IGLESIA DEL GESÙ
Fue construida entre 1568 y 1584, Il Gesú fue la primera iglesia jesuita que se construyó en Roma, y fue encargada por San Ignacio de Loyola a Nanni di Baccio Biggio en 1551. Más tarde sería rediseñada por Miguel Angel, aunque no se harían efectivas sus obras. Es prototipo de una clase particular de iglesia barroca, comenzada por Vignola en 1568. La fachada es el primer ejemplo de formas de transición del renacimiento al barroco, típica del periodo de la Contrarreforma. Tiene una fachada de estilo barroco bastante austera, y una nave única, marca el estilo seguido por otras iglesias jesuitas construidas en el mundo, en cambio está decorada de forma profusa y opulenta a partir del siglo XVII, en la actualidad constituye uno de los ejemplos más destacados del arte barroco romano.
El interior
El interior es de cruz latina, con una gran nave y tres capillas a cada lado, enriquecidas con mármol policromado, esculturas, frescos, etc. La arquitectura, de efecto espacial, es de Vignola.
En la bóveda de la nave se puede admirar el Triunfo del nombre de Jesús, fresco de extraordinario efecto de perspectiva aérea, obra de Baciccia, el fresco está acompañado por figuras de madera y estuco que le aportan un logrado aspecto tridimensional.
A la derecha del crucero se encuentra el rico altar de San Francisco Javier con un cuadro de Maratta, fundador de la Compañia de jesús junto con San Ignacio de Loyola. En el altar se guarda un relicario de plata en el que se conserva el antebrazo derecho del santo.
En el altar mayor, la Circuncisión. A la izquierda del crucero se encuentra la maravillosa Capilla de San Ignacio de Loyola, obra de Pozzo, y en la que colaboraron los mejores artistas de la época. En el nicho del altar, en el que está enterrado el Santo, enmarcado por cuatro grandes columnas de lapislázuli, con relieves en bronce dorado, gran estatua del Santo, en parte de plata. En lo alto de la capilla, el grupo de la Trinidad. Un ángel sostiene el mundo: probablemente la mayor pieza de lapislázuli que se conoce. A los lados del altar, abajo a mano izquierda, la Fe que vence a la Idolatría; a la derecha, la Religión que derrota a la Herejía. Delante del altar, una hermosa balaustrada de bronce.
En la tercera capilla de la izquierda, Adoración de la Santísima Trinidad, del s.XVI. En la segunda, frescos de Pomarancio y de Romanelli. En la primera, Conversión y Predicación de San Pablo, y el altar de San Francisco de Borja.
En una de las capillas se puede contemplar la Madonna della Strada, (Virgen de la Calle), una imagen del siglo XV que originariamente se encontraba en la fachada de Santa María della Strada, iglesia que anteriormente estuvo situada en el mismo lugar.
Destacan los frescos y los óleos pintados por Andrea Pozzo en 1685. Como curiosidad destacar que da la falsa impresión de tener una cúpula, algo que nunca sucedió porque las monjas no querían que diera sombra en los jardines.
CRIPTA BALBI
La Cripta Balbi muestra el pasado de Roma mediante las excavaciones realizadas en sus yacimientos. Es una de las cuatro sedes del Museo Nacional Romano.
Los orígenes de la cripta
Originalmente la Cripta Balbi estaba compuesta por un teatro, un bloque de cuatro pisos y un patio. Construido entre el año 19 y 13 a.C. bajo las órdenes de Lucius Cornelius Balbus, el teatro poseía una cripta que era el lugar en el que la gente se refrescaba y tomaba algo durante los descansos de las representaciones.
Con el paso del tiempo, el teatro quedó en el olvido y fue sepultado por otras construcciones a lo largo de las distintas épocas. En 1981 comenzaron las excavaciones y, tras veinte años de restauración, fueron añadidas al Museo Nacional Romano.
Las exposiciones
En la planta superior se exponen objetos realizados entre la Antigüedad y la Edad Media, mostrando el modo de vida de los ciudadanos romanos entre los siglos V y X.
En la planta baja se sitúan las excavaciones en el contexto de la historia de la zona, mientras se muestran los restos de las excavaciones de la Cripta Balbi y otros yacimientos romanos.
El sótano es la parte más interesante del museo, ya que allí se encuentran las excavaciones realizadas junto al Teatro Balbus, que se pueden ver mientras se recorren los húmedos y oscuros pasadizos.
IGLESIA DE SAN BERNARDO ALLE TERME
Está construida en la Plaza con su mismo nombre, junto con las iglesias de Santa Susanna y Santa Maria della Vittoria, se levanta en el borde de una de las cuatro torres de planta circular que se erigían sobre los restos de las Termas de Diocleciano.
Fue la condesa Caterina Sforza Cesarini quien tuvo la intuición de reconvertirla en iglesia el año 1598. Gracias a su peculiar estructura cilíndrica, la misma se presenta como un Pantheon en versión miniatura. Sin ventanas, así como el Pantheon, el edificio sólo puede recibir luz del gran hueco circular (impluvium) existente en el centro de la cúpula octogonal que, a través de la luz que lo atraviesa, genera efectos cromáticos muy sugestivos.
La fachada de la iglesia presenta una arquitectura compuesta por pilastras y cornisas en estuco, encuadrando el portal, las hornacinas y los recuadros. Y por encima de la cornisa, hay una alzada octogonal, engalanada también con amplias y ovaladas molduras, que hace las funciones de desván.
Su interior, que tiene 22 metros de diámetro, tiene un esquema de columnas entre las cuales figuran ocho amplias hornacinas llenas de figuras sagradas en estuco, creadas por Camillo Mariani aproximadamente en el año 1600. Las estatuas con una altura de más de tres metros cada una, miran alternativamente desde la izquierda y la derecha y reproducen a San Agustín, Santa Mónica, Santa María Magdalena, San Francisco, San Bernardo, Santa Catalina de Alejandría, Santa Catalina de Siena y San Jerónimo.
Un triunfo auténtico del blanco, que sólo se ve interrumpido por los importantes retablos realizados en el siglo XVIII que adornan sus dos altares enfrentados y por los marcos de mármol policromado que los rodean. Los retablos, realizados por Giovanni Odazzi, reproducen a San Bernardo en éxtasis y envuelto por Jesús Crucificado y el Matrimonio místico de San Roberto con la Virgen.
Inicialmente, la iglesia fue confiada a los franceses de la orden de los Cistercienses, los Foglianti. Después de la Revolución Francesa, la orden se disolvió y San Bernardo fue confiado a la congregación de Bernardo de Chiaravalle, a quien está dedicada.
En la capilla de San Francisco, incorporada más tarde en el edificio original, se encuentra el monumento conmemorativo del artista alemán Federico Overbeck, creador del grupo de los Nazarenos, que se inspiró a la perfección en la pintura italiana del siglo XV, especialmente en Roma.
En el centro del ábside hay un órgano fabricado por Nicola Morettini el año 1885.
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