viernes, 2 de junio de 2023

DE PASEO POR EL CASTILLO DE PERACENSE

El castillo de Peracense fue construido en el siglo XIII magnifica muestra de la arquitectura militar bajomedieval y defensa del reino de Aragón en el siglo XIV, en crónicas medievales aparece con el topónimo de Petra Solez, debido a lo estratégico de su emplazamiento.

Se asienta sobre una prolongación rocosa de rodeno fuertemente escarpada, que pertenece a la terminación sur de Sierra Menera, junto al cerro de San Ginés, a unos 1365 metros sobre el nivel del mar. Se encuentra a 55 km de Teruel y muy cerca de la provincia de Cuenca, entre las localidades de Peracense y Rodenas en plena Comarca del Jiloca.

Al pie de la fortaleza se han hallado los restos del asentamiento primitivo, consistente en 14 viviendas y la antigua ermita de la Virgen de la Villeta.

El Castillo de Peracense está incluido dentro de la relación de castillos considerados Bienes de Interés Cultural en virtud de lo dispuesto en la disposición adicional segunda de la Ley 3/1999, de 10 de marzo, del Patrimonio Cultural Aragonés. Este listado fue publicado en el Boletín Oficial de Aragón del día 22 de mayo de 2006.

 


Historia

Las primeras referencias del castillo datan de la Edad del Bronce, celtibérica y romana. De la Edad de Bronce, periodo caracterizado por el desarrollo de los primeros poblados estables y numerosos cambios sociales y económicos derivados por el desarrollo de la metalurgia del bronce, se conserva un interesante conjunto de elementos grabados en la roca, como canalillos y oquedades llamadas cazoletas, que suelen relacionarse con rituales de fertilidad mediante el aprovechamiento de agua de lluvia. De ese modo, una pequeña comunidad se instaló al cobijo de los grandes tormos de roca, de la que hemos conservado también numerosas cerámicas elaboradas a mano, sometidas a un cuidadoso trabajo de bruñido y decoración. Durante los siglos IV a.C. y II d.C. este sector del Sistema Ibérico experimentó un gran desarrollo socioeconómico relacionado con la expansión agropecuaria, pero sobre todo con la explotación del mineral de hierro. La riqueza que trajo esta actividad económica implicó un aumento demográfico y surgimiento de nuevos poblados situados en alto, algunos de los cuales se dotaron de potentes murallas ciclópeas.

En el periodo romano continuó la explotación del mineral de hierro, actividad controlada desde la importante ciudad de La Caridad (Camin real, Teruel) en época republicana, aunque la ocupación en el emplazamiento del castillo de redujo a un asentamiento menor.

 En escritos del siglo X reconocen que el castillo perteneció a la taifa de Albarracín por lo tanto inició su andadura como fortaleza árabe. Tras la batalla de Cutanda se sabe que pasó a manos cristianas convirtiéndose en un bastión importante por su posición limítrofe entre los reinos de Castilla y Aragón, y de los señoríos de Albarracín, Molina de Aragón y Comunidad de Daroca.

Los primeros documentos que lo referencian datan del siglo XIII cuando el rey de Aragón, Pedro III el Grande, lo utilizó en 1284 para la conquista del señorío de Albarracín en poder de Pedro de Azagra. Por la documentación histórica conservada se conoce que en 1301 era propiedad de Juan Ximénez de Urrea. La fortaleza actual fue edificada hacia la primera mitad del siglo XIV, cuando la fortaleza fue reparada y guarnecida jugando un papel destacado en la guerra entre Pedro I de Castilla y Pedro IV el Ceremonioso, la conocida como “guerra de los dos Pedros”. En 1379 pasó a depender de la comunidad de Daroca hasta 1702. Esta fortaleza había sido la más importante levantada por la Corona aragonesa.

En 1469 sirvió como cárcel. Tras la unión de Castilla y Aragón por el matrimonio de los Reyes Católicos, el castillo pierde su importancia y se hace cargo de él la Comunidad de Daroca que estuvo nombrando alcaides hasta 1702. No fue protagonista de sucesos bélicos de importancia pues estaba protegido por el cercano castillo de Ródenas.

Fue reutilizado como cuartel durante las generas carlistas en el siglo XIX. Entre 1835 y 1840 sirvió de base a un destacamento de tropas isabelinas.

Restauración

Con el cierre de las minas a cielo abierto de Ojos Negros en 1987, de las que dependía la economía de la zona ya que la población, o trabajaba en las minas o en el ferrocarril que unía la localidad con Sagunto a donde iba a parar el carbón, el 85% de la población se quedó en paro. Coincidiendo con esta grave crisis se cayó una torre del castillo por la acción de un rayo. El gobierno de Aragón se hizo eco de la situación y emprendió la restauración de la torre y parte del castillo utilizando mano de obra de los pueblos de la contornada. Entre 1987 y 1992 el Gobierno de Aragón acomete su restauración que fue realizada en varias fases, según el proyecto del arquitecto Pedro Ponce de León. El presupuesto total de los trabajos fue de 1.106.707 euros.

Los reyes de Aragón pagaban por mantener el castillo. Con este objetivo lo cedieron a la Comunidad de Aldeas de Daroca. El lugar no era el mejor para vivir, el frío de los largos inviernos y la falta de agua abundante lo convirtieron en una plaza incómoda. Para atraer a algún señor se ofrecía el triple de sueldo que a los de otros castillos y la posibilidad de ampliar los títulos nobiliarios o de obtenerlos. Estos privilegios atrajeron a burgueses que suspiraban por acceder al grupo social privilegiado y gozar de sus ventajas sociales y fiscales, o a los nobles segundones sin apenas patrimonio familiar. Se convertían así en alcaides.

 

Estructura

La fortaleza es de planta irregular y se divide en tres recintos sucesivos y escalonados: los dos inferiores ocupan una superficie relativamente plana sobre un espolón rocoso, mientras que el superior, de escasas dimensiones, se sitúa sobre un peñasco al que había que acceder por una escalera auxiliar.


Es inaccesible por sus costados norte y este debido al escarpe rocoso sobre el que se asienta, los tres cinturones amurallados concéntricos que componen la fortaleza se despliegan por sus sectores sur y oeste, todos ellos de gran grosor, dotados de saeteras y recorridos por paseos de rondas almenados. Destaca el sistema de canalización de agua, ya que el agua de la lluvia se recogía a través de una serie de canales excavados en la roca natural y la transportaban a las cisternas y aljibes también realizados en la roca.

La fortaleza está conformada por tres recintos concéntricos que se asientan sobre afloramientos de areniscas rojas (rodeno)con sus lados norte, sur y este cortados a pico que hacen la fortaleza inaccesible, quedando el conjunto totalmente integrado en el paisaje. Dispone de un peculiar sistema de captación de aguas que se almacena en aljibes y cisternas excavadas en la roca.

Sobre el foso actualmente discurre la carretera.  La muralla exterior flanquea el único sector topográficamente llano. Es una construcción de sillería abovedada y bien conservada, De planta cuadrangular irregular ocupa una superficie aproximada de 4000 metros cuadrados. 140 x 70 metros en sus máximas dimensiones y trescientos metros de muralla exterior. Esta muralla protege los flancos sur y oeste. La muralla tiene tres metros de espesor y se refuerza por tres torreones rectangulares, saeteras y almenas. Posee dos niveles de aspilleras superpuestas, las torres fueron levantadas sobre la propia roca y tuvo que ser parcialmente repicada para formar un foso exterior. En el extremo oeste la base de la muralla está realizada con bloques megalitos de la etapa ibérica y sobre estos cimientos se construyó el resto de pared.




La entrada al castillo se realiza por una senda que corre al lado de un precipicio y que finaliza en una puerta formada por un arco de medio punto, tiene las jambas originales mientras que el resto es una reconstrucción. Esta puerta de 2,10 metros de ancho se abre directamente sobre el muro de mampostería. Una torre de sillería situada en la puerta de enfrente y que da acceso al recinto intermedio sirve de defensa a esta entrada.







Recintos:

a)    el exterior

de unos 2800 m2, amplía el castillo hacia el norte y oeste. En el extremo sur hay una torre atalaya que enlaza con el recinto intermedio.

Estaría destinado, además de para albergar las caballerizas (hoy reconstruidas), para acoger y proteger a la población del entorno en tiempos de contiendas bélicas, podemos encontrar también el foso y la cantera de piedras.

Dos escaleras de madera situadas a ambos lados de la muralla permiten subir hasta el adarve y recorrer todo el perímetro de la muralla exterior.
Un lienzo de muralla separa el recinto exterior del recinto intermedio y en una de sus esquinas una torre sirve de confluencia en el lugar donde se unen los dos trozos de muralla

Actualmente, se exhibe una recreación de máquinas de asedio de la Edad Media como arietes para derribar muros, palancas que aumentaban el alcance de los proyectiles, catapultas, ruedas de fuego o ballestas, un qaws al-ziyar árabe, y el gran ariete















 b) el intermedio

     de unos 3500 m2 alberga a puerta de entrada de arco apuntado de sillería de 2,20 metros de anchura. Está protegida por una torre de sillería de planta cuadrada, situada en el lado derecho.

La torre tiene una planta baja y una terraza que sirve para la defensa tanto de esta puerta como de la principal que se encuentra enfrente. En su interior se albergaba el cuerpo de guardia. El portillo de acceso de la torre está rematado por un arco apuntado con las gorroneras de las puertas originales. Su interior se cubre con bóveda apuntada, con una buhedera en su clave y una escalera de sillería interior de peldaños y dinteles monolíticos que conduce a la azotea. Junto a ella se conservan perforaciones en la roca que no son más que restos de las reglas de juegos que unidos a los dados hallados en las excavaciones ilustran parte de los pasatiempos de los defensores.

El recinto tenía una función militar. Estaba destinado a dar alojamiento a la tropa. Se calcula que había unos 50 soldados viviendo allí diariamente. Cumpliría las funciones de patio de armas, acogiendo en origen las habitaciones de la guarnición, cocinas, la cárcel, talleres, en la plaza de armas se encuentra el aljibe principal que recogía el agua, es de planta rectangular de 3 metros de ancho por 5,20 metros de largo y 4 metros de profundidad, podía almacenar hasta 60.000 litros protegidos por una cubierta a dos aguas hoy desaparecida, hoy en día se conservan días tres arcos apuntados a modo de fajones. Por ambos lados cortos, dos grandes aberturas permitían el acceso al agua, para llenarlo se construyó una red de pequeños canales. Un sistema de canales y conducciones tallado en la roca servía para conducir el agua de lluvias hasta las distintas partes del castillo. El aljibe a su mayor capacidad podría abastecer a cincuenta hombres y una docena de caballos durante dos meses. Por las características de su construcción, está fechada en el siglo XV

En la zona suroeste, encontramos los restos de una pequeña capilla, un cementerio y una torre, que podría tener la función de cárcel o de almacén. En esta zona existe también una puerta que servía de "salida de emergencia" y estaría comunicada con el pequeño poblado que se situaba a los pies del castillo.

En el extremo sur del recinto y sirviendo de refuerzo para la protección de uno de los pocos flancos expuestos de la fortaleza se yergue la Torre Atalaya (también llamada Torre del Hospital).

En la actualidad, estas estancias han sido rehabilitadas y acogen un pequeño museo con reproducciones de piezas arqueológicas y una sala de exposiciones de fotografías.



















c) el superior

T,  tiene una forma rectangular de unos 46 metros de largo por 12 de ancho, lo que supone una superficie de alrededor de 550 metros cuadrados, es la parte más inaccesible del castillo, está construido en la punta de un espolón rocoso en el lado norte del complejo que domina todos los alrededores. 

S   se accedía a través de un puente levadizo que se apoyaba en su exterior sobre un andador de sillería macizo al que se accedía por escalones. A partir de esta puerta, una escalera excavada en la roca natural nos conduce al recinto alto del castillo.

s   La puerta es una pequeña abertura con arco apuntado con grandes dovelas, de 0,70 metros de altura, abierta en la pared de lo que algunos llaman torre del homenaje y que en realidad no es, ya que se trata de un gran muro de defensa. La altura de este muro supera los 14 metros. En la parte superior de este gran muro un matacán volado mejoraba la defensa de la entrada. Atravesada la puerta y a través de una escalera excavada en la misma roca, con enjarjes laterales para un rastrillo, nos lleva al recinto alto del castillo. Estrecha escalera por la que apenas cabe una persona, y que es el único acceso al recinto superior.

La primera estancia a la izquierda, hoy cubierta, es la covacha, que servía como arsenal. De esta plataforma arrancan dos escaleras. Una de ellas, al oeste, nos conduce en dos tramos al andador de la falsa torre del Homenaje; la otra, situada al este, en cuyo lado sur quedan restos de una plataforma-mirador de época carlista nos conduce al último reducto o vivienda del alcaide. En su interior, a la izquierda (sur), queda la base de un aljibe y de la escala que accedía a la última azotea; a la derecha (norte), unas estancias cubiertas con estructuras de madera y teja curva. En el interior de una de ellas quedan restos del antiguo horno. Por último, se accede a las dos últimas estancias, con bóvedas apuntadas de sillería, que forman ángulo recto entre sí. En la situada al nordeste se conserva el primitivo hogar. Es ya en el extremo este donde se configuran una terraza con cisterna y una azotea de lajas de piedra sobre bóvedas, con un canal central con gárgola en su extremo este que recogía las aguas pluviales, conduciéndolas a la cisterna de la terraza situada más abajo. En el lado sur de este recinto está la mayor cisterna del castillo.

Este recinto alto conforma la que tradicionalmente ha sido llamada "Torre del Homenaje" pero que, en realidad, es una falsa torre al tratarse de un muro de dos metros y medio de espesor y 14 de altura que ejerce de lienzo-pantalla defensivo de todo el espacio superior. Desde él, puede accederse mediante escaleras a la propia terraza de la defensa o al conjunto de salones y estancias particulares del alcaide o señor del castillo (Sala Mayor), abovedadas mediante soluciones de cañón apuntado.

La terraza superior recogía el agua de lluvia y la almacenaba en dos aljibes, desde ella a 1.365 metros sobre el nivel del mar, hay unas grandes vistas a todo el valle del Jiloca.
























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