viernes, 12 de octubre de 2018

DE PASEO POR EL TORO, CASTELLÓN


La localidad de El Toro se encuentra en la comarca de L'Alt Palancia en la provincia de Castellón. El nombre de la villa de El Toro se fundamenta en los radicales prerromanos "Tor", "Turris" y "Torus" asociados a torre, castillo o montículo en el terreno.
Después del asentamiento ibero (250 a.C) en la Peña de las Majadas, se sabe que Proculo, Obispo de Segorbe en el año 589, evangelizó las nuevas gentes procedentes de las incursiones bárbaras. El 28 de noviembre de 1260 Jaime I otorgó privilegios a todos los habitantes de El Toro y a sus alquerías (caseríos) dentro del término, dando varios derechos y franquicias. Fueron testigos su lugarteniente don Ximén Pérez de Arenós y varios nobles.
La villa continuó en poder del Señorío de Jérica hasta extinguirse su línea sucesoria, volviendo entonces a la corona. El rey Martín El Humano le confirmó los privilegios otorgando la jurisdicción absoluta el 20 de febrero de 1403. Francisco Zarzuela, tesorero de Aragón, adquirió la villa y la retuvo para sus descendientes. Los sucesores la vendieron en 1537 al duque de Calabria, Fernando de Aragón, que testamentó en 1550 a favor de los monjes jerónimos del monasterio de San Miguel de los Reyes que la rigieron hasta la desamortización del siglo XIX (1837) pasando a ser una villa libre.
Los conflictos entre el rey Pedro IV de Aragón y don Pedro de Jérica (biznieto de Jaime I el Conquistador), obligaron a éste último a otorgar en 1336 una provisión en la que se ordenaba la fortificación del señorío, levantándose muros y atalayas que mejoraron la dotación del castillo de El Toro, y alcanzando cierta importancia al repeler los ataques de las tropas de Pedro IV en octubre del mismo año y en la guerra del rey de Aragón y Pedro de Castilla años después, entre 1356 y 1365.
El término municipal destaca el sabinar rastrero, que le convierte en un ecosistema de alto valor medioambiental en el que también podemos observar enebros, pinos negros y sabinares altos. En esta zona anida el gavilán, el ratonero, el águila perdicera y el gato montés.

Ayuntamiento.

Es un edificio construido en 1576 con un único volumen de tres plantas. En la planta baja recayente a la plaza se sitúa la lonja encastrada y alineada con la calle, junto con un pósito de grandes dimensiones y una cárcel. En las dos plantas superiores se encuentran el salón de sesiones, junto con el resto de dependencias municipales. En la fachada principal, de influencia clasicista, destacan tres arcos escarzanos dovelados apoyados sobre columnas de fuste troncocónico. Las ventanas son adinteladas, estando compuestas ordenada y simétricamente. La entrada a la planta primera o noble del Ayuntamiento, cubierta por un porche con grandes bancos de piedra a los lados, se realiza desde la plaza donde se encuentra el templo. Desde ésta se accede al salón de sesiones, en el que destacan dos grandes columnas de sillería, donde apoyan dos grandes vigas de madera, y el resto de dependencias municipales. Constructivamente el edificio está formado por pórticos planos a base de muros de carga de mampostería enfoscada. Los forjados son planos con viguetas de madera y revoltón. El pósito, al igual que la sala se cubren con pilares octogonales de piedra que soportan jácenas de madera para apoyar el forjado. La cárcel se cubre con bóvedas vaídas. El pósito o banco de labradores estuvo en funciones hasta las primeras décadas del siglo XX. La sala de actos o juntas mantiene el uso primigenio y el espacio destinado a calabozos, se utilizó hasta la guerra civil de 1936. En sus sótanos cabe destacar un pasadizo que comunica la casa consistorial con la iglesia de la Virgen de los Ángeles.


EL CASTILLO
El castillo de El Toro se sitúa en la parte superior del núcleo urbano de la población en el paraje denominado "El Cerrito" a 1.040 m de altura.  Se ubica entre dos regiones históricas, y desde su posición defensiva dominaba estratégicamente gran parte del altiplano en una comarca definida como entrada y paso de tropas. Cobró importancia durante los conflictos bélicos generados entre Pedro IV de Aragón y Pedro de Jérica -biznieto de Jaime I "El Conquistador"- hacia los años 1336-37.
Se trata de una fortaleza de tipo montano de planta irregular con una iglesia en el interior del recinto, y cuya función era esencialmente la de defender la villa, por estar en la antigua línea fronteriza del señorío cristiano. La población, amparada por la fortaleza, fue descendiendo escalonadamente hacia el llano por la ladera más abrigada (a sotavento), donde actualmente se asienta la villa (como ocurrió en otros casos como el de Morella). El castillo disponía de un extenso recinto amurallado de gran envergadura y noble obra. Si bien los primeros amurallamientos pudieran haberse construido para hacer frente a las invasiones bárbaras y a los pillajes, sus murallas erigidas a base de piedra menuda se ampliaron y mejoraron a lo largo de la época medieval. En el interior de la fortaleza cabe destacar su torre cuadrada que posiblemente fuera la Mayor o del Homenaje, desde donde ondeaba el estandarte y se alertaba de los posibles ataques enemigos, rodeada de otras dependencias como la residencia del alcaide. Actualmente en la torre se distinguen dos esquinas reforzadas de sillería, que alcanzan un par de cuerpos de altura.
IGLESIA DE SANTA MARÍA
Se encuentra en el interior del castillo, se edificó en el año 1258, según una Bula que Alejandro IV dirigió al rey de Aragón, siendo adscrita a la diócesis de Segorbe el 19 de mayo de 1347, por una sentencia papal en la que se conminó al obispo valentino a su restitución conjuntamente con las iglesias de Jérica, Andilla, Chelva, Pina, etc. al Obispo de Segorbe, permaneciendo durante los cien años pendiente de los pleitos por su posesión. Tiene una única nave rectangular de limitadas dimensiones y carece de capilla mayor, siendo un ejemplo de las construcciones primarias que Elías Tormo llamó románico terciario. Sus características se aproximan sin duda a los denominados de reconquista, como San Pedro de Segorbe, la primitiva iglesia de Altura o Santa Águeda la Vieja de Jérica. Hoy se mantiene su estructura de 4 muros con sus correspondientes contrafuertes de su original construcción, permaneciendo un portal lateral como entrada secundaria. En el interior se observa la falta de techo e indicios de altares, presentando rebajes de varias hornacinas o cavidades donde se colocaban las imágenes. La entrada principal mira y dista del torreón unos cien metros, y se aprecia en su fachada el hueco de una ventana superior que guardaría cierta similitud con la de Vall de Cristo (Altura). En sus inmediaciones existió un cementerio, y se puede observar los restos de pequeños muros de otras edificaciones, además de una nevera para la conservación del hielo o la nieve). Su protección queda reflejada en el Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 de la Declaración genérica del sobre el Patrimonio Histórico Español.











LA ERMITA DE SANTO DOMINGO
La ermita se levanta sobre un yacimiento romano cuya cronología se situaría entre los siglos I al IV d.C, en función de los restos cerámicos superficiales. Éste ocuparía prácticamente toda la loma y estaría delimitado por una muralla de aparejo irregular. El acceso al mismo se realizaría desde la antigua vía romana de Barracas por un camino que hoy se encuentra perfectamente fosilizado y que va de Santo Domingo hasta la actual Nacional-234 (y no desde El Toro hasta la ermita, como sería de esperar), paralelo a la actual carretera de Barracas a El Toro. La ermita se levanta se encuentra a 108 metros de altitud, está circundado por los barrancos de Taconar y de Agualobos, cercano al nacimiento del Rio Palancia en una pequeña loma amesetada, de 0,25 kilómetros cuadrados aproximadamente de superficie y una elevación aproximada de 10 metros. Ésta se encuentra a unos 2 kilómetros de distancia del casco urbano de El Toro. Tiene una orientación noreste-suroeste. Se trata de un edificio de una sola nave, planta rectangular con muros rectilíneos de mampostería enlucidos con mortero de tonalidad osácea. Se eleva sobre la esquina de un montículo delimitado por un ancho muro en el cual se aprecian una serie de escalones orientados hacia la fachada, que permitirían alcanzar la misma. La cubierta, que no se conserva, sería probablemente a doble vertiente y de tejas. En el exterior presenta cuatro contrafuertes por su cara oeste y la entrada principal orientada hacia el suroeste. Existe una segunda entrada, de menor entidad, en el lado este de la cabecera y probablemente una tercera entrada en este mismo lado, pero la cantidad de derrumbe y maleza no permite confirmar esta hipótesis. Las esquinas del edificio aparecen reforzadas con sillares perfectamente escuadrados. En su interior se documentan los restos de tres arcos de ladrillo macizo que compartimentan la nave principal, junto a dos nichos en la cara norte y oeste. Anterior a ésta, podemos observar otra fase constructiva. Se trata de una estructura de piedras y sillares trabados con mortero de cal de gran calidad y consistencia, que sólo se aprecia en algunos contrafuertes y esquinas de la ermita, y que pertenecería a una construcción anterior ya arrasada, de mayor tamaño que la actual, pues en algunos sectores son visibles la continuación de las cimentaciones de los muros. Las características constructivas de la ermita de Santo Domingo permiten trazar algún paralelo con la cercana ermita de San Miguel.

EL YACIMIENTO
El yacimiento romano ocupa buena parte de la pequeña loma donde se edifica la ermita. La intensa roturación del sector norte de la misma impide apreciar sus límites exactos en este sector; por otro lado, en el hinterland más cercano a la ermita el espacio ha sido más respetado por las remociones de tierra. En el sector sur se observan algunas alineaciones de piedras que corresponden a cimentaciones de muros y a la posible muralla o límite del yacimiento. La existencia de unos escalones de piedra orientados hacia la entrada principal de la ermita y a su vez realizados sobre el muro que limita la cima, puede confirmar la existencia de una reforma sobre la antigua muralla
Fuente del Járiz
Fue construida en 1799 con piedra negra de sillería, y su perfil recuerda uno de los portales de una posible muralla, que controlaría el acceso a la población, protegiendo la villa medieval de inesperados ataques. En ella se observa un relieve del escudo de El Toro y un amplio abrevadero que utilizaron las caballerías. Sus caños se remodelaron en la segunda década del siglo XX.

Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles
Fue construida en el primer tercio del siglo XVII. El exterior del edificio es de tradición gótica y el interior de gusto renacentista. La iglesia está construida en mampostería y piedra angular. Presenta dos portadas: una a los pies, adintelada, cegada y con frontón roto del siglo XVII; la otra en el lado de la epístola, adintelada, con frontón roto, con hornacina y flanqueada por columnas. El templo es de una sola nave dividida en cuatro tramos, con cuatro capillas en el lado del evangelio, dos en el lado de la epístola y la capilla del Sagrario en el presbiterio. La bóveda de la iglesia es de cañón con lunetos y sus pilares son de capitel toscano, ofreciendo cierto influjo jesuítico. La nave es bastante capaz y su portada de dintel recto se terminó en 1649, lugar donde se aprecia una patera y un cáliz, estando sobre este conjunto una pequeña hornacina con la imagen de la Virgen. El alero o tejadillo que sobresale de la entrada principal está calificado por estudiosos del tema como un curioso elemento. La torre se halla en el lado de la epístola, adosada al ábside. Está construida en mampostería y piedra angular, hallándose formada por tres cuerpos y remate. En el tercer cuerpo dos vanos semicirculares por lado abiertos en dos de sus frentes, y en los cuerpos inferiores pequeñas ventanas. El acceso a la torre es por el exterior. Se renovó durante la primera mitad del siglo XX. Destaca la decoración ornamental de la capilla del Sagrado Corazón de Jesús y del sotocoro, con cáliz eucarístico, cisnes y motivos vegetales.


Puente de El Molinete
Se encuentra en el Camino Rural Viejo de Viver, a unos dos kilómetros y medio del pueblo, que salva el cauce de un regajo de fluencia estacional (otoño, invierno y primavera), seco en verano. Tiene un posible origen romano.


Ermita de San Roque
Construida entre los siglos XIV y XVII, en honor de San Roque, se localiza en la carretera que se dirige al Peña Salada al final de un vía crucis, con casalicios para las diferentes estaciones, construido en 1991, año en el que se procedió a su restauración. Está declarada Bien de Relevancia Local con código identificativo: 12.07.115-002, tal y como queda constancia en la Dirección General de Patrimonio Artístico de la Generalidad Valenciana. La obra original, que data del siglo XIV y que es perceptible externamente en el ábside y en los fuertes contrafuertes de sus laterales; se comenzó a construir con fábrica de aparejo, pero más tarde, ya entrado el siglo XVII (1603), comienzan a utilizarse sillares, en las obras de su engrandecimiento. El templo mide 18 metros de profundidad por 6,5 de anchura. Presenta una planta rectangular, de una sola nave, y cubierta a dos aguas acabada en teja; a la que se accede a través de una puerta, que se sitúa a los pies del templo y que tiene dovelas. La puerta de entrada es de madera, en arco de medio punto, con una lápida de piedra sobre ella con la fecha de 1603. A ambos lados se abren ventanas bajas enrejadas. Esta puerta de acceso está precedida de un pórtico, que tiene una cubierta de tejas a tres vertientes soportada por valiosa techumbre de madera que reposa en seis hermosas columnas toscanas levantadas sobre un murete de piedra con poyo corrido interior que delimita el recinto. Podría clasificarse este pórtico como típico de estilo aragonés, con aleros de madera. La fachada se remata con una pequeña espadaña, formada por un cuerpo un vano para una sola campana. La espadaña se sitúa en alto, a los pies, formada por un cuerpo y un vano. Respecto al interior, que se encuentra totalmente repintado, la única nave se está dividida en dos tramos, más el presbiterio que se completa con el altar y un pequeño retablo de piedra (utilizándose, según autores, las piedras de un castillo cercano que se derruyó), presidido por una imagen de San Roque. Interiormente la cubierta actual es plana, tanto en la nave como en la parte que hace de sacristía. Está cubierta está sujeta por pilastras y arcos de medio punto. Pueden distinguirse dos capillas laterales una dedicada a la Divina Pastora y otra al Cristo Yacente. Las fiestas de la ermita se llevan a cabo en agosto, a partir del día 15, siendo el 16 de agosto, día de San Roque, el día de la fiesta grande, en el que hay romería y actos eucarísticos en los diferentes templos que participan en la romería.




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