viernes, 13 de septiembre de 2024

ROMA (XXIV): IGLESIAS DE DE SAN IGNACIO DE LOYOLA Y DE SAN MARCELLO AL CORSO

IGLESIA DE SAN IGNACIO DE LOYOLA

Erigida del 1626 al 1650, fue diseñada por el matemático jesuita Horazio Grassi, en base al proyecto de Maderno y otros, a expensas del cardenal Ludovisi, sobrino de Gregorio XV, el Papa que canonizó al beato Ignacio, dedicada a San Ignacio de Loyola, fundador de la compañía de Jesús.

Su fachada es de estilo barroco y esta compuesta por dos pisos, por otro lado esta la bóveda, que constituyo un serio problema en su construcción, debido a su gran tamaño.



El interior es de planta de cruz latina, con tres grandes capillas por cada lado comunicadas entre sí: novedad de la Contrarreforma. La policromía de los mármoles, la decoración pictórica y la riqueza de los altares confieren al conjunto una alegre suntuosidad. Sobre la puerta, en el reverso de la fachada, hay dos grandes figuras de Algardi (1650) que flanquean la lápida dedicatoria y que representan las virtudes de la magnificencia y la religión. Del mismo autor son los adornos con ángeles alrededor de la iglesia. La gran bóveda central fue pintada por Andrea Pozzo posteriormente a 1685, los frescos representa el Ingreso de San Ignacio en el Paraíso y, a los pies, las cuatro partes del mundo, represetnando la expansión de la palabra de Dios por el Santo alrededor del mundo. Hay que situarse sobre el disco marmóreo en medio del pavimento, punto preciso desde donde mejor se goza del efecto de la espectacular perspectiva. La cúpula no fue nunca construida; para recubrir el vacío, de 13 metros de diámetro, Pozzo pintó (1685) una tela, después restaurada, con una original perspectiva.









Además, hay otros llamativos frescos que escenifican a varios santos, así como a las regiones por donde se extendía el catolicismo gracias a la acción de la compañía de Jesús.

Antigua capilla del Colegio Romano, el seminario jesuita. La iglesia es famosa porque forma parte de la simpática Plaza de San Ignacio y por la cúpula ilusionista pintada en su bóveda

IGLESIA SAN MARCELLO AL CORSO

Erigida en el Rione Trevi, en una plazoleta que bordea la Via del Corso, figura esta iglesia que fue una de las más antiguas de la ciudad y que, siguiendo la tradición, está dedicada al Papa Marcelo I, obligado por el emperador Maxencio a hacer los trabajos más bajos en los establos del "catabulum", el correo imperial. Las primeras noticias de su existencia se remontan a principios del siglo V, en una misiva mediante la cual el prefecto de Roma Simmachus comunicaba al emperador Honorio la simultaneidad de la elección del Papa Bonifacio I en la iglesia de San Marcello y del antipapa Eulalio en la Basílica de Letrán. En frente de la iglesia, con vistas a la Piazza Santi Apostoli, fue arrastrado el cuerpo de Cola di Rienzo, que fue linchado por el pueblo el 8 de septiembre de 1354.

En la noche del 22 de mayo de 1519, un violentísimo incendio destruyó casi por completo la iglesia: increíblemente, sólo escapó de las llamas un gran crucifijo de madera del siglo XV, que sigue constituyendo hoy en día un objeto de gran devoción. Jacopo Sansovino fue llamado para reconstruir la iglesia, y como primer paso decidió reorientar la iglesia, volviendo la portada central hacia la elegante Via del Corso. Las obras fueron coordinadas por distintos arquitectos, en particular Nanni di Baccio Bigio y su hijo Annibale Lippi, en tanto que la ornamentación del interior se extendió hacia el siglo XVIII. La animada fachada de estilo barroco tardío, es cóncava y realizada únicamente en travertino, y pertenece a Carlo Fontana, quien la completó a finales del siglo XVII.

En el interior, la iglesia tiene una sola nave provista de cinco Capillas suntuosas a cada lado y de un  espectacular techo artesonado de madera perteneciente al siglo XVI. Entre las obras de arte más importantes están la gran Crucifixión del siglo XVII con las Historias de la Pasión que ocupan la contrafachada, las Historias de la Virgen de Francesco Salviati en la Capilla Grifoni y, en la Capilla de San Pablo, las tres esculturas en forma de busto de la familia Frangipane elaboradas por Alessandro Algardi, el Retablo con la Conversión de San Pablo de Federico Zuccari y los frescos con episodios sobre la vida del santo ejecutados también por su hermano Taddeo Zuccari.







La cuarta capilla de la derecha alberga el famoso crucifijo que sobrevivió ileso al gran incendio, al que fue atribuido también el milagro de contener la peste de 1522, siendo llevado en forma de procesión por todos los rioni de la ciudad durante 16 días. Los frescos de la Creación de Eva y de los Evangelistas ocupan la bóveda de la capilla y son creación de Perin del Vaga que abandonó la ciudad tras del saqueo de Roma en 1527, y de Daniele da Volterra, basados sobre los diseños originales de Perin del Vaga. Al final de la nave aparece el doble monumento fúnebre del obispo Antonio Orso y del cardenal Giovanni Michiel, que se atribuye según la tradición a Jacopo Sansovino. Ese cardenal, candidato al pontificado en el cónclave de 1492, murió envenenado el 14 de abril de 1503: se acusó al cocinero del crimen, si bien la opinión colectiva insistía y señalaba a César Borgia como único responsable.



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