viernes, 12 de noviembre de 2021

IGLESIAS DE LA RECONQUISTA DE VALENCIA (II): IGLESIA DE SAN ESTEBAN PROTOMÁRTIR, SANT ESTEVE PROTOMÀRTIR

Fue declarada Monumento Histórico Artístico Nacional en 1955.

La iglesia parroquial de San Esteban es una de las más antiguas de Valencia, fue una de las diez parroquias de Reconquista creadas en 1238 consagradas por el primer obispo de Valencia don Pedro de Albalat. Está construida sobre una de las antiguas mezquitas de la ciudad musulmana, si bien la fábrica que ha llegado hasta nuestros días es bastante posterior.

El templo gótico primitivo ya estaba construido en 1276 como edificio de nueva planta, pues consta en documentación histórica del Archivo de la Catedral de Valencia que para esta fecha ya no existía ningún templo cristiano con fisonomía de mezquita a excepción de la iglesia de Santo Tomás. Se trataría de un templo de una sola nave con cubierta de madera y arcos de diafragma. A los solos efectos de establecer una cronología comparada, conviene resaltar que San Vicente Ferrer fue bautizado en esta parroquia el 23 de enero de 1350, por lo que en el momento de producirse tal acontecimiento, la iglesia obedecía a esta primitiva fábrica gótica más antigua.
El 26 de enero de 1472 se coloca la primera piedra de lo que será el templo en su actual fisonomía aunque con numerosas reformas posteriores. En esta fecha se amplia la cabecera y a partir de ese momento y hasta mitad del siglo XVI, el resto de la iglesia va siendo paulatinamente reformada. Así en 1504 Joan Corbera modifica nuevamente el presbiterio y entre 1514 y 1515 se construye de nueva planta la nave de la iglesia. Las obras de la nave corrieron a cargo de Fernando de León.
Ante el deterioro de la iglesia, el templo tuvo que ser profundamente alterado durante el siglo XVII. En 1608 se vuelve a reconstruir el presbiterio de nueva planta, adopta forma poligonal de cinco lados. También se renueva el primer tramo de la nave y sus capillas laterales correspondientes.


Entre 1613 y 1618 se reconstruye el resto del templo de la mano de Jerónimo Negret y Guillem Roca, según proyecto de Francesc Anton. De este siglo XVII es la configuración actual de la iglesia.

Entre 1679 y 1682 Juan Bautista Pérez Castiel renueva su interior al gusto barroco de la época. Destaca su recargada decoración de yeserías y estucos, formas blancas representando florones, tarjas, putti, angelotes y esgrafiados de ondulantes hojas y motivos vegetales sobre fondos grises en los elementos estructurales (pilastras, nervios y arcos), rojos en la cornisa y azules en la bóveda y en la embocadura de las capillas. Los esgrafiados son obra de José Gomar y un tallista de apellido Diez (tal vez Gaspar Diez), mientras que las yeserías son obra de Vicente Rovira, Tomás Artigues, José Astinguer, Sebastian Martínez y el tallista Bauset. Toda esta decoración es de un barroquismo apabullante, próximo al rococó.

Según Gaspar Escolano, rector de la Iglesia de San Esteban en 1597, la iglesia tendría su origen en un templo romano dedicado a Hércules, que posteriormente sería cristianizado y más tarde mezquita. Afirma que durante la dominación temporal de la ciudad de Valencia por parte del Cid, la mezquita sería cristianizada y puesta bajo la advocación de Nuestra Señora de las Virtudes y se casarían las hijas del Cid con los infantes de Carrión, aunque nada de esto ha podido ser probado.

Exterior

Su aspecto exterior es muy sobrio, destacando los contrafuertes rematados por gárgolas que sobresalen por encima de la pared lisa.






En el exterior de la fachada junto a la portada de entrada podemos ver un panel cerámico, obra del artista Jaume de Scals realizado en el siglo XX y que nos recuerda que en esta iglesia fue bautizado entre otros personajes importantes el futuro San Vicente Ferrer. La leyenda en el panel dice: "L'any 1350 fon batejat en aquesta essglesia parroquial de Sant Esteve i sota el padrinatje de la ciutat un infant que havia d'esser Sant Vicent Ferrer patró de la mateixa Ciutat i del Regne de Valencia." En el panel está representada la escena del bautismo, en la parte superior el escudo de la ciudad y en la inferior el escudo de San Vicente. Se puede traducir como: En el año 1350 fue bautizado en esta iglesia parroquial de San Esteban, bajo el padrinazgo de la ciudad, un niño que habría de ser San Vicente Ferrer, patrón de la misma ciudad y Reino de Valencia. El panel cerámico fue inaugurado el 18 de abril de 1955, conmemorando el V centenario de la canonización de San Vicente Ferrer.

La portada principal de estilo renacentista fue realizada en el siglo XVII y es muy sencilla. Está situada en el lateral recayente a la plaza de San Esteban. Está formada por un arco de medio punto, que apoya en dos pilares que sostienen un sencillo entablamento. En la parte superior un relieve de San Esteban de época reciente en el interior de un edículo, ya que la anterior imagen que se perdió albergaba una talla de la Virgen con el Niño. Remata este conjunto un frontón triangular al que sostiene dos pilastras de orden jónico con fuste estriado.


A los pies de la iglesia recayente a la calle Venerables, se abren dos portadas gemelas fechadas en el siglo XVII, se tratan de puertas adinteladas con pilastras de orden dórico. Sobre el entablamento adornos de pirámides con el emblema de la Orden de los Notarios. Estas puertas permiten el paso a las capillas de los pies del templo aunque están permanentemente cerradas.



El campanario formado por cuatro cuerpos, es de finales del siglo XVIII y se sitúa a los pies de la iglesia. El cuerpo de campanas es de ladrillo, dispone de un vano en cada uno de sus cuatro lados formados por arcos de medio punto y pilastras dóricas. En 1775 con motivo de la canonización de San Vicente Ferrer el cuerpo superior se recreció con un cupulín barroco.

 

Interior:

El actual templo tiene planta de una sola nave de seis tramos, capillas entre los contrafuertes, arcos fajones de medio punto, presbiterio poligonal, y cubierta con bóveda de crucería con plementos de ladrillo. Tiene tres capillas a sus pies, torre campanario y Capilla de la comunión adosada a su exterior en 1696.
















El actual Retablo Mayor es obra neoclásica según trazas de Manuel Blasco y ejecutado por Cristóbal Sales hacia 1800. El anterior retablo estaba formado principalmente por tablas del pintor Joan de Joanes y tuvo que ser vendido para sacar fondos con los que reparar la iglesia. El comprador fue el rey de España Carlos IV por mediación del arzobispo Juan Francisco Ximenez del Río (1796-1800), por lo que actualmente las tablas que lo componían se encuentran en el Museo del Prado. Las pinturas eran obras de Joan de Joanes y representan escenas de la vida de San Esteban. Estas son: Ordenación de San Esteban de Onofre Falcó Torrent (activo entre 1536-1560), San Esteban acusado de blasfemo, San Esteban en la sinagoga, San Esteban conducido al martirio, El entierro de San Esteban y La lapidación de San Esteban, estas cinco últimas del pintor Joan de Joanes. Completaba el retablo, tres lienzos a modo de predela, con los títulos: Oración en el Huerto de Onofre Falcó (izquierda), La Última Cena de Joan de Joanes (centro) y La Coronación de espinas de Onofre Falcó (derecha). La Última cena se encuentra en el Prado y los otros dos lienzos en la sacristía de esta parroquia. La atribución de los lienzos a Onofre Falcó es discutida ya que algunos autores atribuyen estos lienzos a Vicente Requena el Viejo.

En la tabla central y que corresponde al entierro de San Esteban, podemos ver en el ángulo inferior izquierdo el escudo de la familia Aguiló que fue quien costeó el retablo hacia 1556. En este lienzo podemos ver el autorretrato del artista que mira al frente vestido de negro al modo de su época.
Con el dinero obtenido se modificó el presbiterio dándole forma semicircular, se quitó el revoque barroco y se cubrió con una bóveda de horno realizada en ladrillo, la cual fue pintada al fresco por Vicente López en 1802 y representa la Glorificación de San Esteban.
El Retablo Mayor se compone de seis grandes columnas corintias de fuste estriado que sostienen un entablamento de corte neoclásico, mientras que el remate superior es obra de Pedro Arnal. El nicho central acoge una imagen de San Esteban atribuida a la mano de José Esteve Bonet. A los pies del santo, la figura de un ángel que sostiene un estandarte y un niño que lleva piedras en sus manos, símbolo de su martirio. En el ático dos esculturas representando a San Vicente Ferrer y San Luis Bertrán.

Actualmente en este Altar Mayor podemos encontrar cuatro grandes lienzos fechados hacia 1650 de Jerónimo Jacinto de Espinosa que llevan por titulo: Aparición en sueños de Gamaliel al sacerdote Luciano pidiéndole el traslado del cuerpo de San Esteban, Luciano relatando al obispo Juan de Jerusalén la petición de Gamaliel, Hallazgo del cuerpo de San Esteban y Traslado del cuerpo de San Esteban a Constantinopla Estas pinturas formaban parte de las puertas que cerraban el retablo mayor pintado por Joan de Joanes y que fue vendido a Carlos IV. En este último lienzo podemos ver el autorretrato del pintor situado en la parte derecha, vestido de negro, con las manos juntas y mirando al frente.
Debajo de los lienzos de Espinosa, dos pinturas realizadas en el siglo XVII por Pedro Orrente titulados: la Visión de Santa Teresa y el martirio de San Lorenzo.








Capillas:

Capilla bautismal de San Vicente Ferrer:

En 1682 la Cofradía o Hermandad de Notarios construye las tres capillas ubicadas a los pies de la iglesia, la más importante alberga la pila bautismal, y es la que se encuentra en el centro. Se cubre con cúpula y linterna y es conocida como Capilla bautismal de San Vicente Ferrer. En el testero de la capilla un retablo barroco dorado en cuyo centro encontramos un nicho con dos imágenes policromadas, una de San Vicente Ferrer y la otra de San Luis Bertrán ambas obra de Carmelo Vicent. En lo alto del retablo un lienzo de la Purísima. Bajo los santos una inscripción dice: En esta pila bautismal / fueron bautizados los gloriosos / S. Vicente Ferrer y S. Luis Beltrán / hijos de notarios / el B. Nicolás Factor. / Catorce venerables, entre estos el / V. Fray Bonifacio Ferrer y / M. Juana Mª Condesa, fundadora de la congregación / R.R. Esclavas de María. Junto a esta inscripción otra que dice: En esta pila bautismal fue bautizada el día 8 de octubre de 1825 María del Remedio Palos Casanova cofundadora de las HH. Cap. de la Madre del Divino Pastor.
En los muros laterales de la capilla dos lienzos atribuidos a Francisco Ribalta (Solsona 1565 - Valencia 1628) con representaciones alusivas a hechos de la vida de los padres de ambos santos dominicos. En uno de ellos vemos representada una escena en la cual Juan Luis Bertrán, viudo de su primera esposa, quiere ingresar en la Cartuja de Portacoeli, en el camino se le aparecen San Bruno y San Vicente Ferrer y le dicen que desista de su acción, vuelva a Valencia y contraiga matrimonio nuevamente porque su hijo será santo (el futuro San Luis Bertrán). El segundo lienzo muestra el sueño que tuvo Guillem Ferrer, en el cual veía a un monje dominico que le anuncia que su hijo que aún está por nacer será santo (el futuro San Vicente Ferrer). En este lienzo podemos ver en un ovalo un relato más pormenorizado del significado de la representación pictórica. El patronazgo de esta capilla la ostenta la Cofradía de Notarías, ya que ambos santos eran hijos de notarios.
En esta pila bautismal fueron bautizados San Vicente Ferrer y San Luis Bertrán y también el autor de esta página. Según dice la tradición todos los que hayan sido bautizados en esta pila no mueren de accidente de forma violenta. San Vicente Ferrer es Patrón de los Notarios. Aquí habría que hacer hincapie, en que al decir en esta pila nos referimos a la pila bautismal de la Iglesia de San Esteban y no a la pila física que hoy vemos que es de fecha muy posterior. El destino de la pila bautismal del santo se desconoce pero es de suponer que desaparecería en algunas de las múltiples reformas que ha sufrido el templo.
La actual pila bautismal adopta forma de copa, está realizada en mármol y en ella podemos ver algunos emblemas de San Vicente Ferrer, la trompeta del Apocalipsis de cuya boca salen llamas, alusivo al don de lenguas que se le atribuye al santo, podemos ver la mitra desechada que le ofreció en Avignón el papa Benedicto XIII y una nube con las Sagradas Escrituras que el santo siempre llevaba consigo.
En lo más alto de los muros laterales de esta capilla podemos ver dos pequeños óvalos con pinturas al fresco, el óvalo de la izquierda representa a San Luis Obispo o tal vez al propio San Vicente Ferrer celebrando misa, mientras que en el óvalo de la derecha encontramos al Padre Anadón (dominico) entregando los estatutos a los doce notarios fundadores de la Cofradía.








 Capilla de San José



Capilla de San Vicente Ferrer:

bajo la hornacina del santo encontramos una pequeña imagen de San Antonio de Padua

Capilla de la Santísima Trinidad:

bajo la hornacina central apoyada en la mesa del altar un icono de la "Mare de Deu"


Puerta de entrada a la Plaza de San Esteban


Capilla del Sagrado Corazón de Jesús

El centro del retablo lo ocupa un lienzo de factura moderna de Cristo en su advocación del Corazón de Jesús. Bajo el titular de la capilla una imagen de Nuestra Señora de Sales patrona de la ciudad de Sueca donde tiene parroquia propia. La imagen es obra realizada en 1942 por el escultor Vicente Beltrán Grimal.
La Virgen de Sales (Mare de Déu de Sales) fue encontrada en 1361 mientras Andreu Sales Aranda, labrador de Sueca, araba su campo con una yunta de mulas. La imagen sería entronizada como patrona de Sueca y adquiriría el sobrenombre de Sales por el personaje que la descubrió. Todo ello según nos apunta Xavier Campillo Marqués, quien además nos manifiesta que fue el sacerdote de la parroquia de San Esteban, Joaquín Alfonso Bosch, oriundo de Sueca quien inició el culto a la Virgen de Sales para que pudiera recibir veneración por parte de los suecanos residentes en Valencia. La fiesta principal de Nuestra Señora de Sales es conocida como Santa Troballa de la Verge de Sales.


Capilla del Cristo del Rescate

Es la última capilla lateral de la nave del evangelio situada a los pies de la iglesia, en ella encontramos el conocido como Cristo del Rescate, cuya historia va ligado al desaparecido Convento de San José y Santa Tecla. En la bóveda de esta capilla se han encontrado pinturas al fresco anteriores a la renovación barroca de Pérez Castiel. Están fechadas en 1677 ya que en las mismas figura una cartela con la siguiente inscripción: PHILI PUS MEF 1677 (Felipe me hizo en 1677, donde MEF debe leerse como me fecit). Las pinturas representan símbolos eucarísticos (un pelicano alimentando con su sangre a sus crías, un águila sobre llamas y ángeles músicos). Se considera que esta capilla pudo albergar el culto a la Sagrada Eucaristía antes de la construcción de la Capilla de la Comunión, que como hemos comentado se hizo en 1696.



Historia del Cristo del rescate

El 12 de octubre de 1529 unos piratas berberiscos atacan la costa alicantina adentrándose por el interior hasta llegar a la baronía de Parcent secuestrando a varios miembros de la familia valenciana de los Medina, a la que pertenecían destacados mercaderes y notarios y llevados a Argel. En 1539 los hermanos Andrés y Pedro en su tercer a Argel para intentar liberar a sobrina Úrsula, la única que aún quedaba prisionera, tuvieron conocimiento de un hecho milagroso relacionado con la imagen de un Cristo crucificado que había sido robado por piratas en el asalto a un barco que navegaba por el Mediterráneo rumbo a Barcelona y que llevaba entre sus mercancías una talla de Cristo en la cruz. Los marineros que no murieron en el asalto fueron vendidos en el mercado de esclavos de Argel, y el Cristo quedó en poder del jefe pirata con el objetivo de hacer escarnio con él hacia los cristianos de Argel. Una vez en tierra firme el pirata arrojó al fuego al Cristo, pero la madera no se consumía por lo que lo que no hubo manera de quemar al Cristo, para mas inri se desató repentinamente una gran tormenta de agua que apagó la hoguera. Los hermanos Medina tuvieron conocimiento de este milagro y decidieron comprar el Cristo y pagar un rescate por Él. Acordaron que pagarían el peso del Cristo en monedas de plata, a lo que el pirata dio su conformidad. Una vez puesto en la balanza el Cristo, y puestas las monedas en el platillo solo igualaba el peso con treinta monedas de plata, el mismo número de monedas que Judas Iscariote había cobrado por Jesús. El jefe pirata considerando que había engaño de por medio no quiso entregar el Cristo a los Medina, pero estos recurrieron al cadí de Argel y este se pronunció a favor de los Medina, obligando al jefe pirata a entregar el Cristo por las treinta monedas de plata. Se producía por tanto un segundo milagro en el rescate del Cristo, pero aún tuvo lugar un tercer milagro y es que el barco donde debían regresar los Medina a Valencia y a pesar del viento favorable no lograba salir del puerto, percatado uno de los Medina que al Cristo le faltaba un dedo, acudió en su búsqueda a la casa del pirata y una vez localizado y repuesto en el Cristo, el barco pudo iniciar el viaje de regreso con viento favorable llegando al puerto de Valencia el 31 de mayo de 1539.

Desde entonces ha sido venerado en diferentes iglesias y conventos, y desde 1970 se encuentra en esta parroquia de san Esteban.

Así mismo también es venerado un cuadro de Jerónimo Jacinto de Espinosa, pintado en 1623, que representa representa es el instante mismo en que los dos platillos de la balanza se equilibran. Espinosa coloca la imagen de Cristo en escorzo, bien resuelta su anatomía e intensamente iluminada por el foco de luz procedente de la izquierda, con la que se subraya su carácter escultórico. En composición apiñada, llevando las figuras al primer plano con cierto horror al vacío, los protagonistas de la historia rodean la imagen de Cristo con rostros expresivos: los mercaderes valencianos, uno de ellos arrodillado a la derecha, con las manos llenas con las monedas que estaba dispuesto a seguir colocando en el platillo, miran al Cristo con respeto y fervor. Entre ellos, el pirata mira al fiel de la balanza con desconfianza y trata de desequilibrarla con las manos, en tanto el cadí gesticula mostrando asombro. Sin apenas espacio asoman las cabezas de algunos curiosos comentando el prodigio y un niño se encarama a una escalera para observarlo mejor. En las lejanías, en escena nocturna iluminada con luces plateadas, el mismo crucifijo es rescatado del mar, con un salto notable en las escalas

Capilla de Santa Teresa de Jesús:

En el muro de la derecha encontramos un lienzo de autor anónimo representando el traslado del Cristo del Rescate a su llegada a Valencia. Destaca entre otros muchos motivos por que al fondo podemos ver una imagen del desaparecido palacio del Real de Valencia. La figura de la santa, imagen de San Joaquín, está realizada en madera policromada por Ignacio Vergara en el siglo XVIII.



Capilla de San Luis Bertrán:

lleva en sus manos el crucifijo que lo simboliza y una copa de la que sale una serpiente, alusión tal vez a uno de los intentos de asesinato que tuvo cuando se encontraba en Nueva Granada.





Capilla de la Virgen de los Desamparados:

 A destacar en esta capilla los zócalos de azulejos que decoran sus paredes laterales.


Puerta de entrada a la Capilla de la Comunión

desde el interior de la iglesia. Destaca porque en el paso de acceso podemos encontrar una talla de Cristo en la Cruz.


Capilla de la comunión:

De estilo barroco fue terminada en 1696, está declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional. Se trata de una capilla de nave única de tres tramos, el central cubierto con cúpula y linterna sobre pechinas y profusamente decorada en estilo barroco de una manera inimaginable. El retablo mayor barroco y dorado se compone de dos cuerpos superpuestos, aloja en la hornacina central una talla de la Virgen María, mientras que en el segundo cuerpo de menor tamaño, encontramos un lienzo de la Virgen.
En esta misma capilla de la Comunión encontramos en el muro de nuestra izquierda un retablo o altar dedicado a Santa Bárbara. Acompaña a la santa una escultura del Arca de la Alianza. Recordar que durante algún tiempo la Iglesia de San Esteban albergó las reliquias de Santa Bárbara mártir que se encuentran en la actual Iglesia de San Juan del Hospital y que fueron depositadas aquí con carácter provisional.


• Puerta de entrada desde la plaza de la Comunión de San Esteban. Sobre ella encontramos el órgano de la iglesia.






• Capilla de San Francisco de Paula 

fundador de la Orden de los monjes mínimos.



Bultos de San Esteban 

Existe una tradición ligada a la Iglesia de San Esteban, hoy un tanto perdida, son los conocidos como Bultos de San Esteban (Bults de Sant Esteve). Básicamente la tradición consiste en situar en el interior del templo todos los 23 de enero, una serie de figuras de madera y cartón piedra que representan a los distintos personajes que estuvieron presentes en el momento del bautizo de San Vicente Ferrer, hecho que tuvo lugar un 23 de enero de 1350. Esta tradición nació en 1597 a iniciativa del notario valenciano José Benito de Medina y refrendada por el Colegio de Notarios; con ello se pretendía acercar al pueblo en general, el feliz acontecimiento del bautismo de un niño que estaba predestinado a ser santo. La tradición en origen consistía en situar los bultos durante nueve días en el interior del templo y el último día que se hacía coincidir con el 23 de enero se bautizaba a un niño en recuerdo del bautizo de San Vicente Ferrer. La tradición con mayor o menor fortuna ha llegado hasta nuestros días pero sin la presencia de los bultos en la iglesia.
El número de figuras ha variado a lo largo del tiempo, en la actualidad son diecinueve y entre los más conocidos están representados: Guillem Ferrer (padre de San Vicente), Na Ramoneta d'en Carroç i Vilaragut (madrina), Perot de Pertusa (retor que bautizó al niño), Guillem d'Espigol (jurat de la ciutat), Ramón d'Oblites (jurat en cap de la ciutat), Doménec Aragonés (jurat), Germana de Foix y Fernando de Aragón (virreyes del Reino), además de otros personajes secundarios. Se da la circunstancia por ejemplo que los virreyes de Valencia, Germana de Foix y su esposo el duque de Calabria no pudieron estar presentes en el bautizo al no ser contemporáneos del santo, pero con su presencia en forma de bultos se quiere dar grandeza e importancia al bautizo del santo valenciano.
Las figuras están realizadas en madera y solo están talladas en cartón piedra la cabeza y las manos, el cuerpo esta vestido con trajes de época, no necesariamente contemporáneas del momento del bautizo. La palabra bulto por las que son conocidas proviene del vocablo latino "vultus" que significa "rostro o imagen" ya que prácticamente es la única parte del cuerpo que queda al descubierto junto con las manos. Las figuras realizadas en distintas épocas y con múltiples restauraciones, se atribuyen al imaginero valenciano José Esteve Bonet quien en el siglo XVIII realizó algunos nuevos bultos y restauró prácticamente en su totalidad el resto de ellos.
Las actuales figuras se custodian en el Colegio de Notarios de Valencia, ya que desde el principio ha sido esta organización la impulsora de la idea y quien ha corrido con los gastos de esta antigua tradición. Recordar nuevamente que San Vicente Ferrer es patrón de los notarios y que el padre del santo, fue notario de la ciudad. La última restauración efectuada no hace mucho tiempo, fue realizada por los artistas Pedro Arrúe de Mora y Abelardo Sastre.

Los ángeles músicos:

Con motivo de los trabajos de restauración de la iglesia por la exposición de la luz de las imágenes de 2009, se han encontrado en una de las capillas unas pinturas góticas debido al desprendimiento de una clave en la bóveda, lo que originó un pequeño orificio se vieron unas policromías. Se ha podido saber que son obra de Philipo en 1677, representan cuatro ángeles tocando un laud, una guitarra, una trompeta y una flauta.

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