domingo, 16 de octubre de 2011

REAL COLEGIO SEMINARIO DEL CORPUS CHRISTI, IGLESIA DEL PATRIARCA (I)

Fue declarado en 1962 Monumento Historico Artistico Nacional. 
La primera piedra fue colocada por San Juan de Ribera el día 30 de octubre de 1586, asistiendo a este acto el virrey de entonces, don Francisco de Moncada, conde Aytona y Osuna, junto con el cabildo catedralicio. Las obras fueron llevadas a cabo por Guillem del Rey que ya anteriormente habia intervenido en las obras de la Cartuja de Porta-Coeli en el termino municipal de Serra (Valencia). Fue edificado entre 1586 y 1615.
En las siguientes entradas haremos un viaje por su interior.
  En el zaguan o patio de acceso a la Iglesia del Corpus Christi existe disecado un caiman

sobre el que versa la siguiente tradición:
         
En la Edad Media, un dragón apareció súbitamente en las huertas que rodeaban Valencia. Primero devoró al ganado, y luego a los campesinos, hasta que la gente estuvo tan aterrada que casi nadie se atrevía a salir de la ciudad, con lo que el hambre comenzó a ser una amenaza tan terrible como el dragón.
Por entonces, un joven judío fue llevado ante los tribunales y condenado a muerte. No recuerdo, o la leyenda no lo dice, cuál era su delito, tal vez algo relacionado con su religión. El caso es que el joven sorprendió a todo el mundo haciendo una propuesta al tribunal: se ofreció voluntario para luchar contra del dragón. Si conseguía matarle, le dejaban en libertad. Si perdía, los ciudadanos se ahorrarían pagar al verdugo. Su propuesta fue aceptada.
Puso una condición: que le dejaran una noche solo en una forja para fabricar sus armas. Se lo concedieron, poniendo vigilantes en todas las salidas.
A la mañana siguiente, todo el mundo esperaba a la puerta de la forja. Pero, cuando salió, en vez de una armadura, llevaba sólo un sayal parecido a un hábito de monje. La gente ya empezó a decir que aquel día el dragón comería carne. De todos modos le acompañaron a las puertas de la ciudad a ver qué pasaba.
El judío llegó al campo, y el dragón no tardó en aparecer. Entonces él se quitó el sayal, y todos vieron que durante la noche se había fabricado una armadura hecha totalmente de espejos. La luz del sol reflejada en ella cegó al dragón, y de ese modo el joven héroe pudo acercarse y matarle con su espada. 

Aunque en realidad lo trajo Juan de Ribera de Peru, como símbolo del silencio, y con igual significado aparece en otras iglesias del reino de Aragón, imponiendo recogimiento a los fieles.

IGLESIA DEL PATRIARCA
San Juan de Ribera la concibio como un nuevo modelo de iglesias según la renovación emanada del concilio de trento. Está dotada de un campanario que con pequeñas variaciones sirvió de modelo durante siglos. Por decisión del arzobispo adoptó un esquema completamente nuevo tanto en planta como en alzado, en estilo y decoración, y se construyo por primera vez en Valencia, una cúpula sobre tambor destinada ilulminar el santuario.
Las paredes fueron revestidas por completo por extensos murales al fresco por el pinto genovés Bartolomé Matarana, reflejando una homolia

Puerta de entrada desde el zaguan o puerta de acceso








Al final de la Iglesia se encuentra la Capilla de San mauro


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