guerrillas contra el invasor francés. Francisco Fernando fue testigo del fusilamiento de su hermano a manos de las autoridades galas. Juró venganza y comenzó su actividad guerrillera en 1809 tras reunir a 30 vecinos. El tío Camuñas y su hueste tuvieron la desgracia de encontrarse de paso en Belmonte cuando les sorprendió una numerosa columna francesa el 12 de noviembre de 1811. Los guerrilleros combatieron durante todo el día, aunque fue en vano. Herido y falto de munición, fue hecho prisionero por las tropas imperiales que no dudaron ni un segundo en fusilar a su temible adversario

En el siglo XIX la propiedad del castillo la ostentaba el condado de Montijo. Eugenia de Montijo, condesa de Teba y esposa del emperador de Francia Napoleón III, encargó al arquitecto español Alejandro Sureda la rehabilitación del castillo siguiendo esquemas franceses en la restauración. Todo el exterior del patio de armas es obra suya, también la escalera principal y todas las chimeneas de yeso. También se restauraron varias de las techumbres. Las obras duraron desde 1857 a 1870 y terminaron con la caída del imperio francés, prosiguiendo su restauración su sobrino-nieto, el duque de Peñaranda Hernando Carlos Fitz-James Stuart y Falcó junto con el empeño del pueblo de Belmonte para conseguir su rehabilitación.

Posteriormente fue habitado por una comunidad de dominicos franceses que realizaron reformas en los salones del castillo, construyendo una capilla. Los dominicos residieron en el castillo hasta 1885.

Durante la Guerra Civil Española (1936-1939) el castillo sirvió de cuartel republicano y prisión y al finalizar la contienda hizo en 1946 de Escuela Superior de Mandos Onesimo Redondo.

En los años 1991 y 1992 se realizaron obras importantes de restauración en el castillo, tales como reposición de sillares en almenas y muros con llagueado y reparación de mampostería y sillería; reparación de cubiertas, torres, chimeneas. Limpieza y restauración de artesonados, ventanales de nueva construcción con vidrieras emplomadas, repaso general y arreglo de puertas. Esta restauración la hizo la Escuela Taller de Belmonte, del Fondo Social Europeo del I.N.E.M., bajo la dirección técnica del arquitecto don Casto García García y hay que decir que con gran acierto.

Entre 2008 y 2010 fueron llevadas a cabo nuevas obras de restauración interior a cargo de la Junta de Castilla-La Mancha y de sus actuales propietarios, los duques de Peñaranda.

Leyenda

Es falsa la leyenda que dice que aquí estuviera presa Juana la Beltraneja y que se escapara por la ventana norte del oratorio. Dice la historia que cuando la causa de Juana la Beltraneja se daba por perdida, y ante la actitud del Marqués de Villena de cambiar de bando, Juana vio peligrar su seguridad y se descolgó por una de las ventanas de la capilla del palacio huyendo por la puerta que hoy día recibe su nombre. Una de las puertas del castillo tiene su nombre, debido a esta leyenda. Según la relación de los castillos en los que estuvo custodiada por don Diego López Pacheco, que nos dan los cronistas de la época, estuvo en Madrid, Escalona y Trujillo, pero no en Belmonte.

DESCRIPCIÓN

La fortaleza está constituida por un cuerpo central, el castillo propiamente dicho, inscrito en un hexágono con torres circulares en cada esquina, con un total de seis, más una torre del homenaje cuadrada inscrita en una de las caras. A su alrededor la rodea una falsabraga (antemuralla o barrera artillera) y la liza. De planta aproximadamente hexagonal irregular, que presenta un perfil ondulado, con cuatro cubos circulares artilleros, dos puertas protegidas por otros dos cubos circulares cada una, más una puerta auxiliar, la de los Peregrinos. Los muros son predominantemente de sillarejo, con sillares en algunas partes, de un espesor que oscila entre 1,75 y 4 metros. Todos los muros de la fortificación, tanto del antemuro como del castillo, están rematados con almenas escalonadas.

En la parte amesetada del lado de levante se abrió un foso seco, con un puente levadizo para acceder a la puerta del Campo. Actualmente, el foso está parcialmente rellenado en la zona de la puerta. La presencia del puente actual es puramente simbólica.

 

Se compone de un cuerpo principal y de una barrera exterior que lo rodea por completo y de la que por ambos lados arrancan y descienden las murallas de la villa. Este cuerpo principal está formado por dos naves o alas rectangulares de tres pisos que forman la zona residencial. Los dos cuerpos se unen por los vértices en la parte Oeste, encerrando el patio de armas que forma una curiosa planta triangular equilátera. El tercer lado es la torre del Homenaje, que protege y guarda la parte más accesible donde se alojaban los soldados. El conjunto forma una curiosa planta en forma de estrella de seis puntas. En cada una de dichas puntas se levantan otros tantos torreones cilíndricos. Ocupa una superficie de unos 4.500 m2.

EL recinto amurallado fue construido y reconstruido a lo largos de los siglos XV y XVI.  El lienzo norte de la muralla de unos 300 metros de longitud, baja desde el castillo hasta la población en dos quiebros, hasta el camino donde se situaba la puerta de Santa Inés, donde se remata con un baluarte. El lienzo sur de la muralla de unos 350 metros de longitud y dos baluartes, baja desde el castillo hacia el casco urbano, se pierde en la primera zona edificada, reapareciendo en la Puerta de Chinchilla.

El castillo propiamente dicho tiene dos recintos:

a) Muralla

El primero una muralla de mediana altura envuelve el castillo por completo, por ambos lados descienden las murallas que llegan hasta la población. Destaca por su peculiar planta, denominada “estructura atenazada”, una disposición arquitectónica que lo hace único en España y en Europa. Su diseño se basa en un triángulo equilátero, con dos cuerpos principales en dos de sus lados y la torre del homenaje en el tercero. Esta base triangular se convierte en un polígono de nueve lados con seis torres ubicadas en sus vértices, formando una característica estrella de seis puntas. Cada una de estas torres alcanza los 22 metros de altura, lo que confiere al castillo una silueta inconfundible.

Alrededor del recinto principal se extiende una barrera artillera de gran precisión arquitectónica, con un total de cien puntos de disparo, entre troneras y aspilleras, repartidos en su parte baja y alta.

 

Esta barrera defensiva cuenta con tres puertas principales

Puerta del Campo: se sitúa en el lado este, es la principal, en la zona llana y de más fácil acceso, por lo que está defendida por la enorme torre del Homenaje. En su origen tenía foso y puente levadizo hoy desaparecido. Esta flanqueada por dos torres sobre la que se abren dos huecos para el alzado del puente levadizo. En su origen era de estilo gótico; bajo su antiguo arco de entrada se rebajó su arquitectura construyendo un nuevo arco escarzano sobre el que se incrustó el escudo la familia Pacheco y los Acuña. Las torres laterales están dotadas de almenas y troneras en forma de cruz y orbe.


Puerta de Santiago o Puerta de la Beltraneja: situada en la fachada norte, opuesta a la Puerta del campo, enfrente del pueblo y al interior de la cerca urbana es similar a la anterior pero más estrecha, con arco de medio punto, antiguo puente levadizo ya desaparecido y dos pequeños torreones Antiguamente tenía una cruz y veneras de Santiago esculpidas sobre el dintel. La verja de hierro es la original. La tradición dice que por esta puerta se escapó Juana la Beltraneja después de descolgarse desde una ventana, de noche y disfrazada.

Puerta de los Peregrinos o de Santiago: Situada en la fachada sur, se abre en un torreón de la barrera situado al Suroeste, también al interior de la cerca urbana. Es llamada así por la extraña cruz de Calatrava y las veneras o conchas de Santiago que, entre dos blasones de Villena, campean sobre su entrada. Esta puerta se diferencia por completo de las otras, por estar constituida por un solo cuerpo en un amplio torreón, dispuesto para instalar en él un puente levadizo de “flechas”, algo muy raro en España. A este efecto posee las ranuras o cajas en que las citadas “flechas” debían alojarse. En el umbral de esta puerta, a cierta altura sobre el suelo exterior, subsisten aún las piedras o ganchos en los que había que girar el eje del puente levadizo, uno de ellos aún perfecto y completo. No obstante, este puente no se instaló nunca, porque nunca llegó a excavarse el foso, quedando la puerta colgada en el aire.

Nada más pasar la puerta del Campo, existe un ancho espacio libre entre el castillo y esta primera muralla; llamado albacara, servía de refugio a los habitantes de la villa en caso de ataque de los enemigos, y allí con sus enseres y ganados se veían protegidos por el señor. Desde este lugar se puede observar en lo alto del muro un saliente, sujeto por ménsulas, con una pequeña ventana y que era lugar para desde el interior hacer sus necesidades fisiológicas los señores del castillo.

Sin encontrarse alineada con la Puerta del Campo se encuentra la única puerta de acceso al edificio principal o castillo propiamente dicho, situada al este, está formada por una puerta gótica trilobulada situada junto a la torre del homenaje. Esta puerta se atribuye al arquitecto Juan Guas. Presenta arco arquitrabado sobre el que se alza otro trilobulado formando un tímpano donde aparece la figura de un paje que se encuentra de pie sobre un pequeño pedestal situado en la clave del arco. Una de sus manos se apoya sobre un yelmo con los escudos nobiliarios de la familia de Juan Pacheco (primer marqués de Villena) y la familia de su segunda mujer María Portocarrero y Enríquez con la que casó en 1442 (la familia Girón). En la parte superior, otro escudo, borroso, que podría ser de las órdenes militares o el escudo real de Enrique IV. Un guardapolvos trilobulado apoyado en ménsulas protege el arco de la puerta. Cada una de las ménsulas se decora con la figura en piedra de un ave. En las bases de las ménsulas aparecen las palabras: Una sin par, lema que utilizaba el marqués de Villena.

 


Ésta da paso al patio de armas con esquema triangular y galerías de arcos de medio punto, reformados en el siglo XIX con ladrillo. En el castillo propiamente dicho destacan seis torres circulares de 22 metros de altura, una en cada vértice, así como la del homenaje, lo que forman un total de diez lienzos de defensa. En el patio hay un aljibe o pozo de agua excavado en roca, con más de 40 metros de profundidad, flanqueado por dos grandes columnas helicoidales que permanecen inacabadas, el brocal del pozo es gótico, guardando armonía con las galerías góticas del patio.

 






En la galería norte, se encontraban las cocinas, almacenes y habitaciones de la servidumbre, en sus sótanos se almacenaban los víveres. A su lado se encuentra la cocina que pudiera servir para cocinar la comida de la tropa o para calentarse en las frías noches de invierno, y también en este lado se encuentra la escalera noble de acceso a las plantas superiores. Una escalera de caracol de uso para la servidumbre comunica las cocinas de la planta baja con las habitaciones de servicio de la primera planta y con el dormitorio de la marquesa de la segunda planta.

Se dice que desde los sótanos, existían túneles que conducían hasta el pueblo, como vías de escape en casos de asedio.

Galería Sur: Tiene dos puertas de acceso. Por una de ellas se accede a lo que originalmente eran las caballerizas. Cuando el castillo estuvo habitado por los dominicos, construyeron aquí una capilla, de la que aún se conserva el retablo. Por la otra puerta se accede a los actuales servicios. Esta estancia conserva unos magníficos artesonados primitivos.

El tercer lado que cierra el triángulo que forma el patio lo forma la torre del homenaje. Llama la atención su poca altura, debido tal vez a que la torre quedo inacabada o bien a la orden de los Reyes Católicos de rebajar la altura de las torres principales para evitar encastillamientos contra la autoridad real. Hay un "in pace" que ejercía funciones de calabozo. Al detenido se le bajaba por un agujero cuadrado existente en el techo junto al cuerpo de guardia. En una esquina a la izquierda de la entrada, está el encaje para los condenados a morir por el suplicio de la gota de agua sobre la cabeza. Arriba se conserva el canal para el agua. La torre del homenaje de planta cuadrada está edificada con sillares pequeños de piedra caliza, tiene tres semicírculos en forma de cubos hacia el exterior y más adelantado el del centro, así como plana en la parte interior del patio. Las esquinas adoptan formas redondeadas.

A la derecha de la torre del homenaje encontramos una alta y empinada escalera de piedra que se introduce en la torre y que lleva a una escalera de caracol que nos lleva al camino de ronda o parte alta del castillo.

Actualmente es un espacio musealizado con armaduras actuales.









b) Estancias

A los pisos superiores se accede por una escalera mandada construir por Eugenia de Montijo en el siglo XIX. La escalera, restaurada en el siglo XIX por Eugenia de Montijo, es de madera y sin apoyo central, sostenida solo por los muros, mediante una excelente labor de carpintería de gran calidad. Destaca el trabajo de madera tanto de los escalones y barandillas como de los elementos de sujeción de esta. En los descansillos se encuentra el escudo de armas de Diego Pacheco, hijo de Juan Pacheco realizado en yeso. Los artesonados neogóticos, a imitación de los originales, muestran una decoración de estrellas de ocho puntas y diversos motivos geométricos, sobre fondo rojo. También es muy frecuente la decoración con tréboles de cuatro hojas, símbolo de la suerte, en todo el castillo.

Primer piso (ala norte)

La escalera de madera nos introduce en un largo pasillo situado en el primer piso del ala norte. En este pasillo encontramos a la izquierda tres puertas que se corresponden con otras tantas habitaciones. La galería se cubre con un artesonado de madera en su color natural y con decoración geométrica.

La primera habitación es cuadrada, se encuentra debajo de la habitación del marqués, y en ella hay una escalera de caracol que comunica con la habitación del marqués del segundo piso y con la planta baja. Esta habitación era usada por el personal de servicio de más confianza y podía ser usada como cocina. La puerta de entrada se decora con molduras entrelazadas realizadas en yeso.

La segunda habitación o salón central tiene una chimenea con decoración en yeso muy recargada. Tiene tres escudos, uno con una cruz flordelisada con la cruz de Santiago, otro con el escudo de Juan Pacheco y el tercero con el escudo de María Portocarrero Enríquez, esposa del marqués. Esta habitación se considera debía ser la sala de las mujeres o estrado medieval. Esta es una estancia de origen musulmán. La habitación disponía de una tarima donde se encontraba la marquesa, rodeada de alfombras, tejidos, tapices y almohadones. La señora del castillo rodeada de sus mujeres de confianza, bordaban, escuchaban música y pasaban las largas tardes al cobijo de la habitación. La chimenea proporcionaba el necesario calor a la sala. Completaba la decoración un mínimo mobiliario compuesto de alguna silla, arcones, brasero etc.

La sala se encuentra comunicada con la anteriormente vista, donde estarían los servidores y con la contigua que se reservaba para alcoba o reservado. De esta manera y de alguna manera esta ala se reservaba para las mujeres.

A la izquierda de la chimenea una puerta permitía el acceso a una alcoba. Esta pequeña habitación apenas tenía espacio para una cama con dosel, un arcón para la ropa y un pequeño reclinatorio para las oraciones. Una ventana con bancos cortejadores permite la iluminación de la sala.

Al final del pasillo encontramos una ventana con bancos cortejadores y junto a la misma un pequeño pasillo nos conduce a las letrinas de uso exclusivo para la nobleza.

Primer piso (ala sur)

Continuando por el pasillo un pequeño paso nos introduce en el ala sur. Nos encontramos en el piso principal y más noble del castillo. Entramos en un largo pasillo dominado por la presencia de tres chimeneas, la central más grande que las laterales y dos puertas de acceso a las distintas salas.

La primera habitación era la capilla del castillo o Sala de Embajadores. Desde una de las ventanas de esta capilla, se dice que escapó Juana la Beltraneja. Extraña el tamaño de la habitación para uso de capilla, por lo que tal vez quepa suponer que la habitación fuera una antesala de espera a la Sala de Gobierno. Avalaría esta hipótesis la presencia de ventanales con bancos cortejadores y la extraña decoración del bestiario medieval, elementos un tanto extraños para una capilla. Otra opción sería la de considerar esta sala como una especie de Sala de Trono del marqués, a imagen y semejanza de la Sala del Trono del Rey.

La habitación se cubre con una techumbre octogonal de madera policromada, de influencia mudéjar, que apoya en pechinas decoradas y policromadas, y un friso de yesería con la leyenda de San Jorge. En la actualidad se encuentra parcialmente rehabilitada para comprobar así la diferencia de color y estado de la madera, antes y después de la restauración. La decoración de esta techumbre se resuelva a base de temas vegetales entremezclados con escudos heráldicos de la familia propietaria del castillo. En las pechinas, jóvenes donceles sujetan escudos de la familia Pacheco. Destaca la decoración tallada en piedra de las dos ventanas que dispone la habitación. En ellas se encuentra un minucioso trabajo en piedra realizada sobre todo el interior de la ventana tanto en los muros laterales como superior. Es el conocido como bestiario medieval esculpido en piedra, atribuido al arquitecto Juan Guas. A diferencia de los bestiarios dispersos que suelen encontrarse en los capiteles de los claustros, este se concentra en dos ventanas de la capilla. La ventana norte alberga 20 figuras, mientras que la ventana orientada al poniente contiene 29. Con un total de 59 figuras, este bestiario es una representación detallada y única de criaturas fantásticas y simbólicas, lo que convierte a la sala en un espacio de enorme valor artístico y cultural dentro del castillo.

La segunda habitación se trata del salón de gobierno o Salón Noble, una habitación de 147 m2 y con un artesonado de madera de nogal, en forma de artesa invertida y policromado en tonos rojizos y dorados. A ella se accede por una puerta gótica con decoración de yeserías con el escudo de la familia Pacheco en la parte superior del arco. El salón de gobierno era usado para las recepciones oficiales, pero también se utilizaba para banquetes y como sala de fiestas y de baile. El sistema de calefacción utilizado resulta original y permite caldear el salón con las tres chimeneas que existen en la galería contigua. Las chimeneas situadas en el pasillo exterior se encendían y el calor de las mismas se transmitía al muro y de ahí al interior de la sala, de esta manera los nobles no tenían que soportar el humo o bien el constante trasiego de servidores moviéndose por la sala. Es la habitación más grande del castillo y su presencia y tamaño nos puede indicar que más que un castillo se trata de un castillo-palacio fortificado. La sala se ilumina mediante dos grandes ventanales con bancos cortejadores situados en el muro más largo del rectángulo y otro ventanal de iguales características que se abre en el lado corto del rectángulo. Además, recibe luz del exterior por las puertas que se abren a la galería exterior, por lo que esta sala puede ser de las más iluminadas de todo el palacio.
La Sala de Gobierno se comunica con la capilla a través de un vano abierto en el muro con un arco escarzano y sobremontado un arco apuntado gótico en cuyo tímpano encontramos una peana de la que sobresale decoración vegetal entrelazada. A ambos lados de la portada dos pináculos con decoración también vegetal. En el trasdós del arco decoración de macolla.

En los vértices de cada de una de las alas de las galerías y coincidiendo con la torre se abre una pequeña salita o gabinete de forma circular y con una ventana que se abre al exterior del castillo.

Segundo piso (ala norte)

Volviendo a la escalera principal ascendemos al segundo piso mientras contemplamos el colorido del artesonado del techo. La distribución de la galería norte de este segundo piso sigue la misma distribución que el piso inferior. Habitaciones a la izquierda y los ventanales a la derecha. En este caso se ha procedido a una recreación con mobiliario de la época de Eugenia de Montijo.

La primera habitación de planta cuadrada y de modestas dimensiones era la alcoba del marqués. Hasta ella alcanza la escalera de caracol que comunica todos los pisos y que estaba reservada para el servicio. En la actualidad se ha recreado la alcoba de lo que podría haber sido el dormitorio de Eugenia de Montijo. Destaca esta habitación por su techumbre de madera que era conocido por el nombre del giratorio. Se trata de un artesonado en forma octogonal que según las crónicas podía girar. Se adornaba con cientos de pequeños espejos de oro y plata incrustados en la madera, también colgaban una serie de campanitas. Al moverse el conjunto producía un destacado juego de luces, colores y sonidos.

La segunda habitación era el salón noble de los marqueses, donde pasaban sus ratos de ocio. En la actualidad se ha decorado con muebles de época decimonónica.

Una tercera habitación en la actualidad acondicionada como despacho decimonónico debía ser la alcoba de la marquesa. Junto a esta otra habitación más pequeña probablemente para algún hijo de los marqueses. En la actualidad decorada como un vestidor de época.

Segundo piso (ala sur)

En la actualidad no cumple ninguna función especifica, en el siglo XV no existía pues es de construcción tardía. En el siglo XIX las habitaciones fueron cerradas convirtiéndose en un gran salón alargado.

En el vértice donde se comunican ambas salas, una escalera nos lleva al adarve, el camino de ronda o las terrazas del castillo, que de cualquier manera las podemos denominar.

Camino de ronda, murallas y torres 

El adarve recorre todo el perímetro del castillo, se puede acceder a los seis cubos circulares que protegen el castillo. Las torres, exentas de almenas, se decoran en su parte alta con una serie de arquillos de medio punto alombardados que descansan sobre ménsulas y metopas en forma de escudos lisos. Desde el adarve se tiene comunicación con la torre del homenaje y a través de una escalera de caracol se baja al patio de armas. Desde lo alto de las torres se divisa perfectamente la población, así como el terreno circundante. Al final del camino de ronda una pequeña puerta con un diminuto arco trilobulado nos adentra en el interior de una de las torres y a través de una escalera de caracol nos baja al patio de armas.

 Interior del castillo:

La decoración interior del castillo, así como la capilla, es de tradición mudéjar de yeserías, con motivos decorativos vegetales en ataurique que se alternan con los escudos de la familia Pacheco y de la Orden de Santiago. Destacan sus bellos artesonados de madera que decoran los techos de las distintas estancias, la mayoría de los cuales pertenecen a la restauración efectuada en el siglo XIX, siendo solamente tres los originales del siglo XV. Así mismo destacan las chimeneas de las habitaciones, adornadas todas ellas con distintos escudos nobiliarios.

También destacar que todas las habitaciones se iluminan con ventanas al exterior y todas disponen de los llamados cortejadores, bancos de piedra situados junto al alfeizar de la ventana y que servían además de para descansar y contemplar el paisaje, para mantener conversaciones privadas, de donde le viene el nombre.

Los artesonados son de los más variados y bellos de España en edificios civiles. Policromados todos ellos, juegan los colores rojos, amarillos y azules alternando con los ocres y tonos naturales de la madera de pino, creando un efecto maravilloso y de ensueño al contacto con la luz exterior. Los motivos de los artesonados son sorprendentes, nacidos todos de la rica imaginación mudéjar: casetones rectangulares y cuadrados alternando con modelos geométricos estrellados y otras piezas de lazos y cruces con decoración floral. Ricas tirantas apoyadas en ménsulas bellamente decoradas. En otras salas aparecen célebres pinjantes o mocárabes suspendidos en los centros de ricos rosetones.




































Películas

En el castillo se han rodado varias películas ambientadas en la época medieval.

El Cid (Anthony Mann, 1961), protagonizada por Charlton Heston y Sofía Loren. El castillo aparece de fondo durante el torneo.

Los señores del acero, (Paul Verhoeven, 1985). Se rodó casi íntegramente en Belmonte. Durante su rodaje se quemó parte de la torre del homenaje.

Juana la Loca, (Vicente Aranda, 2001). Es el primer fotograma de la película. Sin embargo, el subtítulo indica que es el de Tordesillas.

El caballero Don Quijote, (Manuel Gutiérrez Aragón, 2002). Para el rodaje de esta película se pintaron de granate muchas de las paredes interiores.

El Señor de los Anillos, (Ralph Bakshi, 1978). El castillo es la fortaleza de Helm, atacada por los orcos de Isengard sobre el final.

Trebuchet Park

Está considerado como mayor parque de máquinas de asedio de todo el mundo (reproducciones a escala real), con más de cuarenta de estos instrumentos para la guerra en la Edad Media y la Edad Moderna.

Campeonato Mundial de Combate Medieval

El deporte de “Combate Medieval” es un deporte de contacto con un fuerte aspecto histórico. Al igual que muchos deportes y artes marciales tienen su origen en un punto remoto del pasado, así, el Combate Medieval se basa en los torneos medievales, en la Europa de los siglos XIV y XV. En 2014 se celebró por primera vez junto al Castillo de Belmonte, y salvo los dos años de pandemia, se ha celebrado de manera anual.

Recreaciones históricas en el Castillo

Es una actividad que persigue la rigurosa imitación de las formas de vida y las costumbres de una determinada época. Y los encargados de vivir y transmitir dicha época son los llamados “recreacionistas”. Son unas visitas teatralizadas que acercan a los visitantes a determinados momentos históricos, y tienen lugar en varias ocasiones a lo largo del año.

Pasaje del Terror

Es un evento que se ha convertido en un clásico en el Castillo de Belmonte. Tiene lugar en verano y a pesar de que la temática es el terror, todos los años incluyen novedades al respecto.