viernes, 8 de diciembre de 2023

La Basílica de San Pedro acoge en su interior a la Santa Sede, siendo el templo religioso más importante del catolicismo y la iglesia donde el Papa celebra las liturgias más importantes.

La construcción de la basílica comenzó en 1506 y finalizó en 1626, siendo consagrada el 18 de noviembre de ese mismo año. En su construcción participaron diversos arquitectos entre los que podríamos destacar a Bramante, Miguel Ángel o Carlo Maderno.

El nombre de la basílica se debe del primer Papa de la historia, San Pedro, cuyo cuerpo está enterrado en la basílica.

La Basílica de San Pedro tiene una capacidad para 20.000 personas. Mide 190 metros de longitud y la nave central tiene 46 metros de altura. La cúpula alcanza una altura de 136 metros.


FACHADA:

El amplísimo frente, llevado a cabo por Carlo Maderno, del 1607 al 1614, está presidido por una gran escalinata, obra de Bernini. A los lados, las colosales estatuas de San Pedro y de San Pablo, colocadas en 1840. El pórtico de la izquierda es el Arco de las Campanas, que da acceso a la Ciudad del Vaticano. De los 9 balcones, el central corresponde a la llamada Loggia de las Bendiciones, desde donde el Papa imparte las Bendiciones solemnes; debajo, se encuentra el altorrelieve La Entrega de las Llaves, de Bonvicino (1614). Este es el balcón donde pocos minutos después de la elección de un nuevo Papa se anuncia a lamultitud el gozoso mensaje: anuntio vobis gaudium magnum: habemus Papam, que precede al primer saludo del nuevo Pontífice y a la bendición Urbi et Orbi. Coronan la fachada trece gigantescas estatuas (5,70 m) del Redentor, San Juan Bautista y los Apóstoles, excepto San Pedro. Corona el conjunto la majestuosa cúpula de Miguel Ángel, Las dos cúpulas laterales, de Vignola (discípulo de Miguel Ángel y director de las obras a la muerte del maestro), son meramente decorativas; no guardan relación con el interior de la Basílica. A la derecha de la fachada, en el llamado Palacio del Mayordomo, está la imagen de la

Virgen en mosaico. Son 50.000 teselas o piedrecitas que reproducen la imagen que se venera como Mater Ecclesiae en el interior de la Basílica.









PÓRTICO:

A la derecha, detrás de la puerta que da acceso al vestíbulo de la Scala Regia, la estatua de Constantino, de Bernini (1670), obra maestra de escultura impresionista, llena de audacia y movimiento; este emperador romano, firmando el Edicto de Milán (313), puso fin a tres siglos de persecuciones y reconoció el cristianismo como religión oficial del imperio. Nada más entrar, a la izquierda, se puede contemplar la estatua ecuestre de Carlomagno (de Cornacchini, 1725), el primer emperador coronado en San Pedro, la Navidad del año 800,durante el pontificado de León III. Carlomagno, tras la coronación, se sintió especialmente responsable de la defensa y de la difusión de la fe en el Imperio. De las cinco puertas por las que se entra a la Basílica, la de la derecha es la Puerta Santa, que se abre sólo cada Año Jubilar. Sobre la puerta central se pusieron las hojas de bronce de la antigua basílica, que tienen como tema central una evocación del Concilio de Florencia, en el que se debatió y se resolvió, por un tiempo, la difícil cuestión de la unión entre las Iglesias de Oriente y de Occidente. Encima hay un relieve, Jesús que confía a San Pedro la Grey Cristiana, de Bernini o de uno de sus discípulos. A la izquierda, la Puerta de la Muerte, de Giaccomo Manzú, y a la derecha la Puerta de los Sacramentos. Otro recuerdo de la antigua Basílica es el Mosaico de la Navecilla, obra de Giotto, muy restaurada y deteriorada; se ve entrando en el atrio y dando la espalda a la nave central.




NAVE CENTRAL:

Nada llama la atención al entrar en la Basílica: los objetos de decoración parecen de tamaño normal; no adquieren su verdadera dimensión hasta que se tienen delante. Baste pensar que el Baldaquino tiene la altura de Palacio Farnese (29 m). Situados en la nave central, nos encontramos en una posición privilegiada para admirar las proporciones de San Pedro: tiene cerca de 35.000 m² de superficie, incluyendo las capillas laterales y la sacristía, y 186 m de largo, que llegan a 194 si se tiene en cuenta el espesor de los muros. El largo total, incluido el pórtico, es de 211,50 m. La capacidad interior, aprovechando todos los espacios disponibles, llega a 60.000 personas, aunque en las ceremonias suelen entrar solamente15.000. En el suelo de la nave central se pueden ver las medidas de algunas iglesias especialmente conocidas.

La nave central tiene la típica estructura de las iglesias de la Contrarreforma. Está cubierta por una fastuosa bóveda artesonada (de 44 m de alto), ricamente decorada en la época de Pío VI (1780). A nivel de la pilastra que está en línea con las capillas del Santísimo Sacramento y del Coro, se puede ver el empalme de la arquitectura de Maderno, más alta y más ancha, con el brazo de crucero proyectado por Miguel Angel. En los nichos, excavados en las pilastras se han colocado estatuas de Fundadores de órdenes religiosas, colocadas a partir del 1706. Al final de la nave central está la célebre estatua de San Pedro en bronce(en la planta, 1), con el pie derecho desgastado por los besos de los fieles. Durante años se pensó que era una escultura de Arnolfo di Cambio del S. XIII, pero recientes investigaciones(1989) permiten asegurar la paternidad a un artista sirio del S.V. La cúpula, que descansa sobre cuatro grandiosos arcos, tiene un perímetro de 71 m. Todo es gigantesco: la pluma de San Marcos mide cerca de dos metros; la linterna mide más de 17m. En los medallones de las pechinas se representan los cuatro Evangelistas. En la base del tambor, la cúpula mide más de 42 m de diámetro, un espacio inmenso que llenan 96 figurasen mosaico de Papas, Santos y Doctores de la Iglesia, a medio busto, en el inferior; siguen, sentados, el Redentor, la Virgen, San Pablo, San Juan Bautista y los Apóstoles. En la linterna, el Padre Eterno bendiciendo. En los cuatro grandes nichos de la base de la cúpula, están las estatuas (5 m de alto) de San Longino, el soldado romano que clavó la lanza en el pecho de Jesús, y que al ver que manaba sangre y agua, se abrieron sus ojos y creyó en Aquel al que traspasaron (Bernini); Santa Elena, la madre de Constantino (Andrea Bolgi); Santa Veronica (Mochi); y San Andrés (Duquesnov), mandadas colocar por Urbano VIII. Sobre las estatuas están los cuatro balcones de Bernini, donde se conservan insignes reliquias: la Santa Lanza, el Lienzo de la Verónica, el fragmento más grande de la Cruz y el manto de San Andrés.

Bajo el altar papal está la Confesión, de Maderno; se llama así porque está construido directamente sobre la tumba del Apostol que derramó su sangre por confesar a Cristo; 99 lámparas perennes que iluminan la tumba de San Pedro, al lado de la cual está la estatua de Pío VI (Canova), Papa amable y de cultura refinada que creó los Museos Vaticanos en los últimos años del S.XVIII. Sobre el altar papal se levanta el Baldaquino, obra maestra de Bernini, inaugurado por Urbano VIII Barberini el 28 de junio de 1633, víspera de San Pedro y San Pablo. Este Papa fue un gran protector de artistas.









NAVE DE LA DERECHA:

La primera capilla es la de la Piedad, famoso grupo escultórico del joven Miguel Ángel, realizado cuando contaba 25 años de edad. Es la única obra que lleva la firma del artista: puede verse en la cinta que cruza el vestido de la Santísima Virgen. Firmó cuando oyó un impostor adjudicarse la obra. A continuación se encuentra La capilla elíptica, de Bernini, donde se ha colocado el Crucifijo atribuido a Cavallini (S.XIII), de expresión vigorosa. La siguiente capilla está dedicada al Martirio de San Sebastián, capilla que sustituyó al altar que se dedicaba en la antigua basílica constantiniana a Sebastián, mártir capitán de los Pretorianos bajo el imperio de Diocleciano. A continuación, viene la Capilla del Santísimo Sacramento, donde se colocó el Tabernáculo de Bernini, de bronce dorado y lapislázuli, cuya forma recuerda el famoso templete de Bramante en San Pietro in Montorio. Detrás del tabernáculo, el fresco de La Trinidad, obra de Pietro di Cortona. Saliendo de la capilla, a mano derecha se encuentra el monumento al Papa Gregorio XIII Boncompagni, flanqueado por las estatuas de la Religión y de la Sabiduría. El bajorrelieve, recuerda la reforma del calendario dispuesta por el Pontífice. La siguiente es la capilla Gregoriana, diseñada por Della Porta, y riquísima en mármoles y piedras preciosas. Sobre el altar, la pequeña imagen de la Virgen del Socorro, del S.XI, que estaba ya en la primera Basílica.

CRUCERO DE LA DERECHA:

Es donde se tuvieron las sesiones del Concilio Vaticano I, mientras que las del Vaticano II fueron en la nave central de la Basílica. En los tres altares del crucero están los mosaicos de San Wenceslao, Rey de Bohemia. Nacido en 907 y educado en la religión cristiana, Wenceslao llegó a ser Rey de Bohemia en 925; traicionado por su propio hermano, murió mártir en el 935; el Martirio de San Proceso y San Martiniano; y El Martirio de San Erasmo. En el pasaje a la capilla de San Miguel, se encuentra el conocidísimo Monumento a Clemente XIII Rezzonico, una de las máximas creaciones de Canova (1788-92) y delas primeras manifestaciones del arte neoclásico en San Pedro. A los lados del sarcófago, con los bajorrelieves de la Caridad y de la Esperanza, El Genio de la Muerte y La Religión; en lo alto, el Papa de rodillas recogido en oración. Los mosaicos de enfrente dan buena muestra de la habilidad de los mosaístas al reproducir colores y sombras de obras famosas, en este caso el San Pedro sobre las aguas, de Lanfranco. Todos los cuadros del interior de la Basílica son copias en mosaico de famosas pinturas al óleo de la época. En las obras escultóricas trabajaron más de 600 artistas.

ÁBSIDE:

El luminoso proyecto para el ábside, de Miguel Ángel, fue superado por el formidable sentido decorativo -fantasía barroca- de Bernini, que engrandece la Cátedra de San Pedro, realizada en bronce y oro bajo el pontificado de Alejandro VII (1656-65), como relicario de un trono papal cuyo origen se remonta al S.VIII. Dos tumbas papales flanquean la cátedra: la de Urbano VIII, obra maestra funeraria del siglo XVII de Bernini para su mecenas, y la de Paulo III, obra maestra de Della Porta (1551-75). Al fondo, la Gloria de Bernini, con la representación del Espíritu Santo. La luz penetra a través del cristal de Bohemia como entre una nube de oro. Lo mismo que en el Baldaquino, Bernini adoptó aquí una solución más pictórica que arquitectónica. Sigue la Capilla de Nuestra Señora de la Columna, donde se encuentran las reliquias de San León Magno, Papa que tuvo que enfrentarse con numerosas controversias y herejías; fue él quien convocó el Concilio de Calcedonia en el 451, donde los más de 600Padres Conciliares dieron un claro ejemplo de la unión con el Romano Pontífice. Cuando recibieron la carta del Papa, la aclamaron: Pedro ha hablado por boca de León. En la misma capilla se encuentra la imagen de la Virgen, Madre de la Iglesia, que procede de la Basílica primitiva. En esta capilla se quiso representar a los doctores que más han escrito sobre la Santísima Virgen: Santo Tomás, San Juan Damasceno, San Genaro y San Buenaventura. En el pasaje que sigue, la tumba de Alejandro VII, del último periodo de actividad de Bernini, con las representaciones de la Caridad, la Verdad, la Justicia y la Prudencia, obra de Mazzoli.

CRUCERO DE LA IZQUIERDA:

El tercer brazo de la cruz griega de Miguel Ángel está formado por la tribuna, también llamada de los Santos Simón y Judas, y que comprende, además de la enorme bóveda decorada por Vanvitelli y Maini, tres altares decorados con mármoles preciosos: San Marcial, de Camuccini, San José Protector de la Iglesia Universal -la única pintura moderna de la Basílica-, de Achille Funi, y el Martirio de San Pedro, de Guido Reni, sobre el punto exacto del Circo de Nerón, en el que el primer Papa fue crucificado sobre una cruz invertida. A continuación, se encuentra la capilla Clementina, llevada a cabo por Della Porta. En el altar de la derecha, San Gregorio Magno, de Andrea Sacchi; bajo el altar se conservan las reliquias del santo; Gregorio era miembro de una familia noble romana, llegó a ser prefecto de la Urbe antes de ser elegido Papa, el año 590; fue un gran evangelizador y un gran liturgista; perfeccionó el canto litúrgico, hoy llamado gregoriano. Al lado, la tumba de Pío VII (Papa que sufrió la prisión en 1809 por orden de Napoleón), obra neoclásica de Thorvaldsen (1823), fuertemente criticada por su frialdad. Es la única obra realizada en San Pedro por un artista protestante.

NAVE DE LA IZQUIERDA:

En su extremo, el altar de la Transfiguración, con el mosaico que reproduce la obra maestra de Rafael. Enfrente se encuentra la capilla del Coro, destinada a la oración de los canónigos, obra de Della Porta, que guarda los sepulcros de Clemente XI y de San Juan Crisóstomo, uno de los más importantes Padres de la Iglesia en Oriente; la belleza de sus homilías hizo que los fieles le dieran el nombre de Crisos-tomo, boca de oro. En el pasaje siguiente, la Tumba de Inocencio VIII, de Pollaiolo (1498), en bronce parcialmente dorado. Es el monumento fúnebre más antiguo, el único que fue trasladado dela Basílica Constantiniana a la nueva (1619), y el primero en el que se ve a un Papa sentado en su trono. Son especialmente bellos los relieves en los nichos con las figuras de las cuatro virtudes cardinales. En este mismo pasaje, el monumento a San Pío X, decorado en bronce al estilo liberty. Bajo el altar de la siguiente capilla (58), de la Presentación, se encuentran los restos incorruptos de San Pío X; siendo sacerdote y, más adelante, como Papa, se caracterizó por su gran celo por las almas; durante su pontificado enfrentó con gran tino y energía el peligro del modernismo -"la síntesis de todas las herejías", como él mismo lo definió- que pretendía reducir la religión al ámbito subjetivo, basarla en el sentimiento y acabar con la seguridad de las fórmulas dogmáticas; tuvo una gran preocupación por intensificar la piedad cristiana y por mejorar la preparación y santidad de los sacerdotes; el que había sido el segundo de los diez hijos del cartero de su pueblo, fue canonizado en 1954. En esta misma capilla están los monumentos a Juan XXIII y Benedicto XV. A la derecha del altar, se halla el lóculo donde se depositan los restos del Papa desde que fallece hasta que se trasladan a su sepultura definitiva. Por último, el Baptisterio, con el mosaico del Bautismo de Jesús, diseñado por Maratta. En las pechinas, están representadas las partes del mundo que han sido evangelizadas.






















Entre las obras de arte que se pueden encontrar en su interior destacan el Baldaquino de Bernini, La Piedad de Miguel Ángel y la estatua de San Pedro en su trono. Esta última tiene el pie derecho desgastado por los besos de los fieles.

Baldaquino

El baldaquino es el templete de cuatro columnas que se solía situar cubriendo el altar mayor en las iglesias del medioevo. Y el baldaquino más famoso es precisamente el de la Basílica de San Pedro del Vaticano, en Roma, realizado en bronce macizo. El baldaquino fue encargado al escultor Bernini por el Papa Urbano VIII, durante cuyo papado se terminó de construir la Basílica de San Pedro. Bernini ya había realizado la Plaza de San Pedro, con sus imponentes columnatas, y entre las diversas obras artísticas que realizó en el interior de la basílica, el baldaquino se considera su gran obra maestra. El baldaquino de la Basílica de San Pedro de Roma lo construyó durante nueve años de trabajo, terminando en 1633. Se trata de una gran obra artística que combina la arquitectura con la escultura. Realizada con estilo barroco, con sus cuatro altas columnas de forma retorcida, el baldaquino está situado sobre el lugar donde se encuentra la tumba de San Pedro, bajo el altar mayor. Su construcción no dejó de tener controversia pues para la misma se utilizó el bronce expoliado de la cúpula del Panteón de Agripa en Roma, lo cual Bernini llevó a cabo con autorización del Papa. La pena es que durante tu visita de la Catedral de San Pedro no podrás acercarte a apreciar los detalles el baldaquino, pues te quedarás ante la barrera situada a una cierta distancia y frente al altar mayor.




Escultura de la Piedad

Es una obra de juventud de Miguel Ángel, pues la realizó cuando sólo tenía 24 años, pero a pesar de dicha juventud, se trata de una de las grandes obras maestras del artista florentino también autor de la Capilla Sixtina.


Historia de La Piedad de Miguel 
Ángel

La Piedad es un encargo que le hizo al joven Miguel Ángel un cardenal benedictino, quien era el embajador de Francia ante la Santa Sede. Miguel Angel acababa de llegar a Roma en 1496, una vez abandonó su ciudad natal de Florencia. y en esa época el gran genio del Renacimiento se encontraba en una época de gran creación artística. La escultura de la Piedad la realizó en sólo un año, terminándola en 1499.En esa primera etapa de Miguel Angel en Roma también realizó otras obras famosas, como la escultura del David que puedes ver en la Galería de la Accademia de Florencia. El conjunto escultórico de La Piedad tiene unas dimensiones de 174 por 195 centímetros. El mismo Miguel Angel eligió en unas canteras de la región de Toscana el gran bloque de mármol a partir del cual esculpió la obra artística.

El cardenal que encargó la escultura a Miguel Angel falleció poco tiempo antes de que la terminara, por lo que el primer emplazamiento de la misma fue el sepulcro de dicho cardenal, en una de las capillas de la Basílica de San Pedro del Vaticano. En 1749 la escultura de La Piedad fue trasladada a su ubicación actual. Cuando entres en la Basílica de San Pedro, no vas a tener pérdida para localizar La Piedad de Miguel Angel, pues se ubica en la primera capilla que puedes ver a la derecha de la entrada. El problema que puedes tener es acercarte a la barandilla desde donde poder contemplar este bello conjunto escultórico. Es tal el número de visitantes que se apelotonan ante dicho barandilla, que realmente no es fácil poder disfrutar con tranquilidad de la belleza que nos transmite La Piedad de Miguel Angel.

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